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Detección y selección de talentos deportivos (conferencia)

En primer lugar deseo agradecer al Director General del Comité Organizador, Víctor Arufe, la invitación que me ha hecho para tomar parte en este IX Congreso Nacional de Ciencias del Deporte y la Educación Física que se celebra durante estos días en Pontevedra (2013).

Este proceso de detección y selección de talentos deportivos, debe ser una constante en cualquier sistema deportivo serio. Hay que considerar que este procedimiento es utilizado en otros ámbitos sociales como, por ejemplo, la música, las matemáticas, el cine o la literatura. Por ello el talento se asocia a individuos muy diversos, no solamente dentro del ámbito deportivo: talento matemático; alumno superdotado; talento musical; talento interpretativo… Es decir que en cada uno de esos escenarios sociales, se mediatizará el concepto de talento, dando lugar a acepciones propias.  Pérez  (1993,  en  Ruiz  y  Sánchez,  1997, 235) indican que  los  sujetos  superdotados  o talentosos  son  aquellos  que,  por  sus  habilidades  extraordinarias,  son  capaces  de  altas realizaciones en áreas tales como la competencia intelectual general, aptitud académica, creatividad, liderazgo, competencia artística y competencia motriz. En el ámbito deportivo sucede lo mismo y por ello creo conveniente clarificar los conceptos: talentodetección y selección.

En relación al concepto de talento

Desde una perspectiva genérica, el diccionario de la Real Academia Española (1984) define al talento como “conjunto de dones naturales o sobrenaturales con que Dios enriquece a los hombres. Dotes intelectuales, como ingenio, capacidad, prudencia, etc que resplandecen en una persona”. Más recientemente, la propia Real Academia Española (2013) se refiere a una “persona inteligente o apta para determinada ocupación” Asocia, por lo tanto, su  inteligencia o capacidad de entender,  a la  aptitud o capacidad para el desempeño o ejercicio de una ocupación.  

Por su parte,  Zatsiorski (1989, 283), enriquece el concepto al expresar que “el talento deportivo se caracteriza por determinada combinación de las capacidades motoras y psicológicas, así como de las aptitudes anatomofisiológicas que crean, en conjunto, la posibilidad potencial para el logro de altos resultados deportivos en un deporte concreto”. El autor Hahn (1988, 98), refiriéndose también al talento deportivo, indica que  “es una aptitud acentuada en una dirección, superando la medida normal, que aún no está del todo desarrollada”. Asimismo matiza que  “es la disposición por encima de lo normal, de poder y querer realizar unos rendimientos elevados en el campo del deporte”.  Con esta definición se pone de manifiesto la  necesidad de añadir valores como la capacidad de esfuerzo o espíritu de superación. Porque, al margen del talento, estas actitudes pueden ser las que marquen la diferencia entre el rendimiento de diferentes sujetos.

Otros autores como Gabler y Ruoff (1979) citados en Baur, 1993, 6) refuerzan las anteriores definiciones indicando que, “un talento deportivo es aquél que, en un determinado estado de la evolución, se caracteriza por determinadas condiciones y presupuestos físicos y psíquicos, los cuales, con mucha probabilidad, le llevarán, en un momento sucesivo, a alcanzar prestaciones de alto nivel en un determinado tipo de deporte”.  Según Nadori  (1993), el talento es una facultad o un grupo de facultades con una cierta especificidad notablemente superior a la media, pero que todavía tiene que manifestarse. Mediante la experiencia práctica se observa en los talentos rasgos diferenciadores:

  1. Presentan reacciones más eficaces a los estímulos.
  2. Tienen una reacción más favorable a estímulos de elevada intensidad.
  3. Realizan una aplicación más correcta y creativa de las técnicas.
  4. Optan por soluciones individuales de los problemas.
  5. Destacan por su capacidad de aprendizaje y creatividad.

Pero para darle mayor grado de complejidad al concepto de talento dentro del ámbito deportivo, reflejamos la clasificación efectuada por Hahn (1988, 99), al referirse a:

1.      Talento motriz general, que permite al niño disponer de una gran capacidad de aprendizaje de las habilidades y destrezas básicas así como de los modelos técnicos, expresando su dominio de forma más fácil, segura y rápida. Suelen ser practicantes que destacan fácilmente en varios deportes.

