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Hablemos del Alzheimer
El blog de la Fundación Pasqual Maragall
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deterioro cognitivo leve

¿Qué es el deterioro cognitivo leve?


El envejecimiento puede afectar a la agilidad y a la precisión de algunas de nuestras capacidades cognitivas, como la memoria, la capacidad de mantener la atención por períodos prolongados o la dificultad transitoria para evocar algunos nombres. 

Aunque muchas de estas dificultades son normales en el proceso de envejecimiento, es importante saber diferenciar aquellas señales que puedan sugerir los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer o un deterioro cognitivo leve. En las siguientes líneas, profundizamos en esta afección neurodegenerativa y la relación que tiene con la enfermedad de Alzheimer.

 

¿Qué es el deterioro cognitivo leve?

La denominación deterioro cognitivo leve (DCL), conocido también como MCI, por sus siglas en inglés de Mild Cognitive Impairment, representa una situación de cambios cognitivos que no se justifican por la edad, sino que son consecuencia de alguna condición médica, ya sea la enfermedad de Alzheimer u otra.

Este trastorno puede afectar a una o a varias capacidades cognitivas, como pueden ser la memoria, el lenguaje, la atención o la capacidad de razonar. En función de la causa que lo provoque, se puede estabilizar (incluso revertir) su progresión o no.

¿El deterioro cognitivo leve es la fase inicial del Alzheimer?

Un diagnóstico de deterioro cognitivo leve no significa necesariamente que la persona vaya a desarrollar demencia. Sin embargo, la enfermedad de Alzheimer, así como otras formas de demencia, pasan previamente por un estado de deterioro cognitivo leve. Es decir, todas las personas con Alzheimer han pasado inicialmente por esta fase, pero no todas las personas que padecen este deterioro están en una fase inicial de la enfermedad de Alzheimer ni desarrollarán una demencia. Es posible que, en algunos casos, solo sea la manifestación de algún trastorno estable o reversible que no progrese hacia un deterioro mayor.

Principales tipos de deterioro cognitivo leve: amnésico y no amnésico

Como hemos mencionado, el deterioro cognitivo leve constituye una fase intermedia entre el envejecimiento normal y la demencia leve producida por alguna enfermedad cerebral, como el Alzheimer. En este contexto, es crucial entender las distintas manifestaciones del deterioro cognitivo leve para un diagnóstico precoz y preciso, así como para una intervención temprana y adecuada: 

Deterioro cognitivo leve amnésico

Uno de los subtipos más comunes es el deterioro cognitivo leve amnésico, caracterizado por déficits de memoria más pronunciados que los asociados al envejecimiento sano y cuyos rasgos más distintivos son:

  • Las pérdidas de memoria reciente típicas de las fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer, pero no se llegan a cumplir todos los criterios de diagnóstico requeridos para la demencia.
  • La persona sigue siendo independiente para llevar a cabo sus actividades cotidianas.
  • Normalmente, no experimenta confusión ni desorientación.
  • En general, las dificultades pueden ser detectadas por los familiares o amigos más cercanos, aunque es probable que no llamen excesivamente su atención.

Deterioro cognitivo leve no amnésico

Por otro lado, el deterioro cognitivo leve no amnésico se manifiesta por la predominancia de afectaciones en capacidades cognitivas distintas a la memoria, como el lenguaje, la atención, la planificación y la ejecución de tareas complejas. Este subtipo se asocia a menudo con enfermedades vasculares o procesos neurodegenerativos diferentes al Alzheimer. 

Posibles síntomas de deterioro cognitivo leve

Los síntomas de deterioro cognitivo leve se sitúan entre los cambios esperables de memoria u otras funciones mentales superiores que puede tener una persona por su edad y los que representan la fase leve de demencia. En este sentido, el deterioro cognitivo leve presenta una serie de síntomas que, aunque discretos, son indicadores de un declive cognitivo más allá de lo considerado esperable para la edad. 

  • La pérdida de memoria, sobre todo de información reciente, como nombres, eventos o detalles conversacionales, es uno de los signos más comunes del deterioro cognitivo leve. 
  • Dificultades para planificar y ejecutar tareas complejas o seguir indicaciones, así como para tomar decisiones.
  • Disminución de la capacidad de atención y concentración. Las personas con deterioro cognitivo leve pueden presentar una menor capacidad para mantener el enfoque al realizar actividades cotidianas. 
  • Alteraciones en el lenguaje, como una dificultad creciente para encontrar las palabras adecuadas o seguir el hilo de una conversación. 
  • Depresión, ansiedad o falta de interés. Pueden presentarse algunas alteraciones del estado de ánimo, pudiendo comportar cierto retraimiento o evitación de algunas situaciones sociales. 

Es importante tener en cuenta que estos síntomas, aunque sutiles, pueden afectar al desarrollo habitual de las actividades cotidianas más complejas de la persona afectada. Es común que los familiares y amigos detecten este tipo de cambios o se sorprendan por el hecho de que la persona sea menos precisa en actividades que siempre ha llevado a cabo sin problema. En este caso, es importante la observación y requerir asesoramiento profesional para determinar qué puede estar causando esos cambios y recibir la atención adecuada.

Causas y factores de riesgo del deterioro cognitivo leve

El deterioro cognitivo leve puede ser un síntoma de la enfermedad de Alzheimer, pero también puede ser la manifestación de diferentes afecciones médicas o factores relacionados, algunas reversibles como, por ejemplo, los efectos secundarios de alguna medicación. En este caso, la retirada de la medicación podría conducir a una mejora del estado cognitivo.

