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Apuntes: 

INTRODUCCIÓN A LA SISTÉMICA Y TERAPIA FAMILIAR.

Profesor: Luis Cibanal.

TEMA 10: LA ESTRUCTURA FAMILIAR II.

10.1 LEALTAD FAMILIAR: DELEGACIÓN.

Delegados vinculados.
Delegados expulsados

10.2 REGISTRO DE MERITOS.

10.3 PARENTALIZACIÓN.

10.4 TRIANGULACIÓN.

- Chivo expiatorio
- Triángulo perverso
- Tríada rígida.

10.1. Lealtad familiar: Delegación.

El concepto de Lealtad es un tema central en la obra de BOSZORMENY-NAGY. Este autor ha desarrollado la "Terapia contextual" esta es una modalidad no directiva que: propiciando la comprensión y confianza mutuas favorece el diálogo entre los miembros de la familia y, por consiguiente, el cambio. Su tesis central es que las perturbaciones de los individuos y las familias son la manifestación y consecuencia de un desequilibrio entre el dar y el tomar de ahí, el objetivo de equilibrar el "registro de méritos", tema que consideraremos en el apartado siguiente.

La lealtad es un sentimiento de solidaridad y, compromiso que unifica las necesidades y expectativas de una unidad social "la familia" y los pensamientos, sentimientos y motivaciones de cada miembro.

Se considera que el individuo está inserto en una red de lealtades multipersonal. Dentro del contexto de esta red estructurado, se exige que cada persona cumpla las expectativas y obligaciones del grupo.

La dinámica familiar se vuelve más transparente en cuanto se descubre quién está ligado a quién por una lealtad abierta o encubierta y lo que esto significa para las personas así vinculadas. Los síntomas de un individuo son la expresión de su lealtad hacia la familia y, por consiguiente, debe evaluarse como un aporte positivo.

Dentro del sistema familiar, la lealtad puede entenderse como la expectativa de adhesión a ciertas reglas y la amenaza de expulsión si se transgrediesen. Por tanto, la estructura psíquica de un individuo es una internalización de expectativas y percepciones lealmente aceptadas.

La lealtad es la clave para comprender la "delegación" y los consiguientes descarrilamientos.

La persona a quién se delega algo es enviada, pero a la vez está ligada a la familia por la larga cuerda de la lealtad. Las personas delegadas prueban su lealtad cumpliendo conscientemente la misión que les han encomendado, y la realización de la misión asignada origina sentimientos de autoestima.
Las "misiones encomendadas a los hijos", pueden satisfacer diversas necesidades de los padres. Puede ser que "se envíe" al hijo adolescente delegado a tener aventuras de diversa índole, generalmente para vivenciar una época de frenesí que, por diversos motivos, los padres no fueron capaces de vivir. 0, tal vez, el hijo delegado ayuda a sus padres a superar aspectos prácticos de la vida, les brinda apoyo, libra sus batallas y busca información para ellos. También es posible, que las personas delegadas sean puestas al servicio del autoideal de los padres, y así, deberán llegar a ser famosos atletas, científicos, artistas, etc. que los padres no llegaron a ser. En otros casos, el hijo delegado debe incorporar en su personalidad los aspectos negados y rechazados de la personalidad de los padres que éstos puedan tener esos aspectos rechazados a una distancia segura pero observable.

El conocimiento de los procesos de delegación permite entender por qué un delegado obediente y tratable se convierte de pronto en un sintomático obstinado y desafiante. El sintomático (por ejemplo, una niña con anorexia nerviosa) ha descubierto que el "supercumplimiento" de su tarea es un arma, un medio para castigar a los delegantes; si esa conducta no merece aprobación, por lo menos suscita una atención e interés constantes. Ahora bien, es importante comprender que los procesos de delegación no se producen en una cadena "lineal" del delegante al delegado sino que, en cambio se despliegan de manera circular. Esta característica significa que el delegado suele beneficiarse con el rol central que ocupa en la familia lo cual hace comprensible que haya resistencias para abandonar ese rol..

