Estos son los deportes que puedes y debes hacer con una lesión de menisco

Ejercicio físico

La rotura de menisco es una de las lesiones más habituales. En el caso de los jóvenes, la razón principal está relacionada con la práctica deportiva, mientras que en la edad adulta tiene que ver con otros factores. Te contamos qué ejercicios puedes hacer con esta lesión. 

Actualizado a: Miércoles, 20 Marzo, 2024 07:42:24 CET
Mujer corredora con dolor de rodilla. Las lesiones de menisco con más habituales en hombres que en mujeres.

La lesión de menisco es una de las más frecuentes tanto en deportistas como en personas que habitualmente no practican ningún deporte. Es muy habitual en las consultas de Traumatología, según confirman las fuentes consultadas por CuídatePlus. “Se estima que en Estados Unidos se realizan cerca de 800.000 artroscopias anuales en relación a la rotura meniscal”, señala Jesús Manuel Cortés, traumatólogo especialista en rodilla de la Clínica Cemtro, en Madrid.

Se trata de un problema que se puede ver en todos los grupos de edad. “La indicencia anual está entre 60-70 casos por cada 100.000 personas, con predominio en el sexo masculino”, detalla Luis Enrique Roche-Seruendo, podólogo, fisioterapeuta y director iBiomechanics. Según el experto, “entre el 70-80 por ciento de estas lesiones afectan a los hombres, fundamentalmente entre los 20-30 años de edad, mientras que en las mujeres es más frecuente entre los 10 y los 20 años”. 

Como se ha mencionado anteriormente, es una lesión que puede aparecer tanto en personas jóvenes como en adultas. En el caso de los jóvenes, la razón principal de que se produzca está relacionada con la práctica deportiva, mientras que en la edad adulta tiene que ver con “meniscopatías degenerativas que pueden desembocar en rotura”, tal y como apunta Cortés.

Existen muchos tipos de lesiones meniscales. Cortés hace dos divisiones: “Las de menisco interno, que comprende la zona medial de la rodilla, y las de menisco externo (zona lateral) y cada uno de ellos pueden presentar diferentes patrones de rotura, como radiales, verticales, horizontales, oblicuas y las llamadas asa de cubo o pico de loro, con características particulares en cada una”.

Por su parte, Roche-Seruendo hace una división en función de la clasificación descrita por LaPadre y publicada en la revista The American Journal of Sports Medicine:

  • Lesiones tipo 1: Desgarro parcial estable entre 0 y 9 mm de la inserción del cuerno meniscal.
     
  • Lesiones tipo 2: Desgarro radial completo del menisco.
    • Subtipo 2A: Desgarro radial completo de 0 a <3 mm de la inserción.
    • Subtipo 2B: Desgarro radial completo de 3 a <6 mm de la inserción.
       
    • Subtipo 2C: Desgarro radial completo de 6 a <9 mm de la inserción.
       
  • Lesiones tipo 3: Desgarro en asa de cubo con desinserción del cuerno meniscal.
     
  • Lesiones tipo 4: Desgarro complejo oblicuo del menisco que se extiende en la inserción del cuerno meniscal.
     
  • Lesiones tipo 5: Ruptura con avulsión de la inserción del cuerno meniscal.
     

No todas las lesiones tienen síntomas

Muchas personas asocian las lesiones de menisco a un dolor intenso pero no siempre es así. De hecho, muchas son asintomáticas, es decir, que la persona puede tener la lesión y no saberlo. “Una gran parte de ellas pasan desapercibidas desde el punto de vista clínico y se detectan casualmente por otras pruebas diagnósticas realizadas por otros motivos”, constata Cortés. Esto ocurre sobre todo en adultos mayores, tal y como señala Roche-Seruendo: “Entorno a los 60 años el 60 por ciento de la población masculina adulta presenta lesiones meniscales de algún tipo que son asintomáticas”.

