Los ácidos grasos omega-3 son un tipo de lípidos esenciales para el cuerpo humano que el hombre no puede sintetizar y, por tanto, tiene que incorporarlos a su organismo a través de la dieta. Se pueden encontrar en todos los animales marinos, sobretodo en las especies de pescado azul, que almacenan la mayor parte de los lípidos en el músculo. El omega-3 tiene unos efectos beneficiosos para nuestra salud, entre los que cabe destacar la disminución de los niveles de triglicéridos y colesterol, y en consecuencia, la reducción del riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. A su vez, el consumo de pescado también contribuye a reducir la probabilidad de sufrir ciertos tipos de cánceres. Así mismo, se han constatado otros efectos positivos así como la disminución de los síntomas depresivos en adultos, y de asma y alergias respiratorias en niños. Por todos estos motivos, se recomienda consumir pescado, especialmente el azul, como mínimo 2 ó 3 veces por semana.
La histamina es una molécula que se encuentra en nuestro cuerpo de manera natural aunque en exceso tiene efectos nocivos. Las intoxicaciones con histamina se relacionan normalmente con el consumo de pescado, ya que éste, una vez capturado y muerto, sufre un rápido deterioro. A medida que el pescado se deteriora, la cantidad de histamina presente en su carne aumenta ya que ésta es producida por los microorganismos responsables de la descomposición. Si consumimos pescado en mal estado, el aumento de la concentración de histamina en nuestra sangre puede provocar una sintomatología característica de un proceso alérgico, es decir, vómitos, diarreas, dolor de cabeza, mareo, enrojecimiento de la piel, etc. Para evitar la intoxicación por histamina es imprescindible mantener la cadena de frío desde el momento de la captura del pescado hasta que éste llegue al consumidor. En casa, la temperatura óptima para conservar los productos pesqueros es de 0ºC (±2ºC).
Los ácidos grasos omega-3 son un tipo de lípidos esenciales para el cuerpo humano que el hombre no puede sintetizar y, por tanto, tiene que incorporarlos a su organismo a través de la dieta. Se pueden encontrar en todos los animales marinos, sobretodo en las especies de pescado azul, que almacenan la mayor parte de los lípidos en el músculo. El omega-3 tiene unos efectos beneficiosos para nuestra salud, entre los que cabe destacar la disminución de los niveles de triglicéridos y colesterol, y en consecuencia, la reducción del riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. A su vez, el consumo de pescado también contribuye a reducir la probabilidad de sufrir ciertos tipos de cánceres. Así mismo, se han constatado otros efectos positivos así como la disminución de los síntomas depresivos en adultos, y de asma y alergias respiratorias en niños. Por todos estos motivos, se recomienda consumir pescado, especialmente el azul, como mínimo 2 ó 3 veces por semana.
La anisakiosis es una enfermedad provocada por un gusano parásito llamado Anisakis. Casi todo el pescado que encontramos en los mercados puede estar parasitado por este gusano. Cuando el pez se pesca y se muere, estos gusanos se enquistan en su carne donde pueden sobrevivir durante mucho tiempo. Cuando nosotros consumimos pescado con anisakis vivos, éstos salen de su quiste y se adhieren a nuestro estómago o intestino. Esto puede provocar dolores abdominales, vómitos y diarreas. Para evitar la anisakiosis hay que eviscerar y limpiar el pescado lo antes posible. En el momento de cocinarlo, tenemos que asegurarnos que todo el corte reciba una temperatura de, como mínimo, 60°C durante al menos 10 minutos. Si queremos preparar platos de pescado crudo o poco hecho, hay que congelarlo antes a una temperatura de -20°C durante 24 horas.
Los ácidos grasos omega-3 son un tipo de lípidos esenciales para el cuerpo humano que el hombre no puede sintetizar y, por tanto, tiene que incorporarlos a su organismo a través de la dieta. Se pueden encontrar en todos los animales marinos, sobretodo en las especies de pescado azul, que almacenan la mayor parte de los lípidos en el músculo. El omega-3 tiene unos efectos beneficiosos para nuestra salud, entre los que cabe destacar la disminución de los niveles de triglicéridos y colesterol, y en consecuencia, la reducción del riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. A su vez, el consumo de pescado también contribuye a reducir la probabilidad de sufrir ciertos tipos de cánceres. Así mismo, se han constatado otros efectos positivos así como la disminución de los síntomas depresivos en adultos, y de asma y alergias respiratorias en niños. Por todos estos motivos, se recomienda consumir pescado, especialmente el azul, como mínimo 2 ó 3 veces por semana.
