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Índice de calidad del aire: cómo medir la calidad del aire residencial

Publicado por S&P          mayo 27, 2019          Lectura: 6 min.

Fue en el año 2017 cuando la Agencia Europea del Medio Ambiente puso en marcha un nuevo índice de calidad del aire con el fin de permitir que los ciudadanos pudieran comprobar la calidad del aire en cualquier ciudad o región de Europa.

Lectura: 6 min.

Actualizado el 29 de mayo de 2023.

Este índice de calidad del aire europeo proporciona información actualizada sobre la calidad del aire. Se basa en mediciones realizadas por más de 2.000 estaciones ubicadas por todo el continente.

A través de un mapa interactivo, los usuarios pueden acceder a la situación sobre la calidad del aire en cualquier ciudad o región europea, adjudicando un color en función de la calidad. El mapa muestra una valoración general de cada estación de medición cogiendo como referencia la peor valoración. Esta medición tiene en cuenta los cinco contaminantes considerados clave y que son perjudiciales para la salud de las personas y del medio ambiente:

  • Partículas en suspensión (PM2,5 y PM10)
  • Ozono troposférico (O3)
  • Dióxido de nitrógeno (NO2)
  • Dióxido de azufre (SO2)

El índice de calidad del aire (ICA)

El valor del índice de la calidad del aire ICA se mide en una escala que va desde  0 y >500 y que establece seis categorías de peligrosidad, de modo que cuanto mayor sea el índice, peor será la calidad del aire.

A nivel cualitativo, el rango del ICA está dividido en seis tramos:

  • Buena: Color verde (ICA de 0 a 50)
  • Moderada: Color amarillo (ICA de 51 a 100)
  • Dañina a la salud para grupos sensibles: Color naranja (ICA de 101 a 150)
  • Dañina a la salud: Color rojo (ICA 151 a 200)
  • Muy dañina a la salud: Color morado (ICA 201 a 300)
  • Peligrosa: Color marrón (ICA superior a 300)

Los últimos informes publicados por la misma Agencia Europea del Medio Ambiente revelan, en base a las mediciones realizadas sobre estos cinco contaminantes, que las personas que viven en las ciudades europeas siguen expuestas a niveles de contaminación atmosférica que la Organización Mundial de la Salud considera nocivos. Las partículas finas (PM2,5) son el contaminante más perjudicial. Se calcula que, solo en el año 2014, fueron responsables de la muerte prematura de unos 400 000 europeos.

Y no es esta la única consecuencia negativa de la mala calidad del aire que respiramos. En términos económicos, la mala calidad del aire repercute muy negativamente en la productividad de los trabajadores, incrementa los gastos médicos, afecta y daña el suelo, los cultivos, bosques, ríos y lagos.

Gracias a la legislación, los avances tecnológicos y el progresivo abandono de los combustibles fósiles altamente contaminantes, la calidad del aire ha mejorado en Europa en las últimas décadas. Sin embargo, la calidad del aire interior también requiere atención ya que cada vez pasamos más tiempo en el interior de los edificios y las nuevas construcciones cada vez son más herméticas.

GUÍA: Los efectos de la contaminación atmosférica en la salud [Descarga gratis]

Cómo medir la calidad del aire en casa

Aunque algunos de los contaminantes del aire interior proceden del exterior, lo cierto es que la mayor parte se liberan dentro del propio edificio. Esto es debido a las personas que habitan y circulan por él, el mobiliario, los materiales de construcción, al limpiar o quemar combustibles o por los animales domésticos. Esto que genera una mezcla de contaminantes muy diferentes.

En cualquier caso, es indudable que los contaminantes del aire interior pueden llegar a tener efectos adversos en la salud y por tanto será necesario conocer los niveles de contaminación de nuestro entorno de la forma más aproximada posible. Solo conociendoalgunos de los tóxicos que forman parte del aire que respiramos, además del grado de humedad relativa,  podremos diseñar las soluciones de ventilación más adecuadas a cada caso concreto.

Parámetros para medir la calidad del aire interior

Por regla general, para medir la calidad del aire interior, se analizarán los siguientes parámetros:

  • Niveles de Formaldehido: pertenece a los conocidos como compuestos orgánicos volátiles (COV). Se trata de forma específica por su amplio uso por parte de la industria, es posiblemente el compuesto químico orgánico con mayor producción mundial. Es altamente inflamable y muy volátil.
  • Niveles de material particulado: se denomina material particulado a la mezcla de partículas líquidas y sólidas, de sustancias orgánicas e inorgánicas, que se encuentran en suspensión en el aire. Su composición es muy variada: desde sulfatos, nitrato, amoniaco, etc. y producen reacciones químicas en el aire.
  • Niveles de CO2 o dióxido de carbono: es un gas incoloro e inodoro que forma parte de la naturaleza y no es realmente un tóxico pero produce el desplazamiento del oxígeno y en concentraciones altas de más de 30.000 ppm, puede producir asfixia. Es un indicador fundamental para determinar la necesidad de renovación de aire.
  • Niveles de NO2 o dióxido de nitrógeno: es un compuesto químico gaseoso, tóxico e irritante. Se produce en los incendios forestales o erupciones volcánicas, aunque también de forma natural por la descomposición de nitratos orgánicos. La exposición continuada al NO2 se relaciona con diversas enfermedades de las vía respiratorias. 
  • Niveles de SO2 o dióxido de azufre: es un gas incoloro, irritante, con un olor penetrante. La principal fuente de emisión de dióxido de azufre es la combustión de productos petrolíferos y la quema de carbón en centrales eléctricas y calefacciones centrales.

