¿Cómo se hace un puro?
Según la tradición artesanal cubana, lo primero es seleccionar las hojas del interior o tripa. Se eligen de diferentes zonas de la planta: de la parte alta se coge el ligero, que aporta sabor; del centro el seco, que da aroma; y de la parte inferior el volado, que favorece la combustión. Esta mezcla o ligada se envuelve en el capote -hojas procedentes de la parte media de la planta- para obtener el puro en bruto, el tirulo. Este se coloca en filas de 10 unidades sobre unos moldes de madera del tamaño del cigarro que se quiere obtener, para llevar a cabo el prensado mecánico.
La hoja que formará la capa exterior es cuidadosamente escogida porque es la responsable, después de un corte preciso efectuado con la chaveta -una cuchilla curva-, del aspecto del puro. La punta de la hoja debe quedar en el pie y la base en la cabeza, para que las primeras caladas sean más suaves. Los extremos se fijan con una cola vegetal llamada tragacanto. Atados en mazos de 50 se dejan madurar durante tres semanas.