La histamina es una molécula que se encuentra en nuestro cuerpo de manera natural aunque en exceso tiene efectos nocivos. Las intoxicaciones con histamina se relacionan normalmente con el consumo de pescado, ya que éste, una vez capturado y muerto, sufre un rápido deterioro. A medida que el pescado se deteriora, la cantidad de histamina presente en su carne aumenta ya que ésta es producida por los microorganismos responsables de la descomposición. Si consumimos pescado en mal estado, el aumento de la concentración de histamina en nuestra sangre puede provocar una sintomatología característica de un proceso alérgico, es decir, vómitos, diarreas, dolor de cabeza, mareo, enrojecimiento de la piel, etc. Para evitar la intoxicación por histamina es imprescindible mantener la cadena de frío desde el momento de la captura del pescado hasta que éste llegue al consumidor. En casa, la temperatura óptima para conservar los productos pesqueros es de 0ºC (±2ºC).
Los ácidos grasos omega-3 son un tipo de lípidos esenciales para el cuerpo humano que el hombre no puede sintetizar y, por tanto, tiene que incorporarlos a su organismo a través de la dieta. Se pueden encontrar en todos los animales marinos, sobretodo en las especies de pescado azul, que almacenan la mayor parte de los lípidos en el músculo. El omega-3 tiene unos efectos beneficiosos para nuestra salud, entre los que cabe destacar la disminución de los niveles de triglicéridos y colesterol, y en consecuencia, la reducción del riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. A su vez, el consumo de pescado también contribuye a reducir la probabilidad de sufrir ciertos tipos de cánceres. Así mismo, se han constatado otros efectos positivos así como la disminución de los síntomas depresivos en adultos, y de asma y alergias respiratorias en niños. Por todos estos motivos, se recomienda consumir pescado, especialmente el azul, como mínimo 2 ó 3 veces por semana.
El mercurio es un metal pesado que en altas concentraciones es tóxico para el hombre. Este compuesto se puede encontrar de manera natural en el medio ambiente, pero determinadas actividades industriales han hecho que las emisiones de mercurio en la atmósfera aumenten hasta niveles críticos para el ser humano. El mercurio, una vez en el aire, precipita y cae a los ríos, mares y océanos donde es absorbido por las algas. Éstas son ingeridas por los pequeños peces herbívoros y éstos, a su vez, por los grandes peces carnívoros. De esta manera, la concentración de mercurio va aumentando en cada eslabón de la cadena alimentaria. Cuando el hombre consume peces que son grandes depredadores, corre el riesgo de incorporar a su organismo importantes cantidades de mercurio. Esto puede afectar a su salud, sobretodo, a la de los niños ya que el mercurio tiene efectos nocivos sobre el desarrollo neurológico. Por eso, las mujeres embarazadas y los niños tendrían que eliminar o reducir el consumo de pescado que sean grandes depredadores como el atún y el pez espada y comer, en su lugar, otras especies que se encuentren en el principio de la red alimentaria como la sardina y la anchoa.
La histamina es una molécula que se encuentra en nuestro cuerpo de manera natural aunque en exceso tiene efectos nocivos. Las intoxicaciones con histamina se relacionan normalmente con el consumo de pescado, ya que éste, una vez capturado y muerto, sufre un rápido deterioro. A medida que el pescado se deteriora, la cantidad de histamina presente en su carne aumenta ya que ésta es producida por los microorganismos responsables de la descomposición. Si consumimos pescado en mal estado, el aumento de la concentración de histamina en nuestra sangre puede provocar una sintomatología característica de un proceso alérgico, es decir, vómitos, diarreas, dolor de cabeza, mareo, enrojecimiento de la piel, etc. Para evitar la intoxicación por histamina es imprescindible mantener la cadena de frío desde el momento de la captura del pescado hasta que éste llegue al consumidor. En casa, la temperatura óptima para conservar los productos pesqueros es de 0ºC (±2ºC).
Los ácidos grasos omega-3 son un tipo de lípidos esenciales para el cuerpo humano que el hombre no puede sintetizar y, por tanto, tiene que incorporarlos a su organismo a través de la dieta. Se pueden encontrar en todos los animales marinos, sobretodo en las especies de pescado azul, que almacenan la mayor parte de los lípidos en el músculo. El omega-3 tiene unos efectos beneficiosos para nuestra salud, entre los que cabe destacar la disminución de los niveles de triglicéridos y colesterol, y en consecuencia, la reducción del riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. A su vez, el consumo de pescado también contribuye a reducir la probabilidad de sufrir ciertos tipos de cánceres. Así mismo, se han constatado otros efectos positivos así como la disminución de los síntomas depresivos en adultos, y de asma y alergias respiratorias en niños. Por todos estos motivos, se recomienda consumir pescado, especialmente el azul, como mínimo 2 ó 3 veces por semana.
