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Nurse Peace counsels a patient prior to a cervical cancer screening in Minna, Nigeria.
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Cáncer de cuello uterino

17 de noviembre de 2023

Datos y cifras

  • El cáncer de cuello uterino es el cuarto tipo de cáncer más frecuente en las mujeres de todo el mundo, con una incidencia aproximada de 660 000 nuevos casos y 350 000 muertes en 2022.
  • Las tasas más elevadas de incidencia y mortalidad por cáncer de cuello uterino se dan en los países de ingreso bajo y mediano. Esto refleja grandes desigualdades que obedecen a la falta de acceso a los servicios nacionales de vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) y de cribado y tratamiento del cáncer de cuello uterino, así como a determinantes sociales y económicos.
  • El cáncer de cuello uterino tiene su origen en una infección persistente por el VPH. Las mujeres con VIH tienen seis veces más probabilidades de padecer cáncer de cuello uterino que las mujeres sin VIH.
  • La vacunación profiláctica contra el VPH y el cribado y tratamiento de las lesiones precancerosas son estrategias eficaces para prevenir el cáncer de cuello uterino y tienen una muy buena relación entre costo y eficacia.
  • El cáncer de cuello uterino puede curarse si se diagnostica en un estadio temprano y se trata con prontitud.
  • Países de todo el mundo están trabajando para acelerar la eliminación del cáncer de cuello uterino en las próximas décadas, con un conjunto acordado de tres metas que deben cumplirse para 2030.

 

Generalidades

A escala mundial, el cáncer de cuello uterino es el cuarto tipo de cáncer más común entre las mujeres, con una incidencia de 600 000 nuevos casos aproximadamente en 2022. Ese mismo año, más del 94% de las 350 000 muertes causadas por el cáncer de cuello uterino se produjeron en países de ingreso bajo y mediano. Las tasas de incidencia y mortalidad por cáncer de cuello uterino más elevadas se registran en África Subsahariana, América Central y Asia Sudoriental. Las diferencias regionales en la carga de cáncer de cuello uterino se relacionan con las desigualdades en el acceso a los servicios de vacunación, cribado y tratamiento, los factores de riesgo, como la prevalencia del VIH, y determinantes sociales y económicos como el sexo, los sesgos de género y la pobreza. Las mujeres con VIH tienen una probabilidad seis veces mayor de padecer cáncer de cuello uterino en comparación con la población general, y se calcula que el 5% de todos los casos de cáncer de cuello uterino son atribuibles al VIH (1). El cáncer de cuello uterino afecta de manera desproporcionada a las mujeres más jóvenes y, a consecuencia de ello, el 20% de los niños que pierden a su madre a causa del cáncer lo hacen debido al cáncer de cuello uterino (2).

Causas

El virus del papiloma humano (VPH) es una infección común de transmisión sexual que puede afectar a la piel, la zona genital y la garganta. Casi todas las personas sexualmente activas la contraerán en algún momento de su vida, por lo general sin mostrar síntomas. En la mayoría de los casos, el sistema inmunitario elimina el VPH del organismo. La infección persistente por el VPH de alto riesgo puede provocar la aparición de células anormales, que se acaban convirtiendo en un cáncer.

El 95% de los cánceres de cuello uterino se deben a una infección persistente por VPH en el cuello del útero (la parte inferior del útero o matriz, que se abre en la vagina, también llamada canal del parto) que no se ha tratado. Por regla general, las células anormales tardan entre 15 y 20 años en convertirse en cáncer, pero en las mujeres con un sistema inmunitario debilitado, como en el caso del VIH no tratado, este proceso puede ser más rápido y tardar entre 5 y 10 años. Entre los factores de riesgo para la progresión del cáncer se encuentran el grado de oncogenicidad del tipo de VPH, el estado inmunitario, la presencia de otras infecciones de transmisión sexual, el número de partos, un primer embarazo a una edad temprana, el uso de anticonceptivos hormonales y el tabaquismo.

