José A. Rodríguez Barcelona | viernes, 12 de junio de 2015 h |

La queratosis actínica afecta aproximadamente al 25-30 por ciento de las personas mayores de 45 años. Una patología quizás menos conocida que el melanoma o el cáncer cutáneo no melanoma, pero que, si no se detecta y se trata a tiempo, puede evolucionar y convertirse en un tumor.

Pregunta. ¿Qué es exactamente la queratosis actínica?

Respuesta. Es una lesión proliferativa, degenerativa, de los queratinocitos, las células de la epidermis. Es un precáncer de piel. Las lesiones, con los años, se pueden transformar en células cancerosas. Quizás tardan 10, 15 o 20 años, pero poden convertirse en una patología tan grave como el cáncer.

P. ¿Cómo son las lesiones?

R. Son lesiones que llamamos hiperqueratósicas, de color marrón amarillento, rasposas al tacto. Acostumbramos a decir que son más palpables que visibles. A pesar de que no se puedan ver fácilmente, ya son lesiones incipientes. Son de evolución lenta, pero ya han iniciado el camino para convertirse en un cáncer.

P. ¿En qué partes del cuerpo es más frecuente que aparezcan?

R. Sobre todo en la cara y el cuero cabelludo, que son las zonas más expuestas al sol. Son muy frecuentes en el cuero cabelludo de las personas que presentan calvicie. Hay que recordar que hay lesiones clínicas y subclínicas que también se tienen que tratar.

P. ¿Cuáles son las causas?

R. Una causa es la inmunidad. Sabemos, por ejemplo, que los personas que tienen las defensas bajas, como los pacientes trasplantados, tienen más riesgo. Y un factor muy importante es la acumulación de sol. Hay que tener en cuenta que cada lesión se considera una queratosis actínica; estas lesiones a veces están mal delimitadas. Y hay que entenderlas como un signo de alerta del hecho que ha habido una acumulación de sol excesiva en aquella zona en concreto. La presencia de dos, tres o cuatro lesiones, por ejemplo, indica que aquella zona de la piel ya ha sido sometida a una excesiva radiación ultravioleta. Por tanto, son lesiones que se pueden entender como un marcador de sol acumulado y, además, señalan que probablemente saldrán más lesiones.

P. ¿Se conoce la prevalencia de la queratosis actínica?

R. Hay diferentes estudios en este sentido y se puede decir que la prevalencia de la queratosis actínica es de entre el 25 y el 30 por ciento en las personas que tienen más de 45 años. Además, es importante destacar que la prevalencia aumenta claramente con la edad, puesto que un factor fundamental para que aparezca es la acumulación de sol en la piel. De esta forma, los estudios también indican que a partir de los 60 años la prevalencia es de un 40 por ciento. Es el precáncer de piel más frecuente.

P. ¿Hay diferencias significativas entre los hombres y las mujeres en cuanto a la prevalencia o las zonas donde aparecen las lesiones?

R. Sí. Por ejemplo, sabemos que se trata de una patología que afecta más a los hombres que a las mujeres. Como ya he señalado, la queratosis actínica tiene una prevalencia del 25-30 por ciento en las personas que tienen más de 45 años. Cabe destacar que la prevalencia en las mujeres mayores de 45 años sería del 20 por ciento aproximadamente, mientras que en los hombres que superen esta edad sería más o menos del 40 por ciento. Se trata de una diferencia bastante relevante. Por otro lado, también es importante saber que las lesiones suelen aparecer en diferentes zonas en hombres y mujeres. Por ejemplo, en las mujeres las lesiones acostumbran a producirse en la zona del escote y también en las manos. En cambio, en los hombres las lesiones son más frecuentes en la cara y en el cuero cabelludo. Esto es debido al hecho que las lesiones se producen, lógicamente, en aquellas partes de la piel que están más expuestas al sol. Por eso, en los hombres con calvicie las lesiones son tan habituales en el cuero cabelludo.