Sin embargo, también hay otros casos en los que sí hay síntomas siendo los más frecuentes “el dolor en la zona medial o lateral de la rodilla, la inflamación , los bloqueos de la rodilla con dolor o la pérdida de movimiento”, describe Roche-Seruendo.

Los deportes que debes practicar

Con una lesión de este tipo, surge la duda de si es bueno o no practicar deporte y cuáles. Los expertos consultados por CuídatePlus no sólo lo recomiendan sino que lo creen necesario y obligatorio para los pacientes. “El deporte controlado es beneficioso para la rodilla lesionada ya que la musculatura tonificada y potenciada da una estabilidad extra a la rodilla disminuyendo así el riesgo de nuevas lesiones”, afirma Cortés.

Sobre qué deportes son los más recomendables Roche-Seruendo señala actividades como “nadar, patinar, hacer bicicleta, elíptica o realizar entrenamientos de fuerza. Todos ellos aumentarán la fuerza muscular, mejorando el control motor, evitando grandes cargas e impactos y situaciones de compresión y giros”.

En cuanto a la carrera, su recomendación se complica y dependerá de muchos factores ya que, como indica Roche-Seruendo “estas lesiones se han relacionado con deportes de impacto repetitivo, como correr o saltar, o con aquellas actividades que implican giros, cambios de direcciones y caídas con giro o inestables, por lo que evitar o moderar la práctica de este tipo de deportes ayuda a evitar que se agrave la lesión”.

Por ello, la recomendación del fisioterapeuta es que “la práctica de carrera se debe individualizar y aconsejar o no en función del tipo de lesión y de otros factores como la obesidad, la alineación de los miembros inferiores, posibles alteraciones del control motor o biomecánicas o el tipo de terreno o calzado, que deberán valorarse”.

Para Cortés, la recomendación de un deporte u otro dependerá del tipo de tratamiento al que se haya sometido el paciente. En el caso de los que tienen un tratamiento conservador, “basado en terapias rehabilitadoras y físicas, junto a ejercicios progresivos de acondicionamiento para estabilizar la rodilla; los deportes serán fundamentalmente lineales, evitando, en la medida de lo posible, aquéllos en los que intervengan giros e hiperflexión de rodilla”. La bicibleta, por ejemplo, “será muy beneficioso ya que con ella se evita el impacto y se mejora la musculatura”.

En el caso de las lesiones que hayan precisado tratamiento quirúrgico, Cortés explica que “la prioridad es llegar a hacer deportes de manera habitual. Si se ha sacrificado menisco, es recomendable disminuir los deportes de impacto como la carrera de larga distancia ya que la capacidad amortiguadora del menisco parcialmente resecado disminuye”.

Progresivamente y con estudios previos

En cualquier caso, según el experto de la Clínica Cemtro, “la reintroducción a la práctica deportiva deberá ser progresiva y según tolerancia”. Para ello, ambos aconsejan ponerse en manos de un preparador físico que introduzca las rutinas necesarias en cada caso.

Según el director de iBiomechanics, “también sería recomendable un estudio pormenorizado de los factores de riesgo lesional ya que, en función de eso, se podrá recomendar o no el uso de plantillas, calzado específico o rodilleras”. También sería interesante hacer un estudio biomecánico porque esto “permite controlar los factores de riesgo estructurales y el control motor, es decir, cómo se produce el movimiento habitual durante la práctica del deporte o de una actividad en concreto”.

En ningún caso, según Roche-Seruendo y Cortés, se dejará de realizar deporte. “Cada caso es individualizado y dependerá de la lesión meniscal, la sintomatología y la cirugía”, recuerda Cortés. “Todas las actividades se pueden realizar siempre y cuando el individuo las practique a intensidades moderadas y en las que exista un control del gesto sin impactos, giros o flexiones pronunciadas”, destaca el fisioterapeuta. Además, según él, “sería recomendable que no existiera fatiga para evitar alteraciones del control motor de la rodilla durante la actividad”.

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