El mercurio es un metal pesado que en altas concentraciones es tóxico para el hombre. Este compuesto se puede encontrar de manera natural en el medio ambiente, pero determinadas actividades industriales han hecho que las emisiones de mercurio en la atmósfera aumenten hasta niveles críticos para el ser humano. El mercurio, una vez en el aire, precipita y cae a los ríos, mares y océanos donde es absorbido por las algas. Éstas son ingeridas por los pequeños peces herbívoros y éstos, a su vez, por los grandes peces carnívoros. De esta manera, la concentración de mercurio va aumentando en cada eslabón de la cadena alimentaria. Cuando el hombre consume peces que son grandes depredadores, corre el riesgo de incorporar a su organismo importantes cantidades de mercurio. Esto puede afectar a su salud, sobretodo, a la de los niños ya que el mercurio tiene efectos nocivos sobre el desarrollo neurológico. Por eso, las mujeres embarazadas y los niños tendrían que eliminar o reducir el consumo de pescado que sean grandes depredadores como el atún y el pez espada y comer, en su lugar, otras especies que se encuentren en el principio de la red alimentaria como la sardina y la anchoa.
Los ácidos grasos omega-3 son un tipo de lípidos esenciales para el cuerpo humano que el hombre no puede sintetizar y, por tanto, tiene que incorporarlos a su organismo a través de la dieta. Se pueden encontrar en todos los animales marinos, sobretodo en las especies de pescado azul, que almacenan la mayor parte de los lípidos en el músculo. El omega-3 tiene unos efectos beneficiosos para nuestra salud, entre los que cabe destacar la disminución de los niveles de triglicéridos y colesterol, y en consecuencia, la reducción del riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. A su vez, el consumo de pescado también contribuye a reducir la probabilidad de sufrir ciertos tipos de cánceres. Así mismo, se han constatado otros efectos positivos así como la disminución de los síntomas depresivos en adultos, y de asma y alergias respiratorias en niños. Por todos estos motivos, se recomienda consumir pescado, especialmente el azul, como mínimo 2 ó 3 veces por semana.
La anisakiosis es una enfermedad provocada por un gusano parásito llamado Anisakis. Casi todo el pescado que encontramos en los mercados puede estar parasitado por este gusano. Cuando el pez se pesca y se muere, estos gusanos se enquistan en su carne donde pueden sobrevivir durante mucho tiempo. Cuando nosotros consumimos pescado con anisakis vivos, éstos salen de su quiste y se adhieren a nuestro estómago o intestino. Esto puede provocar dolores abdominales, vómitos y diarreas. Para evitar la anisakiosis hay que eviscerar y limpiar el pescado lo antes posible. En el momento de cocinarlo, tenemos que asegurarnos que todo el corte reciba una temperatura de, como mínimo, 60°C durante al menos 10 minutos. Si queremos preparar platos de pescado crudo o poco hecho, hay que congelarlo antes a una temperatura de -20°C durante 24 horas.
Anchoas
Todos los animales marinos tienen omega-3, aunque en proporciones diferentes. Se encuentra en grandes cantidades en el pescado azul (sardina, anchoa, caballa, arenque, etc.) y en menor cantidad en el pescado blanco (merluza, rape, bacalao, etc.). En el pescado azul estos lípidos se concentran sobretodo en el músculo mientras que en el pescado blanco se concentran principalmente en el hígado. El omega-3, como tipo de lípido, puede llegar a constituir hasta el 40% del contenido lipídico total en algunas especies de pescado azul como la anchoa y la caballa.
Captura de especies costeras
Aunque tradicionalmente se pensaba que las especies de aguas frías (Mar del Norte, Atlántico Norte, etc.), como el bacalao o el salmón, contenían más omega-3 que las de aguas cálidas (como el Mediterráneo), recientes estudios nos indican que las especies pesqueras del Mediterráneo son una fuente importante de ácidos grasos omega-3, especialmente el pescado azul (sardina, anchoa, caballa, jurel, bonito atlántico y atún), además de algunos crustáceos como la langosta y los cangrejos. Las especies de pescado blanco como la merluza o el rape también tienen omega-3, pero en menor cantidad que el pescado azul porque este último acumula los lípidos en el músculo (que finalmente nos comemos) mientras que el pescado blanco lo acumula básicamente en el hígado (que tiramos). Los cefalópodos (calamar, pulpo y sepia) también tienen omega-3 pero, en general, menos que el pescado.
