El documento describe las diferentes formas en que las ideas secundarias desarrollan y matizan la idea principal en un texto. Las ideas secundarias pueden repetir la idea principal con diferentes palabras, dar ejemplos, realizar comparaciones, justificar la idea principal, o rechazar ideas falsas. En general, las ideas secundarias explican, desarrollan y aportan detalles que complementan la idea central.
2. Las ideas secundarias sirven al autor
para desarrollar de un modo más
detallado todos los aspectos que él
tenía en mente, cuando escribió la idea
principal.
Ideas Secundarias
3. Características de las Ideas Secundarias
Se encuentran ligadas a la idea principal y ayudan a
matizar el pensamiento que se va a desarrollar.
Explican y desarrollan el contenido de la idea principal.
Expresan datos accesorios, detalles, ejemplos, anécdotas,
matices y puntualizaciones que complementan ,
refuerzan, justifican o precisan la idea principal
Da argumentos que sirven para afirmar o rechazar la idea
principal.
4. Por repetición: cuando se mantiene exactamente el mismo
contenido de la oración principal, variando simplemente las
palabras.
Por ejemplificación: los ejemplos sirven para hacernos
comprender el alcance de la idea principal a través de casos y
aplicaciones concretas
Por justificación: este tipo de oraciones contienen razones o
argumentos que apoyan la afirmación establecida en la oración
principal
Por contraste: el autor quiere dejar bien claro cuál es su
verdadero pensamiento, indicando y rechazando de plano lo que
no es su pensamiento, para hacer resaltar la idea principal
En general, hay cuatro formas de desarrollar la idea
central a través de las ideas secundarias
5. “Cualesquiera que sean nuestras penas o nuestras alegrías, y la agitación del mundo,
nuestros órganos apenas si varían su ritmo interior. Los cambios químicos de las células y
de los humores continúan imperturbables. La sangre late en las arterias y corre a una
velocidad casi constante por los innumerables capilares de los tejidos. Existe una notable
diferencia entre la regularidad de los fenómenos que se producen dentro de nuestro
cuerpo y la extraordinaria variabilidad de nuestro medio ambiente. Nuestros estados
orgánicos son muy estables. Pero su estabilidad no equivale a un estado de reposo o de
equilibrio. Se debe, por el contrario, a la incesante actividad de todo el organismo. Para
mantener la constancia de la composición de la sangre y la regularidad de su circulación
se requiere un número inmenso de procesos fisiológicos. La tranquilidad de los tejidos
está asegurada por medio de los esfuerzos convergentes de todos los sistemas
funcionales. Y cuanto más violenta e irregular es nuestra vida, mayores son estos
esfuerzos. Porque la brutalidad de nuestras relaciones con el mundo cósmico no debe
nunca turbar la paz de las células y de los humores de nuestro mundo interior”.
A modo de ejemplo un párrafo algo extenso sacado
de la obra “La incógnita del hombre”, de Alexis Carrel.
6. “Cualesquiera que sean nuestras penas o nuestras alegrías, y la agitación del mundo,
nuestros órganos apenas si varían su ritmo interior. Los cambios químicos de las células
y de los humores continúan imperturbables. La sangre late en las arterias y corre a una
velocidad casi constante por los innumerables capilares de los tejidos. Existe una notable
diferencia entre la regularidad de los fenómenos que se producen dentro de nuestro
cuerpo y la extraordinaria variabilidad de nuestro medio ambiente. Nuestros estados
orgánicos son muy estables. Pero su estabilidad no equivale a un estado de reposo o de
equilibrio. Se debe, por el contrario, a la incesante actividad de todo el organismo. Para
mantener la constancia de la composición de la sangre y la regularidad de su circulación
se requiere un número inmenso de procesos fisiológicos. La tranquilidad de los tejidos está
asegurada por medio de los esfuerzos convergentes de todos los sistemas funcionales. Y
cuanto más violenta e irregular es nuestra vida, mayores son estos esfuerzos. Porque la
brutalidad de nuestras relaciones con el mundo cósmico no debe nunca turbar la paz de
las células y de los humores de nuestro mundo interior”.