Prevención

La sensibilización de la población y el acceso a información y servicios de salud son fundamentales para la prevención y el control a lo largo del curso de la vida.

  • Vacunarse entre los 9 y los 14 años es una forma altamente eficaz de prevenir infecciones por VPH, el cáncer cervicouterino y otros cánceres relacionados con el VPH.
  • El cribado a partir de los 30 años en la población general (25 años en el caso de las mujeres con VIH) permite detectar lesiones cervicouterinas que, cuando se tratan, también previenen el cáncer de cuello uterino.
  • Cuando se presenten síntomas o se manifiesten preocupaciones, a cualquier edad, la detección precoz seguida de un tratamiento rápido y de calidad puede curar el cáncer de cuello uterino.

Vacunación contra el VPH y otras medidas de prevención

Desde 2023 hay seis vacunas contra el VPH disponibles en todo el mundo. Todas ellas protegen contra los tipos 16 y 18 del VPH de alto riesgo, responsables de la mayoría de los cánceres de cuello uterino, y han demostrado ser seguras y eficaces para prevenir la infección por VPH y el cáncer de cuello uterino.

La vacuna contra el VPH debe administrarse prioritariamente a todas las niñas de 9 a 14 años antes de que comiencen a tener relaciones sexuales. La vacuna puede administrarse en una o dos dosis. Las personas con un sistema inmunitario debilitado deben recibir idealmente dos o tres dosis. Algunos países también han optado por vacunar a los varones para reducir en mayor medida la prevalencia del VPH en la comunidad y prevenir los cánceres masculinos causados por el VPH.

Otras formas importantes de prevenir la infección por VPH son:

  • no fumar o dejar de fumar;
  • utilizar preservativos;
  • y la circuncisión masculina voluntaria.

Cribado del cáncer de cuello uterino y tratamiento de las lesiones precancerosas

Las mujeres deben someterse a pruebas de detección del VPH en relación con el cáncer de cuello uterino cada 5-10 años a partir de los 30 años de edad. Las mujeres con VIH deben someterse a pruebas de detección del VPH cada 3 años a partir de los 25 años de edad. Las lesiones precancerosas rara vez provocan síntomas, por lo que es importante someterse a un cribado periódico del cáncer de cuello uterino, aunque se haya recibido la vacuna contra el VPH.

La obtención propia de muestras para la prueba del VPH, que puede ser la opción preferida por las mujeres, ha demostrado ser tan fiable como las muestras extraídas por los proveedores de atención de salud.

Tras un resultado positivo en una prueba del VPH (u otro método de detección), el proveedor de atención de la salud puede examinar el cuello del útero en busca de cambios (como lesiones precancerosas) que, de no tratarse, podrían derivar en un cáncer de cuello uterino. El tratamiento de las lesiones precancerosas es un procedimiento sencillo y previene el cáncer de cuello uterino. El tratamiento puede ofrecerse en la misma visita (enfoque de «ver y tratar») o tras una segunda prueba (enfoque de «ver, triaje y tratar»), que se recomienda especialmente en el caso de las mujeres con VIH.

El tratamiento de las lesiones precancerosas es rápido y generalmente indoloro, y no suele causar complicaciones. Los pasos del tratamiento consisten en una colposcopia o inspección visual del cuello del útero para localizar y evaluar la lesión, seguida de:

  • ablación térmica, que consiste en utilizar una sonda caliente para quemar las células;
  • crioterapia, que consiste en utilizar una sonda fría para congelar las células;
  • escisión con asa grande de la zona de transformación (LEETZ), que consiste en extirpar los tejidos anormales con un asa calentada eléctricamente; y/o
  • biopsia en cono, que consiste en extirpar con un bisturí una porción de tejido en forma de cono.

