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Renovar nuestra mente

Actualizado: 10 jul 2019

Y renovaos en el espíritu de vuestra mente (Efesios 4:32).

Una palabra que debe acompañarnos a lo largo de nuestra vida cristiana es la palabra: Renovación. Esto es así porque somos nuevas criaturas y tenemos la importante encomienda de aprender a vivir en conformidad con la nueva vida que Cristo nos ha concedido. Tan pronto como creemos en el Señor Jesús, comienza la carrera por la renovación y la reconstrucción, y solo pueden triunfar aquellos que, diligente y disciplinadamente, ponen todo su esmero en la renovación de su pensamiento y su mentalidad. El apóstol Pablo dijo: “…” (Efesios 4:23). Es decir, debemos renovar nuestra mente para poder caminar con Dios y seguir experimentando su gracia abundante en nuestra vida.

Pablo también dijo: “…” (Efesios 4:17-18). Aquí, “la vanidad de su mente” se refiere a su pensamiento que está enceguecido y marcado por el orgullo y la rebeldía contra Dios. Y debido a que su pensamiento es así, su vida no puede dejar de ser de esa misma manera. El apóstol dice que debido a la mentalidad de vanidad y orgullo, ellos viven y actúan de esta manera.

Además dice, que al vivir en esa mentalidad, eso evidencia que la vida de Dios no está en ellos. Además dice que hay dureza en su corazón. Y la dureza no es otra cosa sino obstinación y un sentido de resistirse a las cosas de Dios.

Ahora que hemos creído en Cristo, la postura de nuestros pensamientos debe cambiar. A eso me quiero referir cuando hablo de renovación. El hermano John Wesley, uno de los avivadores del siglo 18, tenía una frase. Él decía: “Los pasos del hombre son dirigidos por el corazón del hombre”. Esto lo decía basándose en el pasaje de Proverbios 23:7 que dice: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”.

Siempre que alguien se convertía en alguna de sus predicaciones, de inmediato le advertía: “A partir de ahora, debe renovarse en el espíritu de su mente, porque usted no irá más lejos ni más allá del lugar al que su corazón apunte”.

Esta es una tremenda verdad. Nuestras vidas no pueden ir a ningún otro lugar que aquel al que nuestra mente y corazón apunten. Por lo tanto, tenemos una tremenda responsabilidad en nuestras manos. Debemos renovar nuestra mente cada día y nuestro corazón debe sujetarse diariamente a la Palabra de Dios. Solo así iremos a donde Dios vaya, y estaremos en donde Dios esté.

A este proceso de renovación de nuestra mente también se le llama en la Biblia “santificación”. Es el proceso por medio del cual Dios renueva nuestros pensamientos, por medio de su Palabra, y nos conforma a la imagen de Cristo.

La renovación de nuestra mente, la santificación, tiene lugar cuando recibimos la Palabra de Dios en nuestro corazón, la meditamos, la memorizamos y la practicamos. El Señor le dijo a los discípulos: “…” (Juan 15:3). De la misma manera, para estar limpios, renovados, santificados, debemos recibir la Palabra de Dios.

La Biblia nos enseña, en primer lugar, que debemos obedecer a Dios de todo corazón, pues Él es el dueño de nuestras vidas. Jeremías 7:23 declara: “…”. Debemos renovar nuestra mente y recordar todo el tiempo que somos de Dios y por ende debemos obedecerle de todo corazón. Nuestro Dios es un Dios santo, y por eso debemos vivir en santidad y obediencia delante de Él (1 Pedro 1:16).

Además, la Biblia nos dice que debemos confiar en Dios. Este es el segundo paso que debemos dar para la renovación de nuestra mente. Salmo 37:5 dice: “…”. No debemos desconfiar de Dios ni tratarlo como un ser humano mentiroso, porque estos pecados irritan a Dios.

A diario, para renovar nuestra mente, debemos tener presente que Dios está cuidando nuestras vidas, ha preparado todo lo que necesitamos de antemano y es el guarda de nuestro futuro. En el mismo Salmo 37, en los versos 39 y 40 dice: “…”. Confiemos en Dios y esperemos diariamente en Él.

En tercer lugar, nuestra mente debe renovarse pensando en el Dios bueno. El día de ayer, una hermana que estimo mucho, compartió una publicación acerca de un pajarito que había rescatado después de que sufrió el ataque de un perro. Ella le dio agua, comida y lo acarició. También abrió las ventanas de par en par y esperó. Después de muchas horas y muchos intentos logró volar.

Cuando leía esta publicación estaba pensando en lo que dijo el Señor en Mateo 6:26: “…”. Y en lo que añadió en el versículo 31 y 32: “…”. El Dios en el que hemos creído, que nos ha llamado, es el Dios buenos que cuida nuestras vidas. De nada nos sirve hablar sobre los atributos de Dios si no estamos totalmente seguros de que Él es un Dios bueno.

El día de hoy, renovemos nuestra mente. Oremos para que la obra de santificación progrese en nuestra vida. Adoptemos en nuestra mente la obediencia, la confianza en Dios y su eterna bondad. Entonces, podremos caminar con el Señor.

Haga esta oración conmigo. Amado Padre celestial, Tú nos llamaste a una vida nueva por medio de Cristo. Por eso, ahora nuestra mente debe renovarse. Ayúdanos Señor a dejar la vieja manera de pensar. Que abandonemos la vanidad, el orgullo, la desobediencia.

Hoy entendemos que nos llamas a ser un pueblo obediente para ti, porque Tú eres nuestro Señor. Confiamos en ti y en tu eterna bondad. En el nombre de Jesús. Amén y amén.

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