2.      Talento deportivo, referido al niño que posea una disposición por encima del promedio para someterse a un programa de entrenamiento deportivo y poder cosechar resultados en ese campo.  En este sentido García, Navarro y Ruiz (1996) apuntan que el “talento” indica una aptitud acentuada hacia una faceta de la vida, superior a la media normal, que aún no está del todo desarrollada”.

3.      Talento específico para una determinada disciplina deportiva, lo que conlleva los requisitos físicos y psíquicos para poder  expresar rendimientos extraordinarios en una especialidad muy precisa (Hahn, 1988, 99). López Bedoya (1995) afirma que, personas con talento son aquellas que, por su capacidad de asimilación y rendimiento, destacan en una especialidad deportiva determinada”.

Pero el talento, por sí sólo, no es suficiente. Todos sabemos  que para llegar al alto rendimiento deportivo se exige, al margen de un proceso riguroso de trabajo perfectamente planificado, de un talento natural que debe ser enriquecido con grandes dosis de trabajo y esfuerzo. Así lo reafirma Platonov (1988) al afirmar que “el talento no puede él solo, incluso si es muy grande, bastar para obtener resultados de alto nivel. Éstos sólo pueden ser el fruto del desarrollo de estos talentos por medio de un trabajo duro y juiciosos del atleta, en un contexto social favorable”.  En esta línea se expresa (Zatsiorski, 1989, 283) al indicar que “del talento depende no el propio éxito en el deporte, sino solamente  la posibilidad de su logro”.

Algún autor, como Salmela (1997), considera que en la actualidad el concepto de talento debe ser sustituido por el de experto. Lo justifica en el hecho de que antiguamente, el término de talento se asociaba a un conjunto de aptitudes inherentes al sujeto que determinaban el  rendimiento  del  deportista pero plantea el cambio al de experto y lo define como  “cualquiera con experiencia, instruido por la práctica, hábil, ágil, que tenga facilidad para operar o rendir. Una persona hábil o práctica. Para mí, la piedra  angular  del  desarrollo  de  la  experiencia  es  la  práctica  sostenida  y  altamente estructurada con el principio de mejorar el rendimiento deportivo”.

En esta línea de actualización de términos, Abernethy (1993), citado por Lorenzo Calvo (2000), en su tesis doctoral, indica que los deportistas expertos:

1.    Lo son  en  un  deporte  concreto,  ya  que  es  muy  difícil  alcanzar  niveles  de experto en diferentes disciplinas.

2.    No  muestran  su  pericia  en  las  medidas  o  tests  generales.  Son  necesarios instrumentos  específicos,  ya  que  en  situaciones  inespecíficas  no  hay  diferencias entre los sujetos expertos y novatos. A tal efecto debemos recordar el experimento realizado por Chase y Simon, en 1973, comparando grandes maestros de ajedrez y jugadores principiantes.

3.    Son  más  sensibles  a  los  contextos  deportivos  y  conocen  más  y  mejor  sobre  su deporte,  utilizando  menos  tiempo  para  resolver  los  problemas  deportivos específicos.

4.    Detectan y localizan mejor la información relevante y, como consecuencia de ello, son capaces de emplearla con más rapidez y eficacia.

5.    Anticipan  mejor  las  acciones  de  su  oponente  o  de  los  objetos  y  situaciones (Abernethy, 1991).

6.    Poseen mejores habilidades de autocontrol, realizan una gestión más económica del esfuerzo y captan e interpretan mejor sus errores.

7.    Encuentran dificultad para informar de su pericia.

En cualquier caso se debe diferenciar el proceso  de  identificación  de talentos, que  se sitúa en etapas muy diferentes de la formación del deportista. El concepto  talento,  reconocido  con  las  características  innatas,  sitúa  el  proceso  de detección en la etapa inicial del deportista, tratando de prever su rendimiento mediante la aplicación de diferentes baterías. Sin embargo,  el concepto de deportista o jugador experto, sitúa el proceso de detección en la etapa de formación y tiene como objetivo el estudio del camino seguido por el deportista hasta llegar a alcanzar el grado de experto, así como las diferencias existentes entre jugadores expertos y no expertos. Por ello, consideramos que el término experto, no sustituye al talento, sino que lo complementa.

En relación al concepto de detección

La detección de talentos representa un proceso sistemático planificado a medio y largo plazo, que debe formar parte de  organización deportiva. Según Cazorla (1984) citado por Campos, 1996, debería cubrir los siguientes objetivos:

1.      Analizar las exigencias materiales, psicológicas, sociológicas y biológicas inherentes a un deporte concreto y para un alto nivel de rendimiento.

