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Los tamales son un plato tradicional mexicano que consiste en hojas de maíz o plátano llenas de sabrosos rellenos como carnes, quesos, verduras o chiles. Estos deliciosos aperitivos pueden estar acompañados de otros alimentos como una salsa de tomatillo o una taza de atole picante aderezada con chile casero, o simplemente pueden comerse sin acompañamientos. También son populares como comida callejera de mano, que se sirve fresca en camiones y puestos de comida. ¡No hay una forma incorrecta de comer un tamal!

Método 1
Método 1 de 2:

Comer tamales sin acompañamientos

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  1. Simplemente quita un extremo de la envoltura (típicamente una hoja de maíz o de plátano) y empieza a masticar. Una vez termines, tira la envoltura a la basura y sigue con tu día. Los tamales fueron originalmente concebidos para ser consumidos como comida para llevar en la mano, de la misma manera que puedes mordisquear un emparedado o una rosca envuelta en papel manteca.[1]
    • Busca tamales que se vendan en las calles de lugares de fuerte herencia mexicana, o en cualquier lugar donde los camiones de comida tienden a ser vistos. Su tamaño y portabilidad los hace perfectos para llevarlos en el camino.
    • Nunca comas el envoltorio.
  2. Desenvuelve el tamal y desecha la envoltura. Luego, colócalo en un plato y córtalo en trozos del tamaño de un bocado. De esa manera, no tendrás que sostener toda la porción todo el tiempo que lo comas o preocuparte por ensuciarte las manos.
    • Asegúrate de quitar completamente el envoltorio de los tamales cocidos al vapor en las hojas de maíz. Mientras que las hojas de plátano son comestibles (aunque no suelen consumirse con los tamales), las hojas de maíz no lo son y podrían causar asfixia o malestar estomacal si se ingieren.[2]
    • Cortar los tamales hace que sean más fáciles de dar de comer a los niños, que podrían hacer un desastre si se les confía la porción completa.
    • También puedes comer con las manos, pero será más desordenado.
  3. Cubre los sabrosos tamales con salsa de tomate picante o salsa verde. El mole, una salsa mexicana hecha de chocolate, chile y especias, también puede usarse para condimentar un tamal, que de otra manera sería sencillo. Vierte el condimento de tu elección directamente sobre el tamal sin envolver, o sumérgelo en la sala para controlar cuánta obtienes por cada bocado.[3]
    • Siéntete libre de sustituir la salsa con tus propias recetas de salsa favoritas, como una de frijol negro y maíz, de mango habanero o de pico de gallo con trozos.[4]
    • Si no tienes ninguna salsa a la mano, la salsa picante ordinaria puede ser un sustituto aceptable.
  4. Mientras que la mayoría de los tamales contienen rellenos picantes o salados, algunos están hechos con ingredientes dulces como chocolate, pasas o plátanos. No es raro encontrar tamales dulces en el menú de postres de los restaurantes que se especializan en tamales.[5]
    • Los tamales dulces suelen estar aromatizados con potentes especias como la canela, la nuez moscada y el cardamomo, y pueden tener como acabado un toque de crema batida o unas gotas de miel.
  5. Si tienes unos cuantos tamales extra en el refrigerador, hay varias maneras de calentarlos sin perder esa textura suave y tierna. Prueba cocinarlos al vapor en una olla con agua hirviendo usando una vaporera, o ponlos al horno o en una cacerola caliente con un poco de aceite de cocina para un acabado ligeramente crujiente.
    • También puedes poner los tamales en el microondas como último recurso, si es que no tienes otras opciones disponibles. Meter un pequeño vaso de agua con ellos ayudará a evitar que se sequen y se desmenucen.
    • No es estrictamente necesario recalentar los tamales antes de comerlos. Aunque la mayoría de las veces se comen calientes y recién salidos de la olla, ¡no hay ninguna regla que diga que no se pueden disfrutar fríos!
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Método 2
Método 2 de 2:

Acompañar los tamales con otros alimentos y bebidas

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  1. El atole es una bebida caliente hecha hirviendo a fuego lento el maíz molido con agua y diversos sabores dulces como chocolate, vainilla, canela y fruta. A menudo, se bebe junto a los tamales, lo que lo convierte en un complemento perfecto para el plato.[6]
    • El atole recién hecho suele estar disponible en restaurantes y puestos de comida que venden tamales.
    • Si quieres probar tu habilidad para hacer atole, puedes hacerlo usando la misma masa de maíz que se usa para cubrir los tamales.[7]
  2. Sirve los tamales colocando arroz con leche a un lado. El arroz con leche, también conocido como pudín de arroz mexicano, es otro elemento tradicional que frecuentemente acompaña a los tamales. Se prepara hirviendo arroz blanco de grano largo con leche y palitos de canela hasta que adquiera una consistencia similar a la de la natilla. Refrigera el pudín para ayudar a que se espese y sírvelo frío.[8]
    • Espolvorea un pequeño puñado de pasas, nueces picadas o canela molida por encima para dar los últimos toques.[9]
    • Una taza de arroz con leche es un gran acompañamiento para los tamales suaves que se comen en el desayuno.
  3. Coloca un tamal en el fondo de un bol y cúbrelo con unos cucharones de chile casero. Adereza el tamal bañado con queso rallado, crema agria, tomates y cebollas en cubitos, o cualquiera de tus otras guarniciones favoritas de chile.[10]
    • El chile se sirve más a menudo con tipos más robustos de tamales rellenos de carne molida, cerdo o queso.
  4. Si buscas una forma poco convencional de comer el viejo tamal, pon un tamal de carne fresca en un bollo de perrito caliente junto a una generosa cantidad de chile. Guarda espacio para los acompañamientos característicos de Chicago como la mostaza amarilla, las cebollas, los pepinillos, las rodajas de tomate, los pimientos y la sal de apio.[11]
    • Un emparedado "Mother-in-Law" puede ser servido en un bollo, pero cuando está completamente cargado, es cualquier cosa menos una comida para comer con los dedos. ¡Asegúrate de tener muchas servilletas cerca!
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Consejos

  • Los tamales que no se comieron pueden ser colocados en un contenedor hermético, o en una bolsa plástica con cierre, y guardados en el refrigerador. Estarán en las mejores condiciones cuando se consuman dentro de 4 o 5 días.
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