Gracias a los últimos avances tecnológicos disponemos hoy en día de dispositivos que nos permiten medir y controlar la calidad del aire interior a través de distintos tipos de sensores, sondas de calidad del aire y controles inteligentes.

Sensores para evaluar la calidad del aire interior

Algunos de los sensores más utilizados para evaluar la calidad del aire interior son:

  • Sensores de CO2: utilizados para la medición de gas de dióxido de carbono en partes por millón (ppm). Los más habituales son los sensores de CO2 por infrarrojos que basan su funcionamiento en el principio de absorción de energía de los compuestos a una determinada longitud de onda.
  • Sensores concentración de VOC: los Compuestos Orgánicos Volátiles (VOC) son sustancias químicas que contienen carbono, se hallan en la mayoría de elementos vivos y se convierten fácilmente en vapores o gases. Este tipo de sensores traducen la lectura realizada a equivalentes en partes por millón (ppm) para de esta forma seguir una referencia similar a los sensores CO2.
  • Sensores de PM 2.5: evalúan las partículas finas en suspensión. Este tipo de partículas que pueden tener origen muy diverso pueden causar problemas respiratorios e incluso enfermedades cardiovasculares. Para la medición de este parámetro se suelen utilizar sensores tipo láser.
  • Sensores de humedad: también denominados termohigrómetros. Miden la temperatura y la humedad relativa en un ambiente determinado. Su uso está muy extendido dada la incidencia de la humedad en la calidad del aire interior.

Todos estos dispositivos, utilizados de forma individual o conjuntamente, nos permitirán optimizar la ventilación con el fin de garantizar un ambiente interior más limpio y saludable.

Mejorando la Calidad del Aire Interior

Medir los contaminantes es sólo un primer paso a la hora de mantener una buena calidad de aire interior. Necesitamos aprovechar esta información para activar estrategias y soluciones que nos permitan mejorarla. 

Es fundamental tener en cuenta que mantener una buena calidad del aire interior no solo depende de la medición de los contaminantes. También es importante implementar estrategias y soluciones que nos ayuden a mejorarla. Algunas de estas pueden incluir:

  • Ventilación eficiente: Una de las formas más efectivas de mejorar la calidad del aire interior es garantizar una ventilación adecuada. Esto puede implicar la instalación de sistemas de ventilación mecánicos que renueven el aire de forma continua, especialmente en espacios cerrados donde el aire puede quedar estancado.
  • Uso de purificadores de aire: Los purificadores de aire pueden ser útiles para eliminar partículas y contaminantes del aire. Algunos incluso tienen la capacidad de filtrar VOCs y partículas PM2.5 o PM1, mejorando significativamente la calidad del aire.
  • Control de la humedad: Mantener la humedad en niveles adecuados puede ayudar a prevenir el crecimiento de moho y otros contaminantes biológicos que pueden ser perjudiciales para la salud. Los deshumidificadores pueden ser útiles en climas húmedos, mientras que los humidificadores pueden ser beneficiosos en climas secos.
  • Selección de materiales de construcción y mobiliario: Algunos materiales de construcción y mobiliario pueden liberar contaminantes al aire. Elegir materiales y muebles con bajo contenido de VOCs puede ayudar a mejorar la calidad del aire interior.

Mantenimiento regular: La limpieza regular y el mantenimiento de los sistemas de climatización y ventilación pueden prevenir la acumulación de polvo y otros contaminantes que pueden afectar la calidad del aire.

Conclusiones

La calidad del aire interior es un aspecto crucial para nuestra salud y bienestar. Aunque los contaminantes del aire exterior son una preocupación importante, no debemos pasar por alto los potenciales riesgos que la mala calidad del aire interior puede representar para nuestra salud.

La medición de la calidad del aire es el primer paso para entender y abordar cualquier problema de calidad del aire que pueda existir en nuestra vivienda. Sin embargo, es solo la primera parte de la solución. Para garantizar un ambiente interior saludable, también es necesario implementar estrategias de mejora y mantener una vigilancia constante de la calidad del aire.

La ciencia y la tecnología han avanzado enormemente en los últimos años, proporcionándonos las herramientas necesarias para monitorizar y mejorar la calidad del aire en nuestros hogares y lugares de trabajo. Sin embargo, la responsabilidad final recae en cada uno de nosotros para tomar medidas proactivas para mejorar la calidad del aire que respiramos cada día.

Con una combinación de conciencia, educación y acción, podemos trabajar para garantizar que el aire que respiramos sea limpio y seguro para todos.

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