2.      Planear un programa racional de detección elaborado por fases de desarrollo.

3.      Sistematizar programas de entrenamiento y formación para desarrollar el talento identificado.

4.      Realizar un seguimiento médico, científico y pedagógico sobre los deportistas.

5.      Seleccionar los mejores deportistas para determinadas competiciones o juegos importantes.

Pero este proceso de detección o identificación de talentos debe ser realizado por personal especializado y, según Hebbelinck (1990), en unas determinadas edades. Por ello afirma, refiriéndose a los talentos deportivos, que “son niños que identificados por especialistas calificados son capaces de una performance elevada en sus capacidades excepcionales, son niños y jóvenes entre 8-18 años reconocidos en escuelas como portadores intelectuales superiores y de estabilidad elevada en niveles diferenciados de rendimiento” Lógicamente existen disciplinas en las que la iniciación deportiva es anterior a esa edad.

En relación al concepto de selección

Sobre el término de selección de los deportistas, Laszlo Nadori (1983, 17) se refiere al mismo como el "proceso a través del cual se individualizan personas dotadas de talento y de actitudes favorables para el deporte, con la ayuda de métodos y de tests científicamente válidos". No obstante, a pesar de que intentemos aplicar criterios estrictamente objetivos, existen otros elementos más difusos que pueden mediatizar la decisión. No obstante, en la medida en que los factores subjetivos tengan menor grado de influencia la selección podrá alcanzar un mayor nivel de fiabilidad. De hecho, al respecto de esta cuestión, Hahn (1988), citando a Krämer, 1978), indica que “aptitud y talento son factores independientes de influencias ambientales”.

El proceso de selección de los deportistas dotados para la excelencia deportiva ha contado, en general, con más opiniones favorables que contrarias. Han sido los antiguos países de Europa del Este los que, hasta finales del siglo XX, han perfeccionado con mayor acierto los procedimientos de predicción. Considerando la gran diversidad de especialidades deportivas, no pretendo en esta conferencia relatar los factores específicos aplicados en la detección de talentos, sino establecer criterios generales. En cualquier caso,  la búsqueda de talentos siempre va dirigida hacia cada disciplina, para lo cual, se considera como válidos las exigencias específicas del deporte en cuestión.

En este sentido, López Bedoya (1995), justifica que el proceso de selección se basa en aquellas capacidades que debe poseer el deportista para ser considerado  como talento y que se adaptan al trabajo, tarea o a las dimensiones de realización de un deporte concreto.

Como síntesis de esta primera parte reproducimos las definiciones que realizó la doctora la Deborah  Hoare  (1999),  en  el  seminario  Internacional  de  detección  de talentos  deportivos  celebrado  en  Murcia y citada por Lorenzo Calvo (2000):

  1. Identificación  de  talentos:  Consiste  en  la  selección  de  niños  y  adolescentes, utilizando  una  serie  de  pruebas  relativas  a  cualidades  físicas,  fisiológicas  y  de habilidad, para poder identificar a aquellos que gocen del potencial necesario para triunfar en un deporte determinado. La práctica previa del deporte en cuestión no es prerrequisito para la identificación.
  2.  Selección  de  talentos:  consiste  en  la  búsqueda  de  jóvenes  atletas,  que  en  la actualidad  practican  un  deporte,  utilizando  entrenadores  de  gran  experiencia  y/o pruebas  físicas,  fisiológicas  y  de  habilidad,  para  identificar  a  aquellos  que  tienen más posibilidades de triunfar en ese deporte.
  3. Desarrollo de talentos: tras los procesos de identificación y selección de talentos, se debe  poner  a  disposición  del  atleta  la  infraestructura  adecuada  para  darle  la posibilidad de desarrollar todo su potencial al máximo. Esto incluye la preparación adecuada,  programas  de  entrenamiento  y  competición,  acceso  a  instalaciones, equipo necesario y asistencia médica, entre otras cosas.

Modelos de selección de los talentos deportivos

Desde la perspectiva de gestionar los recursos económicos y humanos de la manera más eficaz, con respecto a las formas en que un deportista puede llegar a su máximo nivel, existen dos interpretaciones extremas. Por un lado, un planteamiento tradicional que defiende lo que se conoce como "Sistema Piramidal Generalizado" (Bañuelos, 1.993, 40), cuyas principales características se basaban en:

·         Disponer de una gran masa de participantes.

·         Distribución de medios de financiación con la orientación de incluir gran cantidad de deportistas

·         Selección por eliminación natural. Al final, como resultado de estos procesos, surge la élite deportiva.

