Una aproximación al género

No existe una única definición para explicar qué es la ciencia-ficción. En realidad, cada autor o ensayista ha gustado de dar su propio punto de vista y de acotar el género.

Isaac Asimov, por ejemplo, dijo que «las historias de ciencia-ficción son viajes extraordinarios a uno de los infinitos futuros concebibles»; mientras que Kingsley Amis la definió como «aquella forma de narrativa que versa sobre situaciones que no podrían darse en el mundo que conocemos, pero cuya existencia se funda en cualquier innovación, de origen humano o extraterrestre, planteada en el terreno de la ciencia o de la técnica, o incluso en el de la pseudociencia o la pseudotécnica».

El género se suele dividir en dos tendencias: ciencia-ficción hard o dura y ciencia-ficción soft o blanda.

En la primera, los elementos científicos y técnicos se tratan con el máximo rigor y juegan un papel fundamental en la trama de la historia. Un ejemplo de este subgénero son las obras de autores como Arthur C. Clarke, Hal Clement o Greg Egan como pueden ser Fuentes del Paraíso, Misión de Gravedad y Ciudad Permutación, respectivamente.
En el cine podríamos tomar como ejemplo, 2001: Una Odisea Espacial de Stanley Kubrick.

En cuanto a la ciencia-ficción soft, el rigor científico no es tan importante y, en ocasiones, no es más que fantasía. En el género soft las historias se centran en las consecuencias sociales de los avances tecnológicos. Entre los autores que la han cultivado: A. E. van Vogt o Ursula K. LeGuin.
En el cine, un claro ejemplo es la saga de La Guerra de las Galaxias.

Orígenes de la cienca ficción

No existe un consenso global que encuadre los orígenes de la ciencia-ficción como género, aunque sí se sabe cuándo se acuñó el término. Fue Hugo Gernsback en 1926 quien lo puso en la portada de la revista estadounidense Amazing. No obstante, ya había sido utilizado en 1851 por William Wilson, aunque nadie le prestó atención.

Hay quien ve los inicios en obras como Viaje a la Luna (1657), obra póstuma de Cyrano de Bergerac; Los viajes de Gulliver (1726), de Jonathan Swift, Micromegas (en francés) (1752), de Voltaire o Las aventuras del Barón de Münchausen (1786), de Rudolf E. Raspe. Aunque, por lo general, se considera que el origen de la ciencia-ficción está en el Frankenstein de Mary Shelley.

Dicha obra contiene uno de los arquetipos que la Ci-Fi usará bastante en épocas posteriores: el robot, el androide. Frankenstein es una criatura artificial construida mediante la ciencia médica, la biología y la física. La evolución del pensamiento filosófico y la entrada del maquinismo, a raíz de la revolución industrial, hacen que los escritores que desean fabular abandonen las explicaciones mágicas y se decanten por las científicas.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, llegarán dos de los pioneros por excelencia del género: Julio Verne, autor de incontables obras de aventuras de corte científico, como Cinco semanas en globo (1861), Viaje al centro de la Tierra (1864), De la Tierra a la Luna (1865) o 20.000 leguas de viaje submarino (1870). El otro autor es H.G. Wells, considerado por muchos el auténtico padre de la ciencia-ficción, creador de La Máquina del Tiempo (1895), El hombre invisible (1897), La Guerra de los Mundos (1898) o Cuentos del espacio y del tiempo (1899).

Elementos y temas de la ciencia ficción

A pesar de ser un género unitario, cada historia trata de uno o varios temas. Entre otros, estos:

  • Diacronías: futuros o alternativas en el tiempo, que se centran en cómo se ha desarrollado la sociedad y/o la ciencia.
    Un abismo en el cielo (1998), de Vernon Vinge.
  • Utopías y distopías: obras en la que se presenta una sociedad futura mejor y obras que hablan de una sociedad futura peor, respectivamente. En ambos casos la sociología, la filosofía y, a veces, la política, toman protagonismo en la novela junto a otros elementos característicos del género como los avances científicos y tecnológicos.
    Un mundo feliz (1932), de Aldous Huxley, y 1984 (1949), de George Orwell.
  • Contacto con extraterrestres y sus consecuencias.
    La Guerra de los Mundos (1898), de H. G. Wells.
  • Policiaco.
    Los príncipes demonio (1988), de Jack Vance.
  • Robots y Androides.
    Yo, Robot (1950), de Isaac Asimov.
  • Ópera espacial (Space opera): historias acerca de aventuras románticas, viajes espaciales y, sobre todo, batallas espaciales.
    Serie Miles Vorkosigan (1986), de Lois McMaster Bujold.
  • Cyberpunk: mezcla ciencia avanzada, como las tecnologías de la información y la cibernética, con algún cambio radical en el orden social.
    Dune (1965), de Frank Herbert.
  • Ucronía: especula sobre mundos alternativos en los que los hechos históricos se han desarrollado de forma distinta de como los conocemos.
    El hombre en el castillo (1962), de Philip K. Dick.

Entre los elementos más comunes de la ciencia-ficción encontramos la clonación y la mutación genética; la vida extraterrestre junto con la exploración y colonización espacial; una red artificial que conecta y controla a todo el mundo; robots inteligentes que buscan someter al hombre; los viajes en el tiempo; un futuro apocalíptico o, por el contrario, un futuro utópico; el mundo y los hombres controlados por los ordenadores, etc.

Grandes obras y sus autores

Son muchos los autores, sobre todo británicos y estadounidenses, que han cultivado la ciencia ficción desde hace un siglo. Hemos mencionado ya a algunos junto a sus obras más exitosas, pero tampoco podemos olvidar a los siguientes:

  • Isaac Asimov autor de, entre muchos, El Ciclo de Trántor o La Saga de las Fundaciones (1942-1992) y El hombre bicentenario (1976).
  • J. G. Ballard autor de La sequía (1964) o La isla de cemento (1974).
  • Ray Bradbury autor de Crónicas marcianas (1950) o Farenheit 451 (1953).
  • Fredric Brown autor de Universo de Locos, entre otras obras.
  • Orson Scott Card autor del celebérrimo El juego de Ender (1985) y sus sagas.
  • Arthur C. Clarke autor de la genial 2001: Odisea espacial y su precedente, el cuento, El centinela (1968), además de La ciudad y las estrellas (1956) o Cánticos de la lejana tierra (1986).
  • Philip K. Dick autor de infinidad de cuentos y novelas, como ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), obra en la que se basó la película Blade Runner (1982).
  • Fritz Leiber autor de fantasía y Ci-Fi como El planeta errante, Los que pecan o El gran tiempo.
  • Stanislaw Lem autor de Solaris (1961).
  • Michael Moorcock autor de fantasía y ciencia-ficción. En este género, destacan He aquí el hombre o StormBringer.
  • Dan Simmons autor de Hyperion (1989) y su secuela, La caída de Hyperion (1990).