También existen actualmente suplementos que contienen ácidos grasos omega-3 (por ejemplo, las cápsulas de aceite de hígado de bacalao o de pescado) y productos alimenticios que incorporan estos ácidos de manera artificial. No obstante, se debe tener en cuenta que las cantidades presentes de manera natural en muchas especies de pescado azul son superiores a las que contienen los alimentos que incorporan omega-3 de manera artificial.
La siguiente tabla nos muestra los contenidos aproximados de omega-3 en algunas especies consumidas habitualmente :
Especie | % de omega-3 (gramos de omega-3 en 100 gramos de músculo) |
Especie |
% de omega-3 (gramos de omega-3 en 100 gramos de músculo) |
---|---|---|---|
PECES |
|||
Salmonete de roca | 0.70-1.22 | Breca | 0.15-0.56 |
Salmonete de fango | 0.40 | Pargo | 1.4 |
Anguila | 0.71 | Dentón | 0.11 |
Dorada | 0.90 | Boga | 0.20 |
Sargo | 0.40-0.50 | Jurel | 1.41 |
Lubina | 0.33-0.43 | Anchoa | 1.20 |
Bacaladilla | 0.24 | Sardina | 2.50 |
Merluza | 0.20-0.36 | Atún | 0.21-0.70 |
Rape | 0.17 | Gallo, solleta | 0.41-0.51 |
Pez espada | 0.25-0.70 | Anjova | 0.1-0.21 |
Lenguado | 0.16-0.96 | ||
CEFALÓPODOS | |||
Sepia | 0.68 | ||
CRUSTÁCEOS | |||
Gambas, lagostinos | 0.14-0.40 | ||
Estos valores varian según la época del año, la talla del pescado y la zona de captura y por tanto son solo indicativos |
Pesca de anchoa y sardina
La cantidad de omega-3 de una misma especie, así como el contenido lipídico total, fluctúan mucho durante el año: acostumbra a aumentar durante la época en que el animal come más, y a disminuir durante el periodo en que come poco o deja de comer, o se está reproduciendo (por el desgaste energético). La sardina y la anchoa, por ejemplo, tienen más lípidos y omega-3 durante la primavera y el verano, cuando se están alimentando intensamente del plancton marino, y bastante menos durante el invierno, porque dejan de comer. Por lo tanto, es aconsejable consumir sardina y anchoa (y en general todo el pescado azul como la caballa y el jurel) durante la primavera y el verano.
De la misma manera, la cantidad de omega-3 y lípidos totales dependen también, para una misma especie, del tamaño del pez (normalmente los peces de mayor talla acostumbran a tener proporcionalmente más lípidos del que tendrían los de tamaño más pequeño), así como del mar o la zona de captura. A parte de los omega-3, el pescado es un alimento rico en proteínas de alta calidad, en vitaminas y en minerales como el hierro y el yodo.
Algunas especies tienen más lípidos cuando han sido capturadas en el Golfo de León (costas francesas del Mediterráneo) que en la costa catalana, porque en el Golfo de León tienen más disponibilidad de alimento (y por lo tanto de “engordarse”) debido a la presencia de factores que fertilizan las aguas como las abundantes descargas fluviales procedentes del Ródano y la tramontana que mezcla las aguas y hace aflorar nutrientes hacia la superficie. También existen estudios científicos que han demostrado que las reservas marinas (parques naturales), por el hecho de ofrecer un mejor hábitat para algunas especies (y por lo tanto ofrecer más alimento), permiten a estos peces tener más grasa en su músculo (y en consecuencia más omega-3). En cambio, los hábitats marinos poco idóneos, como los que forman el alga invasora Caulerpa spp., o los degradados, proporcionan unas condiciones menos favorables para el engorde de los peces.
La sobrepesca, la destrucción de los hábitats marinos, la contaminación y el cambio climático están amenazando los recursos pesqueros. Si estos recursos se agotan, perderemos todos los beneficios que nos pueden aportar. Por ello es importante efectuar una pesca sostenible que cuide las especies y los hábitats marinos.
Hay algunas algas marinas que también contienen omega 3 del tipo DHA, que tienen efectos beneficiosos para la salud humana > Link > Link