El otro planteamiento más moderno, rompiendo concepciones históricas,  se fundamenta en que el desarrollo de la élite deportiva debe de responder a un proceso perfectamente planificado y controlado desde el momento de la iniciación deportiva hasta el máximo rendimiento. Una detección temprana supone la posibilidad de disponer de un mayor tiempo para la construcción del deportista. El principio de selección prematura propugna una orientación según la cual ésta no debe primar la precocidad, sino los factores que a largo plazo van a proporcionar una mayor progresión.

Esta concepción actual se basa en la selección relativamente temprana de talentos deportivos, aspecto que no debe confundirse en modo alguno con a especialización temprana o prematura. Esto permite que el sistema mejore en eficiencia  ya que los medios se dirigen hacia un colectivo mucho más pequeño y mejor dotado. Es decir la concentración de recursos es más eficaz: se distribuye entre menos.

La optimización del rendimiento máximo del deportista está condicionada por diversidad de factores. Es indudable que el trabajo con niños con talento es vital para destinar mejor los medios humanos y económicos en los mismos y, por lo tanto, rentabilizar mejor nuestro tiempo. Por ello, adquiere una gran importancia la detección y selección de los atletas en su iniciación a este deporte. A partir de ahí, un correcto diseño de la planificación, conducirá a estos jóvenes hacia cotas de rendimiento más o menos elevadas. Por consiguiente es fundamental seguir este proceso para:

1. Detectar al atleta con posibilidades.

2. Motivarle hacia la práctica atlética.

3. Iniciar el proceso de entrenamiento a largo plazo más adecuado.

Desde otra perspectiva menos vinculada a la economía, la selección de los deportistas ha sido objeto de diversos enfoques a través de la historia. Desde un modelo tradicional, basados en la libre y voluntaria adscripción por parte del sujeto a una especialidad deportiva, pasando por las selecciones realizadas al azar, hasta llegar al uso de criterios y procesos científicos sofisticados que van excluyendo a los menos cualificados. En este largo recorrido pueden ubicarse también criterios mixtos que conjuguen la rigurosidad científica con una menor frialdad a la hora de dejar fuera del proceso a una parte muy importante de la población deportiva.

Por su parte Battle, E. (1980), citado por Torres Sosa (2010), defiende tres modelos diferenciados:

1.    La selección natural. Se basa en el azar y está considerada como la aproximación normal o natural para el desarrollo del deportista. Partiendo de la base de que los jóvenes que se inscriban en un determinado deporte, bien por la influencia familiar, por tradición escolar o por la dinámica de los amigos, puedan llegar a alcanzar cotas altas de rendimiento, dependiendo de sus propias potencialidades y de las exigencias de la disciplina deportiva elegida (Bompa, 1987).

A)    Tradición y selección. La influencia de la tradición afecta más a los jugadores que a los entrenadores. El hecho de que los jóvenes se inscriban en una determinada modalidad deportiva dependerá de la tradición existente en esa zona geográfica o lugar. Entre otros factores, influyen: los deportes habituales ´practicados en el Centro Escolar; la tradición deportiva familiar; los deportes autóctonos; la influencia de las Escuelas Deportivas Municipales o de los Clubs periféricos; la oferta existente de instalaciones.

B)    Pirámide participativa y selección. Está basado en el principio de que la calidad surge de la calidad. Es decir, si el número de participantes es muy amplio las posibilidades estadísticas de que surjan talentos aumentan Battle, E. (1980). Este principio es rechazado por otros autores, como Hahn, E. (1988) que consideran más eficaces las selecciones basadas en criterios de calidad de los deportistas porque se consiguen mejores resultados. En cualquier caso, si el número de participantes aumenta, las prospecciones pueden realizarse sobre una mayor población deportiva y, desde una perspectiva estadística,  aparecer mayor cantidad de talentos.

2.    La selección técnica. Este modelo de selección se basa en estudiar las cualidades físicas del deportista, nivel de entrenamiento y el rendimiento óptimo en el momento de la selección.