No obstante, la delegación en sí misma no es necesariamente patológica. La delegación se vuelve problemática cuando las exigencias no son adecuadas a la edad del niño. Además, las delegaciones causan dificultades cuando el niño queda expuesto a uno de estos tres tipos de conflicto:

a) Conflicto entre dos o más misiones incompatibles: se pide al hijo qué sea un "niño" complaciente, dependiente, etc., y al mismo tiempo, un deportista duro, de éxito.

b) Conflictos de lealtad: con frecuencia la misión de un delegante choca con la misión del otro. En los casos extremos, el niño recibe de cada progenitor misiones conflictivas que anulan o destruyen al otro.

c) Conflicto que se traduce en diferencias irreconciliables de valores entre los delegantes parentales y el medio social circundante. Un ejemplo típico es la exigencia de los padres: "No nos dejes nunca", mientras que la sociedad exige: "Independízate!".

Podemos diferenciar dos tipos de delegados:

A- DELEGADOS VINCULADOS.

Los delegados vinculados pertenecen a familias en las que predominan las fuerzas centrípetas". El hijo queda "ligado" de forma intensa y prolongada, en el grupo familiar. La separación de sus padres se retrasa. Por otro lado, desarrolla un fuerte sentimiento del deber. Siente que la supervivencia psicológica de sus padres "depende exclusivamente de él", lo cual trae como consecuencia una intensa culpa ante el solo pensamiento de iniciar, por su parte, una separación.

Los delegados vinculados deben cumplir misiones que los mantienen en el centro del campo de tensión de la familia. Entre esas tareas se encuentra, por ejemplo, la de dar significado a la vida de un padre que envejece, o puede dársele la tarea de continuar la vida de un hermano que haya muerto joven, cumpliendo las esperanzas y expectativas que los padres habían depositado en el hijo perdido.

Muchos casamientos precipitados pueden comprenderse como intentos (que acaban, generalmente, en fracaso) de evadirse de una ligazón demasiado fuerte a los padres y a la familia.

La ligazón significa, también, una a privación para el ligado. Esto es así, ya que quedan subdesarrolladas sobretodo las capacidades de imponerse y de conformar su vida de modo autónomo.

B- DELEGADOS EXPULSADOS.

Los delegados expulsados pertenecen a familias en las que predominan las fuerzas centrífugas". En estos casos se acelera la separación de los padres; la consecuencia es, a menudo, una autonomía prematura.

Los delegados expulsados padecen otros tipos de exigencias excesivas. El hijo experimenta, de parte de sus padres u otras personas de referencia centrales, más que nada frialdad, rechazo y descuido. Tienen un vínculo relativamente laxo con su familia. Experimentan desde pequeños la reserva y la distancia de sus padres. Es típico, que las personas expulsadas tengan una inmensa necesidad de recuperación de calor y protección. Por eso, muchas de ellas buscan una y otra vez a parejas y padres sustitutivos que puedan satisfacer esta necesidad. Deben adaptarse al hecho de que la pequeña cantidad de atención o aprobación que se les concederá tienen que ganársela cumpliendo las expectativas perfeccionistas de sus padres.

Dado que estas personas desde el comienzo les falta el sentimiento de ser importantes para otros, tampoco en la vida posterior hay algo que les resulte verdaderamente importante. A menudo se les encomienda la tarea de ser personalidades conformistas, incapaces de formular quejas y sin carácter, que aunque son rechazados por sus padres, tienden a idealizarlos igualmente.

Desde el punto de vista terapéutico, el reconocimiento de las estructuras de delegación puede dar como resultado la concepción de estrategias de reencuadre viables. Mediante la aplicación de concepto -de "delegación", los hijos son considerados como realizadores de servicios o importantes sacrificios para sus padres o, al menos, como ayudantes que merecen ser reconocidos por lo que hacen, y no tanto, como sintomáticos, carentes de control, fáciles de desviar, inmaduros, patológicos, etc. Este punto de vista con frecuencia permite corregir la epistemología de la familia en su conjunto.

Reconocer y desenmarañar estos conflictos es una tarea esencial de la terapia familiar. A veces resulta una tarea ardua porque las delegaciones suelen trasmitiese encubiertamente, por debajo del nivel consciente, con modalidades analógicas de comunicación, en lugar de digitales.

10.2. Registro de méritos.

Un "registro de méritos" o una "contabilización de méritos" es un sistema contable que se desarrolla abierta o encubiertamente en las familias. Sobre la base de estas cuentas, se negocia un balance justo entre los "débitos" y los "créditos" individuales a través de las generaciones.