7. !
Es la primera:
‘Cualesquiera que sean nuestras penas y nuestras
alegrías, y la agitación del mundo, nuestros
órganos apenas si varían su ritmo interior’.
¿Cuál es la oración en que el autor hace la
afirmación más general sobre la palabra
o tema dominante?
8. “Cualesquiera que sean nuestras penas o nuestras alegrías, y la agitación del mundo,
nuestros órganos apenas si varían su ritmo interior. Los cambios químicos de las células
y de los humores continúan imperturbables. La sangre late en las arterias y corre a una
velocidad casi constante por los innumerables capilares de los tejidos. Existe una notable
diferencia entre la regularidad de los fenómenos que se producen dentro de nuestro
cuerpo y la extraordinaria variabilidad de nuestro medio ambiente. Nuestros estados
orgánicos son muy estables. Pero su estabilidad no equivale a un estado de reposo o de
equilibrio. Se debe, por el contrario, a la incesante actividad de todo el organismo. Para
mantener la constancia de la composición de la sangre y la regularidad de su circulación
se requiere un número inmenso de procesos fisiológicos. La tranquilidad de los tejidos
está asegurada por medio de los esfuerzos convergentes de todos los sistemas
funcionales. Y cuanto más violenta e irregular es nuestra vida, mayores son estos
esfuerzos. Porque la brutalidad de nuestras relaciones con el mundo cósmico no debe
nunca turbar la paz de las células y de los humores de nuestro mundo interior”.
9. Unas repiten la misma idea principal:
‘Los cambios químicos de las células y de los
humores continúan imperturbables’.
10. “Cualesquiera que sean nuestras penas o nuestras alegrías, y la agitación del mundo,
nuestros órganos apenas si varían su ritmo interior. Los cambios químicos de las células y
de los humores continúan imperturbables. La sangre late en las arterias y corre a una
velocidad casi constante por los innumerables capilares de los tejidos. Existe una
notable diferencia entre la regularidad de los fenómenos que se producen dentro de
nuestro cuerpo y la extraordinaria variabilidad de nuestro medio ambiente. Nuestros
estados orgánicos son muy estables. Pero su estabilidad no equivale a un estado de reposo
o de equilibrio. Se debe, por el contrario, a la incesante actividad de todo el organismo.
Para mantener la constancia de la composición de la sangre y la regularidad de su
circulación se requiere un número inmenso de procesos fisiológicos. La tranquilidad de los
tejidos está asegurada por medio de los esfuerzos convergentes de todos los sistemas
funcionales. Y cuanto más violenta e irregular es nuestra vida, mayores son estos
esfuerzos. Porque la brutalidad de nuestras relaciones con el mundo cósmico no debe
nunca turbar la paz de las células y de los humores de nuestro mundo interior”.
11.
Otras son ejemplos:
‘La sangre late en las arterias y corre a una
velocidad casi constante por los innumerables
capilares de los tejidos’.
!
12. “Cualesquiera que sean nuestras penas o nuestras alegrías, y la agitación del mundo,
nuestros órganos apenas si varían su ritmo interior. Los cambios químicos de las células y
de los humores continúan imperturbables. La sangre late en las arterias y corre a una
velocidad casi constante por los innumerables capilares de los tejidos. Existe una notable
diferencia entre la regularidad de los fenómenos que se producen dentro de nuestro
cuerpo y la extraordinaria variabilidad de nuestro medio ambiente. Nuestros estados
orgánicos son muy estables. Pero su estabilidad no equivale a un estado de reposo o de
equilibrio. Se debe, por el contrario, a la incesante actividad de todo el organismo. Para
mantener la constancia de la composición de la sangre y la regularidad de su circulación
se requiere un número inmenso de procesos fisiológicos. La tranquilidad de los tejidos está
asegurada por medio de los esfuerzos convergentes de todos los sistemas funcionales. Y
cuanto más violenta e irregular es nuestra vida, mayores son estos esfuerzos. Porque la
brutalidad de nuestras relaciones con el mundo cósmico no debe nunca turbar la paz de
las células y de los humores de nuestro mundo interior”.