A)      Competición y selección. Representa el modelo de los “ojeadores” o técnicos, en especial de fútbol y baloncesto, que analizan las actuaciones de las competiciones en las categorías inferiores, con el objeto de identificar a un posible talento. En estos casos lo ideal es realizar un seguimiento al deportista para no basar la opinión en una sola actuación.  (Hahn, E. 1988), cifra entre un 10-20% las probabilidades de encontrar deportistas talento con este sistema. El problema de esta detección es que muchos niños destacan sobre los demás porque tienen un bagaje motriz más amplio o están más entrenados pero, siendo los mejores ahora, no se asegura que lo sean en un futuro. Es frecuente detectar a niños considerados como futuros campeones, meramente porque destacan sobre los demás como consecuencia de que tienen más talla y fortaleza. A veces es fruto de un adelanto en su maduración biológica. Sin embargo muchos de ellos desaparecen de la práctica deportiva.

B)       Competición y selección de la progresión. Está basada la selección en el seguimiento a los deportistas durante el transcurso de las competiciones regulares. Suelen ser técnicos especializados para desarrollar esta función.

C)       Selección por traslado de talentos y entrenamiento. Este modelo, implantado fundamentalmente en Brasil y Argentina, consiste en seleccionar a deportistas que han finalizado su ciclo de crecimiento (17-18 años) y que destacan en las capacidades más relevantes de una determinada especialidad. (Hinault, R. 1988), citado por Torres Sosa (2010). Tras haber sido detectado y seleccionado se inicia un entrenamiento intensivo.

3.      La selección científica. Se aplican tests para evaluar las capacidades aptitudinales y actitudinales, utilizando para ello las diversas ramas de las Ciencias del Deporte y de la Educación Física. Entre ellas, la medicina, psicología, cineantopometría. Están considerados como el método más fiable y eficaz para lograr objetivos a medio y largo plazo. Según Bompa (1987), las ventajas de aplicar criterios científicos para la detección del talento deportivo son claras ya que reduce el tiempo necesario para alcanzar el alto rendimiento. Los entrenadores trabajan con personas capacitadas para el rendimiento por lo que su nivel de eficiencia aumenta notablemente. A través de la selección científica se procura obtener datos generales y específicos. Entre los generales, se estudia:

-          La constitución biotipológica.

-          Las condiciones físico-motoras.

-          El estado de salud general del individuo.

-          El rendimiento al esfuerzo.

-          Buenas performances

-          Equilibrio psíquico.

Respecto al estudio de los factores específicos, se incluye un análisis de los siguientes parámetros:

-          Biotipología especifica.

-          Disposición natural para ese deporte.

-          Fisiología especial.

-          Habilidades y destrezas específicas.

 

A)    Modelos basados en la Performance. Es un modelo basado en la criba sistemática, ya que se van eliminando a aquellos deportistas que no alcanzan el nivel mínimo en cada uno de los tests establecidos. Por ello, tiene bastantes críticas por desechar a jóvenes que en un futuro pueden ser mejores de los que han superado los niveles. Se realizan diversas pruebas, como:

1. Pruebas biométricas.

2. Pruebas físicas generales.

3. Pruebas específicas.

4. Prueba psicológica.

 

  B) Modelos Procesuales. Se establece una detección científica a través de un proceso de varias etapas, evitando los riesgos de las detecciones puntuales. Según Torres, J. (1998) de esta manera se evitan los "falsos positivos" o deportistas que fueron catalogados como dotados, como consecuencia de que:

1.      Los test utilizados no tenían fiabilidad ni validez, lo que conlleva errores de interpretación en las mediciones.

2.      Se aplican a niños con diferencias biológicas importantes.

3.      La aportación de las variables psicológicas no es tenida en cuenta en los diagnósticos.

 

C) Modelos Mixtos o de detección a través de filtros previos y seguimiento de la progresión. Es un modelo que se basa, por un lado en la detección por filtros selectivos y en el seguimiento de los deportistas durante un período. Se eligen de forma directa a los deportistas que superan todos los tests pero se hace un seguimiento de aquellos que obtuvieron buenos registros en las pruebas más importantes para controlar su evolución y volver a estudiarlos en sucesivas convocatorias.

 

Para realizar una buena selección de talentos es preciso analizar tanto aspectos que no dependan del entrenamiento, como es el caso de la talla del niño, como otros factores que van a ser influenciados por el entrenamiento (fuerza, velocidad, resistencia, flexibilidad o pero corporal).  Moraes, A. (2003), citado por Torres (2010), diferencia entre características  compensables y no compensables. Por ejemplo, los indicadores compensables son aquellos, que reflejando un nivel inferior, pueden ser compensados con un nivel elevado de los demás. En el caso de un saltador de longitud podría compensar su falta de velocidad horizontal con un mayor ángulo de salida de su centro de gravedad hacia la fase de vuelo, tras la batida. O en el caso de un lanzador de martillo podría compensar su menor radio de giro, debido a su estatura, con un mayor grado de velocidad angular.