BOSZORMENYI-NAGY acuñó la expresión "REGISTRO DE MÉRITOS" en un intento por expresar metafóricamente la importancia del deseo humano de justicia. No importa cuando ocurrió una injusticia, siempre, en algún punto futuro habrá un paso tendente a la retribución, aunque no necesariamente por el deudor original. Por otro lado, si un miembro de la familia sacrifica intereses y posibilidades personales por otro o por el bien de la familia, se siente con derecho a ser retribuido por ese sacrificio y esperará que se le reconozca. Si esa deuda no es pagada por la generación beneficiaria, a menudo se requiere que la generación siguiente "cancele la deuda"

Los problemas, en opinión de Boszormenyi-Nagy, surge cuando estajusticia es demasiado lenta o insuficiente, y entonces ocurre lo que él llama la "cadena de las retribuciones desplazadas". Un síntoma puede ser la señal de que hay una excesiva acumulación de injusticias.

Así por ejemplo, nos podemos encontrar con una madre que, angustiada al sentirse rechazada por su propia madre, busca compensación ofreciendo una "devoción total" a una hija suya. A esta hija, según el registro de méritos, se le pide restablecer la justicia familiar, dando a la madre lo que su propia madre no le dio. Si esta niña crece con un "inexplicable sentimiento" negativo hacia la madre "la amorosa", podemos, mediante la intervención terapéutica, cambiar la visión de los miembros de la familia. La negatividad de la niña no la veremos como un problema de su personalidad sino "en relación" a la demanda involuntario de una madre, que pide a su hija que compense las deficiencias de su propia madre.

En otro ejemplo podemos ver cómo el sacrificio de un hijo que está simbióticamente apegado a su madre, la cual, a su vez, estuvo privada efectivamente, es una manera de saldar esa vieja cuenta.

Hay que comentar, no obstante, que esta "visión lineal" y vertical de acontecimientos que caen sobre las generaciones, en el sentido de "algo ocurrió en el pasado que desencadenó comportamientos compensatorios hasta terminar en un síntoma en la actualidad", olvida el cuadro horizontal en el "aquí y ahora", y esto limita la riqueza de las claves contextuales, que indican al terapeuta lo que, en el presente, está manteniendo recurrentemente el problema.

10 .3. Parentalización.

La "PARENTALIZACION" es la asignación del rol parental a uno o más hijos de un sistema familiar o la asunción de ese rol por parte del hijo. Implica un modo de inversión de roles que está relacionado con una perturbación de las "fronteras generacionales". Un requisito importante para el funcionamiento de una familia es el mantenimiento de una jerarquía familiar, lo cual implica que los subsistemas de los padres y los hijos están delineados con claridad.

En las familias con hijos parentalizados, se puede suponer que las necesidades de los padres no fueron satisfechas por sus propios progenitores y que el deseo de verlas satisfechas se transfiere a los propios hijos. La parentalización es así una modalidad de "delegación". En cierto sentido, los hijos asumen el rol de los abuelos.

La parentalización es patológica sólo cuando no es recompensada o es infracompensada en el contexto del sistema de valores de la familia. En el transcurso del "ciclo de vida familiar", el grado de disfunción de la parentalización debe ponderarse con sumo cuidado. Mientras que la parentalización de un hijo muy pequeño constituye normalmente una excepción, la parentalización en etapas posteriores de la vida llega a ser legítima a medida que los padres envejecen y necesitan más cuidados, y el hijo adulto es colocado necesariamente en la posición de asumir un rol semiparental.

10.4. Triangulación.

La "TRIANGULACIÓN" se refiere a la expansión de una relación diádica, agobiada de conflictos, con el fin de incluir a un tercero (por ejemplo, un hijo), lo cual da por resultado el "encubrimiento" o la "desactivación" del conflicto.

Las partes en conflicto pueden hallarse ante el siguiente dilema: o bien una de ellas gana y la otra pierde, o bien la relación puede desintegrarse. En esas circunstancias, una solución puede ser la inclusión de una tercera persona. El perdedor en un conflicto puede compensar su frustración estableciendo un lazo abierto o encubierto con un tercero restaurando así el equilibrio de la relación diádica Así mismo, se puede evitar el conflicto si el tercero, por lo general un hijo, proporciona un problema, convirtiéndose en "chivo expiatorio", o se le encomienda que genere una conducta problemática ("delegación").

La metáfora del "chivo expiatorio" se refiere a una situación en la cual los padres tratan de resolver un conflicto existente entre ellos buscando o exagerando problemas en otro miembro de la familia. Por lo general, la persona "designada" para servir de chivo expiatorio es un hijo.

