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Sábado 20 de marzo de 2010

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Revista Tu Espacio

PORTAL DE LA SABIDURÍA

Triada Divina

20 mar 2010

Fuente: LA PATRIA

Por: El Alquimista

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Todas las religiones nos hablan de la trilogía espiritual, de la trimurti o triada divina, a la cual se la denomina con diferentes nombres. Los cristianos nos hablan del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, los indostanes de: Brama, Vishnu y Shiva, los Hierofantes egipcios de: Osiris, Isis y Horus. En el Judaísmo es la corona “Sephirótica”, conformada por: Kether, Chokmah y Binah. En fin, donde busquemos encontraremos la presencia de estos tres aspectos espirituales creando incesantemente, modelando la vida en forma perfecta y exacta por la eternidad.

Estas tres inteligencias creadoras e inmortales, que están inmersas en todo lo que existe, desde las partículas subatómicas del microcosmos, hasta las inmensurables galaxias del macrocosmos, se manifiestan gracias a la ley del triángulo de polaridades; la ley del sagrado tres, el omnipotente “triatmatzicano”: Positivo - Negativo - Neutro, Santo Afirmar - Santo Negar - Santo Conciliar, Primer Logos - Segundo Logos - Tercer Logos. Sin importar los nombres que les asignemos, representan los tres principios básicos creadores que operan por medio del espíritu realizando toda la creación mediante la manifestación de sus atributos que son: Luz, Amor y Poder, Y estos atributos están dentro de nosotros para que los desarrollemos conscientemente en base a nuestro libre albedrío.

El Padre en nosotros es: Luz – Sabiduría, Verdad y debe manifestarse en nuestra mente iluminándola, mostrándonos el camino a seguir para religarnos con El. Cuando mentimos pecamos contra el Padre que es verdad y nos alejamos de su luz de su paz de su magnificencia, experimentando las tinieblas en nosotros.

El Hijo es: Amor, es la creación misma, la manifestación de la omnisciencia de Dios, de su infinita misericordia de su inconmensurable amor y debe manifestarse en nuestro corazón, constituyéndose en el mediador entre nosotros y el Padre. El que odia, el que manifiesta egoísmo, en cualquiera de sus facetas, peca contra el Hijo que es amor, cosechando infelicidad, dolor y desesperación.

El Espíritu Santo es: Poder - Vida. Es la Madre Divina que nos cobija y nutre en sus entrañas. Es el sacratísimo Espíritu Santo que nos confiere poder si somos castos y santos y debe manifestarse en nuestra simiente, en nuestro sexo. El que fornica, el que comete adulterio, el lujurioso peca contra el Espíritu Santo que es vida y las consecuencias son: enfermedad, destrucción y muerte.

El humano es un ser material, un ser energético y un ser espiritual, los tres aspectos vibrando al mismo tiempo y en el mismo espacio en forma integral, indivisible. Nuestros átomos, células, tejidos y órganos son la parte material que representan el vehículo mediante el cual la energía en sus diferentes formas: calor, movimiento, emociones, pensamientos, voliciones, etc., se manifiestan gracias al espíritu inmortal residente en nosotros: la chispa divina que es una semilla de Dios, que es Luz, Amor y Poder, tres aspectos que deben germinar para desarrollarse en nuestro interior transformándonos en verdaderos hijos de Dios.

La razón de nuestra existencia en el transitar por el cuarto reino de la creación es despertar conciencia de nuestra naturaleza divina y preparar el terreno energético, psicológico y mental para que esa semilla pueda nacer, crecer y desarrollarse plenamente convirtiéndose en el maravilloso árbol de la vida que dará sus hermosos frutos mediante la plena manifestación de la Luz, el Amor y el Poder de Dios.

Dios reposa en el mineral, duerme en el vegetal, sueña en el animal y debe despertar en el humano para crear al hijo del hombre, para levantar al Cristo íntimo en nosotros, convirtiéndonos en reyes y reinas de la creación. Somos seres creadores, somos arquitectos de nuestros propios destinos, somos los modeladores de nuestras vidas. Seamos artistas sublimes de una gran obra maestra, nuestra propia existencia, expresando belleza, paz interior, amor, plenitud y alegría, en armonía con la Madre Naturaleza, en conexión con el Cosmos infinito, sintonizados con la mente cósmica y el corazón eterno de nuestro Padre Universal, ese arquitecto maravilloso que mora en nosotros y que está esperando que lo descubramos en las profundidades de nuestro universo interior para religarnos nuevamente con El por toda la eternidad.

Fuente: LA PATRIA
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