En cualquier caso, cada disciplina deportiva debe tener los contenidos y tests adaptados a las exigencias específicas. Por ejemplo, las conclusiones de la tesis doctoral de Lorenzo Calvo (2000) sobre la “Búsqueda de nuevas variables en la detección de talentos en los deportes individuales aplicados al baloncesto” son las siguientes:

  1. En  baloncesto,  el  talento  del  jugador  se  entiende  como  la  capacidad  de  éste  para percibir, comprender correctamente las situaciones y tomar decisiones
  2. La detección de talentos es entendida como un proceso de formación constante, en el  que  el  entrenador  asume  un  papel  central,  tanto  en  su  vertiente  activa  como profesor, como en su vertiente de observador. Observación que se realiza tanto en los entrenamientos como en los partidos y a través de situaciones específicas, y que es considerada como el instrumento clave para la detección de jugadores.
  3. Los entrenadores valoran fundamentalmente el deseo de excelencia del jugador y su capacidad de aprendizaje o de evolución. En tercer lugar, sitúan la eficacia, no tanto de las acciones, sino de las decisiones.
  4. El concepto de talento expresado por los entrenadores se identifica con el concepto de experto.
  5. Hemos observado que se establecen diferencias estadísticamente significativas entre los jugadores talento y los no talento, y que estas diferencias se establecen siempre a favor de los jugadores talento.
  6. Estas  diferencias  no  son  iguales  cuando  comparamos  entre  las  categorías, estableciéndose en la categoría cadete las diferencias a nivel de la eficacia en el tiro; mientras que en la categoría junior se establecen las diferencias en las asistencias y en las acciones realizadas.
  7. A  medida  que  las  condiciones  del  marcador  se  vuelven  más  difíciles  (marcador ajustado y poco tiempo) los talento realizan más acciones (toman más decisiones) y participan más en el juego.

Por su parte, Nadori, (1993) defiende dos métodos para la selección de talentos deportivos:

a) Métodos Directos, basado en  el rendimiento conseguido directamente en las pruebas aplicadas.

b) Métodos Indirectos, que suponen una fase posterior y suplementaria, basada en la valoración de los aspectos psicológicos, carácter, personalidad, inteligencia, predisposición al rendimiento, etc. En este sentido, Vanek (1979), citado por Nadori (1993) defiende que, "el deportista debe tener además una disposición para el esfuerzo y una gran personalidad, porque para destacar en el mundo del deporte de elite se precisa una alta capacidad intelectual"

El sistema educativo escenario natural para la detección y selección de talentos

Considerando perfectamente justificado la detección temprana de talentos deportivos cabe preguntarnos cuál es el escenario más idóneo para desarrollar ese proceso?. El sistema educativo, a través de los colegios públicos y privados en los que se concentra la población escolar es el lugar natural para la aplicación de los criterios.  Tal y como indica Alexander  (1995),  el ámbito académico,  a  pesar  de  sus limitaciones humanas para desarrollar con éxito el proceso de desarrollo de los talentos deportivos,  ofrece diversas  ventajas:

  1. Concentra  la  mayor  proporción  de  rangos  de  edad  propuestos  en  cualquier programa para la detección de talentos.
  2. Facilita los procedimientos de selección, clasificación y control de individuos que se  han  de  evaluar.
  3. Dispone del recurso humano de base, el cual una vez formado puede iniciar con éxito el proceso de a detección de los talentos deportivos.
  4. Finalmente será el ámbito deportivo el beneficiado de este proceso, no sólo para detectar los posibles talentos sino para implantar programas de actividad física y salud para los no talentos.

Pero también, la detección inicial puede extenderse a otros ámbitos como puedan ser:

  1. Las Escuelas Deportivas Municipales o de Clubs
  2. Las Agrupaciones Deportivas
  3. Las competiciones escolares de cada Comunidad
  4. Los rankings federativos, en especial en deportes individuales.     

Para finalizar, y antes del turno de preguntas y debate, indico el modelo de tests físicos utilizados por parte de la Federación Gallega de Atletismo en la prospección de talentos realizada en la Comunidad de Galica (N=7000) en el año 1995 y que tuve oportunidad de dirigir. Se trataba de una primera aproximación al diagnóstico de cada niño, posteriormente enriquecida con otras informaciones.

 

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