13.
O contienen una comparación:
‘Existe una notable diferencia entre la
regularidad de los fenómenos que se producen
dentro de nuestro cuerpo y la extraordinaria
variabilidad de nuestro medio ambiente’.
14. “Cualesquiera que sean nuestras penas o nuestras alegrías, y la agitación del mundo,
nuestros órganos apenas si varían su ritmo interior. Los cambios químicos de las células y
de los humores continúan imperturbables. La sangre late en las arterias y corre a una
velocidad casi constante por los innumerables capilares de los tejidos. Existe una notable
diferencia entre la regularidad de los fenómenos que se producen dentro de nuestro
cuerpo y la extraordinaria variabilidad de nuestro medio ambiente. Nuestros estados
orgánicos son muy estables. Pero su estabilidad no equivale a un estado de reposo o de
equilibrio. Se debe, por el contrario, a la incesante actividad de todo el organismo. Para
mantener la constancia de la composición de la sangre y la regularidad de su circulación
se requiere un número inmenso de procesos fisiológicos. La tranquilidad de los tejidos
está asegurada por medio de los esfuerzos convergentes de todos los sistemas
funcionales. Y cuanto más violenta e irregular es nuestra vida, mayores son estos
esfuerzos. Porque la brutalidad de nuestras relaciones con el mundo cósmico no debe
nunca turbar la paz de las células y de los humores de nuestro mundo interior”.
15. O insisten de nuevo en la idea principal:
‘Nuestros estados orgánicos son muy estables’.
16. “Cualesquiera que sean nuestras penas o nuestras alegrías, y la agitación del mundo,
nuestros órganos apenas si varían su ritmo interior. Los cambios químicos de las células y
de los humores continúan imperturbables. La sangre late en las arterias y corre a una
velocidad casi constante por los innumerables capilares de los tejidos. Existe una notable
diferencia entre la regularidad de los fenómenos que se producen dentro de nuestro
cuerpo y la extraordinaria variabilidad de nuestro medio ambiente. Nuestros estados
orgánicos son muy estables. Pero su estabilidad no equivale a un estado de reposo o
de equilibrio. Se debe, por el contrario, a la incesante actividad de todo el organismo.
Para mantener la constancia de la composición de la sangre y la regularidad de su
circulación se requiere un número inmenso de procesos fisiológicos. La tranquilidad de
los tejidos está asegurada por medio de los esfuerzos convergentes de todos los
sistemas funcionales. Y cuanto más violenta e irregular es nuestra vida, mayores son
estos esfuerzos. Porque la brutalidad de nuestras relaciones con el mundo cósmico no
debe nunca turbar la paz de las células y de los humores de nuestro mundo interior”.
17. O rechazan una falsa idea de
lo que es el ritmo interior:
’Pero su estabilidad no equivale a un estado
de reposo o de equilibrio’
18. “Cualesquiera que sean nuestras penas o nuestras alegrías, y la agitación del mundo,
nuestros órganos apenas si varían su ritmo interior. Los cambios químicos de las células y
de los humores continúan imperturbables. La sangre late en las arterias y corre a una
velocidad casi constante por los innumerables capilares de los tejidos. Existe una notable
diferencia entre la regularidad de los fenómenos que se producen dentro de nuestro
cuerpo y la extraordinaria variabilidad de nuestro medio ambiente. Nuestros estados
orgánicos son muy estables. Pero su estabilidad no equivale a un estado de reposo o de
equilibrio. Se debe, por el contrario, a la incesante actividad de todo el organismo.