El "triángulo perverso", término introducido por Haley, se refiere a la estructura patológica que adopta una relación entre tres personas, en la cual dos de ellas con diferentes niveles jerárquicos constituyen una coalición contra la tercera. Esta alianza adopta normalmente la forma de una trasgresión de las fronteras generacionales, en la que uno de los padres se une a un hijo formando una coalición contra el otro.

Por tanto, las características de este triángulo son:

1. Dos niveles generacionales.
2. Existe una coalición de dos, que se encuentran en distintos niveles, contra el otro.
3. La coalición se mantiene oculta. Es decir, el comportamiento que indica que existe semejante coalición será negado al nivel metacomunicativo.

Puede establecerse la hipótesis de que cuando se da una coalición de un padre con su hijo, también se da una coalición del padre con el abuelo. Así pues, cuando este triángulo en una generación siempre se ve acompañado de otro similar en el siguiente nivel de generaciones, podemos sospechar una "constante" en la red de las relaciones familiares donde los patrones en cualquier parte de la familia son formalmente los mismos que aparecen en otra parte.

Cuando este tipo de triángulo se da de forma repetitivo el sistema se volverá patológico.

MINUCHIN describió las diversas modalidades de estructuras trianguladas patológicas en su concepto de "tríada rígida". Esta expresión se refiere a las configuraciones relaciónales padres-hijos en las cuales el hijo es usado rígidamente para desviar o evitar los conflictos parentales.

Siguiendo a Minuchin, podemos representar cuatro tipos de tríadas:

1. Triangulación:

Describe una situación en que los padres, en conflicto abierto o encubierto, intentan ganar, contra el otro, el cariño o apoyo del hijo. Connota un intenso conflicto de lealtades.

2. Coalición progenitor-hijo:

Aunque la familia pide terapia para un niño problema, es una expresión más abierta del conflicto parental. Uno de los padres se pone del lado del niño contra el otro. Es difícil saber si es el niño o el cónyuge excluido el que tiene más problemas.

3. Tríada desviadora-atacadora:

Los padres toman al hijo como "chivo expiatorio". La conducta del niño es anómala y los padres se unen para controlarlo. Ambos padres, no obstante, están en desacuerdo sobre cómo tratarlo, por lo que su manera es contradictoria. Esta categoría incluye la mayor parte de desórdenes de comportamientos en los niños.

4. Tríada desviadora-asistidora:

Los padres enmascaran sus diferencias tomando como foco un hijo definido como "enfermo" Los padres muestran preocupación y sobreprotección. Esto los une mucho, y es un rasgo común en familias en las que la tensión se expresa en trastornos psicosomáticos.

Todas estas tríadas pueden encontrarse en las familias con hijos que presentan diversos trastornos de conducta. El objetivo de la terapia es apartar al hijo de su posición entre los padres, y ayudar a los padres a enfrentarse más directamente a sus problemas.
Cabe mencionar, siguiendo a Haley, que una persona participa, simultáneamente, en veintiún triángulos, (familia extensa donde hay dos padres y dos hijos, y cada padre tiene a su vez dos padres). Si todos viven juntos en armonía, no hay dificultad. Pero si un niño está en el nexo de dos triángulos que entren en conflicto, se encontrará en una posición difícil . Si su madre y su abuela materna están en conflicto con su padre y con la madre de su padre, tendrá que comportarse cuidadosamente, porque si complace a un grupo desagradará al otro.
Si los triángulos en que habita el niño se encuentran divididos, tendrá, que mostrar
un comportamiento conflictivo para poder sobrevivir. Y semejante
comportamiento a menudo es considerado como "anómalo" o "extraño".

Además de estos modos de triangulación patológicos, BOWEN y ZUK han descrito modalidades de triangulación eficaces terapéuticamente. En estos casos, el terapeuta alivia al niño triangulado ingresando en el triángulo. ZUK emplea la estrategia de ingresar en diferentes coaliciones y actuar como "intermediario", a fin de cuestionar y modificar la estructura de sistema.

Bibliografía:

  • Hoffman, "FUNDAMENTOS DE LA TERAPIA FAMILIAR". Edit.  F.C.E.
  • Boszormenyi-Nagy y Spark, "LEALTADES INVISIBLES". Edit. Amorrortu.
  • Stierlin y otros, "TERAPIA DE FAMILIA". Edit. Gedisa.
  • Simon y otros, "VOCABULARIO DE TERAPIA FAMILIAR".Edit. Gedisa.

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Última modificación: 15 de enero de 2023
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