Detección precoz, diagnóstico y tratamiento del cáncer de cuello uterino

El cáncer de cuello uterino puede curarse si se diagnostica y trata en una fase incipiente de la enfermedad. Un paso fundamental es reconocer los síntomas y acudir al médico para tratar cualquier duda. Las mujeres deben acudir a un profesional de la salud si notan:

  • sangrado inusual entre periodos, después de la menopausia o después de mantener relaciones sexuales;
  • flujo vaginal abundante o maloliente;
  • síntomas como dolor persistente en la espalda, las piernas o la pelvis;
  • pérdida de peso, cansancio, pérdida de apetito;
  • molestias vaginales;
  • hinchazón de las piernas.

Las evaluaciones clínicas y las pruebas para confirmar el diagnóstico y el estadio son importantes y, por lo general, van seguidas de la derivación a los servicios de tratamiento, como cirugía, radioterapia y quimioterapia, así como a los cuidados paliativos para prestar tratamiento de apoyo y tratamiento del dolor.

Las opciones para el manejo de la atención oncológica invasiva son un instrumento importante para garantizar la rápida derivación de una paciente y que esta reciba apoyo mientras avanza en su diagnóstico y en las decisiones acerca del tratamiento. La atención de calidad se caracteriza por:

  • la disponibilidad de un equipo multidisciplinario que garantice el diagnóstico y la estadificación (pruebas histológicas, patología, diagnóstico por imagen) antes de tomar decisiones sobre el tratamiento;
  • la adopción de decisiones terapéuticas con arreglo a las directrices nacionales; y
  • el apoyo a las intervenciones mediante cuidados integrales de carácter psicológico, espiritual, físico y paliativo.

 A medida que los países de ingreso bajo y mediano amplíen el cribado del cáncer cervicouterino, aumentará el número de casos de cáncer cervicouterino invasivo que se detectan, especialmente en poblaciones que antes no se sometían a este tipo de pruebas. Por tanto, las estrategias de derivación y de tratamiento del cáncer deben implementarse y ampliarse al igual que los servicios de prevención.

Respuesta de la OMS

Todos los países se han comprometido a eliminar el cáncer de cuello uterino como problema de salud pública. La Estrategia Mundial de la OMS define la eliminación como la reducción a una tasa de incidencia umbral de cuatro por 100 000 mujeres-año y establece tres metas que deben alcanzarse para el año 2030, con el fin de situar a todos los países en el camino hacia la eliminación en las próximas décadas:

  • inmunización del 90% de las niñas con una vacuna contra el VPH antes de cumplir los 15 años;
  • cribado del 70% de las mujeres mediante una prueba de alta precisión antes de los 35 años y de nuevo antes de los 45 años; y
  • tratamiento del 90% de las mujeres con lesiones precancerosas o cáncer cervicouterino.

Según los modelos, se estima que se puede evitar la cifra acumulada de 74 millones de nuevos casos de cáncer de cuello uterino y 62 millones de muertes, de aquí a 2120, si se alcanza este objetivo de eliminación. Para acceder a recursos de la OMS, los organismos de las Naciones Unidas y otras partes interesadas, explore el repositorio de conocimientos sobre el cáncer de cuello uterino en: Inicio (who.int) (en inglés)

La prevención de las lesiones precancerosas y de los cánceres asociados al VPH es también un elemento clave de las Estrategias mundiales del sector de la salud contra el VIH, las hepatitis víricas y las infecciones de transmisión sexual para el periodo 2022-2030, elaboradas por la OMS; asimismo, la resolución WHA74.5 (2021) de la Asamblea Mundial de la Salud sobre salud bucodental incluye medidas relativas a los cánceres de boca y garganta.

 


Referencias

  1. Stelze, Dominik et al. Estimates of the global burden of cervical cancer associated with HIV. The Lancet. 2020. https://doi.org/10.1016/S2214-109X(20)30459-9
  2. Guida, F., Kidman, R., Ferlay, J. et al. Global and regional estimates of orphans attributed to maternal cancer mortality in 2020. Nat Med 28, 2563–2572 (2022). https://doi.org/10.1038/s41591-022-02109-2