P. Más allá de las diferencias en función del género, ¿qué personas que tienen más riesgo de sufrirla?

R. Por ejemplo, sabemos que las personas que tienen la piel y el cabello más claros, los que llamamos de fototipo II, tienen más riesgo. En ellos, la acumulación de radiación ultravioleta es mayor. Por eso presentan más riesgo de desarrollar estas lesiones. Y, además, tienen más riesgo de que las lesiones se conviertan en un carcinoma escamoso.

P. ¿Cuál es el riesgo de que la queratosis actínica acabe transformándose en un cáncer?

R. Primero, es interesante conocer que algunas lesiones tienen la capacidad de regenerarse. Otras, como ya he dicho, pueden convertirse en un cáncer en 10 o 20 años. Hay un modelo matemático que dice que si una persona tiene ocho lesiones presenta un riesgo del 10 por ciento de que una de ellas se transforme en un tumor. Y se considera que dos terceras partes de las personas que tienen queratosis actínica presentan entre una y diez lesiones. Además, este 10 por ciento de riesgo aumenta hasta el 25 por ciento pasados 25 años.

P. ¿Se pueden confundir estas lesiones con otras patologías?

R. Es muy poco probable que el especialista las confunda con otros problemas. Pero sí que se puede dudar con la queratosis seborreica o con los lentigos solares. En todo caso, lo que es muy importante es saber si la lesión en cuestión es trata de una queratosis actínica o de un carcinoma escamoso.

P. ¿Cómo se realiza el diagnóstico?

R. Normalmente se hace un diagnóstico clínico pero, en el caso que el especialista tenga dudas, se realiza una biopsia cutánea. De esta manera, puedes estar seguro de si es más que una queratosis actínica, de si ya es un tumor.

P. ¿El médico de atención primaria se encuentra en primera línea para la detección de la queratosis actínica?

R. Creo que la implicación del médico de atención primaria es imprescindible. Sobre todo para la prevención de la patología y para empezar el tratamiento tan pronto como sea posible.

P. ¿Está infradiagnosticada?

R. Probablemente sí. No hay muchos estudios sobre este tema, pero se considera que una tercera parte de los pacientes que tienen estas lesiones no consultan. Por eso hay que hacer una buena educación sanitaria, sin caer en alarmismos, pero concienciando la gente.

P. ¿Cuál es la mejor manera de prevenir estas lesiones?

R. Evidentemente, usando la protección solar más adecuada sobre todo en los zonas más expuestas al sol, que suelen ser la cara, las manos, el escote o el cuero cabelludo. Pero hay que utilizar también una gorra en el caso de las personas con calvicie, camisetas, gafas de sol… Todo aquello que te permita protegerte del sol, especialmente en las horas en las que el sol es más peligroso. Pero sin olvidar que el sol también nos afecta cuando hay nubes, cuando paseamos o durante el invierno.

P. ¿Cuál es el tratamiento indicado cuando la persona ya tiene las lesiones?

R. La protección solar ayuda a hacer que la progresión de las lesiones sea más lenta. Y hay sustancias que estimulan la inmunidad, como el imiquimod. También hay sustancias que tienen un efecto antiinflamatorio anticancerígeno como el diclofenaco con ácido hialurónico, o aquellas que favorecen la destrucción de los lesiones como el mebutato de ingenol o la terapia fotodinámica. Recientemente, se ha comercializado un producto que combina 5-fluorouracilo y ácido salicílico y que el paciente puede aplicarse en casa con muy buena eficacia y tolerabilidad. Son terapias que permiten tratar las lesiones, pero también la zona donde han salido para evitar que aparezcan más lesiones en un futuro. Cuando hay lesiones recomendamos visitar al dermatólogo dos o tres veces al año, ya que es una patología crónica.

Las lesiones son de evolución lenta, pero ya han iniciado
el camino para convertirse
en un cáncer

Las personas que tienen
más riesgo de sufrir esta patología son aquellas que pertenecen al fototipo II