También puede producirse en el contexto de una depresión. Es frecuente que muchas personas con trastorno depresivo presenten deterioro cognitivo leve, ya que la depresión en sí misma puede causar problemas acusados de memoria y de concentración. Si la depresión es la causa y se trata correctamente, el deterioro cognitivo mejorará claramente.

Por otro lado, los factores de riesgo del deterioro cognitivo leve son diversos. La edad es uno de estos factores que puede detonar el deterioro cognitivo, aunque no es una consecuencia inevitable de envejecer. Sin embargo, existen otros más que se deben conocer:

  • Algunos están relacionados con factores de riesgo cardiovascular, como padecer diabetes, tener el colesterol o la presión arterial altos, o padecer obesidad.
  • Otros pueden tener que ver con factores genéticos que pueden conferir mayor vulnerabilidad.
  • Y, el otro gran grupo, son aquellos que tienen que ver con los hábitos de vida saludables que impactarán tanto en la salud cardiovascular como cerebral (dieta saludable, actividad física regular y control de los factores de riesgo cardiovascular) o más específicamente en la salud cerebral (estar social y cognitivamente activos). 

Diagnóstico del deterioro cognitivo leve

Ante la sospecha de que uno mismo o algún ser querido pueda estar experimentando una disminución de sus capacidades cognitivas, es importante solicitar atención médica. Para la evaluación diagnóstica del deterioro cognitivo leve, pueden emplearse distintas estrategias y pruebas complementarias para definir su presencia, características y determinar la causa si es posible, como las siguientes: 

  • Examen neurológico: para corroborar que el cerebro y el sistema nervioso funcionan correctamente.
  • Análisis de laboratorio: para descartar deficiencias vitamínicas, alteraciones hormonales o de otro tipo que pueden influir en el rendimiento de la memoria o de otras capacidades cognitivas.
  • Técnicas de neuroimagen: para observar los cambios que se producen en el cerebro, con el objetivo de entender la progresión del deterioro cognitivo y planificar estrategias de manejo adecuadas. Por ejemplo, a través de una resonancia magnética, es posible identificar cambios en la morfología cerebral, como atrofia en regiones específicas. Asimismo, la tomografía por emisión de positrones (PET) permite evaluar la función cerebral mediante la medición del flujo sanguíneo cerebral y el metabolismo de la glucosa para identificar áreas cerebrales con una actividad reducida, o la acumulación patológica de ciertas proteínas.. 
  • Evaluación del estado mental y cognitivo: una evaluación cognitiva breve y del estado de ánimo permitirá estimar el alcance de las posibles dificultades y valorar si es preciso realizar una evaluación neuropsicológica más completa. 

Cómo reducir el riesgo de deterioro cognitivo leve o su evolución a demencia

La adopción de medidas proactivas en el estilo de vida puede desempeñar un papel crucial en la reducción del riesgo de deterioro cognitivo leve y en la prevención de su progresión a demencia. En este sentido, es aconsejable adoptar estrategias como las siguientes:

  • Mantener una vida social activa y participar en actividades cognitivamente estimulantes, como la lectura y los juegos mentales
  • Practicar ejercicio físico de forma regular también actúa como un factor protector, ya que se vincula con la salud cardiovascular y la preservación de la función cognitiva.
  • Controlar los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión arterial y la diabetes, contribuye a la prevención del deterioro cognitivo leve. 
  • Mantener una dieta equilibrada y rica en nutrientes es esencial. Ciertos patrones alimentarios, como la dieta mediterránea, se asocian con un menor riesgo de deterioro cognitivo.
  • Prestar atención a la salud mental también juega un papel crucial en la reducción del riesgo. La identificación y gestión temprana de la depresión, el estrés y la ansiedad son componentes clave para preservar la función cognitiva a largo plazo.

La adopción de un enfoque holístico que abarque aspectos físicos, cognitivos y emocionales puede contribuir de manera significativa a la reducción del riesgo de deterioro cognitivo leve y a la prevención de su evolución a demencia.

Desgraciadamente, cuando el deterioro cognitivo leve representa la antesala del desarrollo de demencia producida por la enfermedad de Alzheimer o por otra causa, lamentablemente, no se podrá curar y los síntomas serán cada vez más acusados. A pesar de todo, una vez que se ha diagnosticado la enfermedad causante, un tratamiento con la medicación adecuada y una adecuada orientación de estrategias no farmacológicas pueden contribuir a paliar los síntomas y mejorar la calidad de vida de la persona afectada y de quienes la rodean.

Referencias:

Petersen RC, Lopez O, Armstrong MJ, Getchius TSD, Ganguli M, Gloss D, Gronseth GS, Marson D, Pringsheim T, Day GS, Sager M, Stevens J, Rae-Grant A. Practice guideline update summary: Mild cognitive impairment: Report of the Guideline Development, Dissemination, and Implementation Subcommittee of the American Academy of Neurology. Neurology. 2018 Jan 16;90(3):126-135.

Woodward M, Brodaty H, McCabe M, Masters CL, Naismith SL, Morris P, Rowe CC, Walker P, Yates M. Nationally Informed Recommendations on Approaching the Detection, Assessment, and Management of Mild Cognitive Impairment. J Alzheimer’s Dis. 2022;89(3):803-809.

Categorías: Alzheimer y demencia

01.02.2024

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Acerca del autor

En la Fundación Pasqual Maragall investigamos la detección y prevención de la enfermedad de Alzheimer, promocionamos un envejecimiento saludable y trabajamos para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y cuidadoras.

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