Para mantener la constancia de la composición de la sangre y la regularidad de su
circulación se requiere un número inmenso de procesos fisiológicos. La tranquilidad de
los tejidos está asegurada por medio de los esfuerzos convergentes de todos los
sistemas funcionales. Y cuanto más violenta e irregular es nuestra vida, mayores son
estos esfuerzos. Porque la brutalidad de nuestras relaciones con el mundo cósmico no
debe nunca turbar la paz de las células y de los humores de nuestro mundo interior”.
19. O exponen su verdadera causa:
’Se debe, por el contrario, a la incesante actividad
de todo el organismo’
20. “Cualesquiera que sean nuestras penas o nuestras alegrías, y la agitación del mundo,
nuestros órganos apenas si varían su ritmo interior. Los cambios químicos de las células y
de los humores continúan imperturbables. La sangre late en las arterias y corre a una
velocidad casi constante por los innumerables capilares de los tejidos. Existe una notable
diferencia entre la regularidad de los fenómenos que se producen dentro de nuestro
cuerpo y la extraordinaria variabilidad de nuestro medio ambiente. Nuestros estados
orgánicos son muy estables. Pero su estabilidad no equivale a un estado de reposo o de
equilibrio. Se debe, por el contrario, a la incesante actividad de todo el organismo. Para
mantener la constancia de la composición de la sangre y la regularidad de su
circulación se requiere un número inmenso de procesos fisiológicos. La tranquilidad
de los tejidos está asegurada por medio de los esfuerzos convergentes de todos los
sistemas funcionales. Y cuanto más violenta e irregular es nuestra vida, mayores son
estos esfuerzos. Porque la brutalidad de nuestras relaciones con el mundo cósmico no
debe nunca turbar la paz de las células y de los humores de nuestro mundo interior”.
21. O indican los medios que aseguran la
tranquilidad del ritmo:
‘Para mantener la constancia de la composición de la
sangre y la regularidad de su circulación se requiere
un número inmenso de procesos fisiológicos”.
“La tranquilidad de los tejidos está asegurada por
medio de los esfuerzos convergentes de todos los
sistemas funcionales’.
22. “Cualesquiera que sean nuestras penas o nuestras alegrías, y la agitación del mundo,
nuestros órganos apenas si varían su ritmo interior. Los cambios químicos de las células y
de los humores continúan imperturbables. La sangre late en las arterias y corre a una
velocidad casi constante por los innumerables capilares de los tejidos. Existe una notable
diferencia entre la regularidad de los fenómenos que se producen dentro de nuestro
cuerpo y la extraordinaria variabilidad de nuestro medio ambiente. Nuestros estados
orgánicos son muy estables. Pero su estabilidad no equivale a un estado de reposo o de
equilibrio. Se debe, por el contrario, a la incesante actividad de todo el organismo. Para
mantener la constancia de la composición de la sangre y la regularidad de su circulación
se requiere un número inmenso de procesos fisiológicos. La tranquilidad de los tejidos está
asegurada por medio de los esfuerzos convergentes de todos los sistemas funcionales. Y
CUANTO MÁS VIOLENTA E IRREGULAR ES NUESTRA VIDA, MAYORES SON ESTOS
ESFUERZOS. PORQUE LA BRUTALIDAD DE NUESTRAS RELACIONES CON EL MUNDO
CÓSMICO NO DEBE NUNCA TURBAR LA PAZ DE LAS CÉLULAS Y DE LOS HUMORES DE
NUESTRO MUNDO INTERIOR”.
23. O hacen una comparación:
!
!
‘Y cuanto más violenta e irregular es nuestra vida,
mayores son estos esfuerzos’.
O exponen de nuevo la idea principal haciendo resaltar
su carácter básico dentro de la vida orgánica
!
‘Porque la brutalidad de nuestras relaciones con el mundo
cósmico no debe nunca turbar la paz de las células y del
os humores de nuestro mundo interior’.