Fluoxetina: ¿cómo debemos tomarla y cuándo?

La fluoxetina es un medicamento que pertenece a la familia de los antidepresivos

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Fluoxetina: ¿cómo debemos tomarla y cuándo?

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La fluoxetina es un medicamento que pertenece a la familia de los antidepresivos, un inhibidor selectivo de la recaptación de la serotonina, una sustancia presente en las neuronas y que realiza la función de neurotransmisor. Popularmente lo conocemos como Prozac, fármaco que se emplea en el tratamiento de trastornos de ansiedad, cuadros depresivos y trastornos obsesivos compulsivos.

El medicamento debe ser recetado por un especialista, que deberá hacer un seguimiento periódico del paciente para determinar su nivel de efectividad y la aparición de posibles efectos secundarios. ¿Cuándo y cómo debemos tomar fluoxetina?

¿Para qué sirve la fluoxetina?

La fluoxetina es un antidepresivo conocido mayormente para tratar la depresión, ya sea de carácter leve o grave. De todas formas, también es utilizada con frecuencia para el tratamiento de la ansiedad y de los trastornos obsesivo. Incluso, en ocasiones, en determinados trastornos de la conducta alimentaria.

Tal y como sucede en el caso de otros inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, su cometido es ayudar a restablecer el equilibrio químico en el cerebro del paciente para evitar que aparezcan los síntomas propios de la depresión.

Se trata de un fármaco bastante delicado, por lo que su comercialización libre está totalmente prohibida y solo es posible acceder a él mediante prescripción médica.

¿Cómo tomar este medicamento?

Desde aquí explicaremos cuándo y cómo se debe tomar fluoxetina, aunque es importante destacar que debe ser el médico, el único responsable de determinar cuál es la dosis necesaria dependiendo del caso que se trate.

La fluoxetina viene en diferentes formatos, aunque su administración siempre es vía oral. En el mercado es posible encontrarlo en cápsulas, comprimidos o comprimidos dispersables. En estos casos, el paciente tragará el fármaco con ayuda de un vaso de agua o disuelto en líquido, pero nunca deberá masticarlos ni triturarlos.

Es habitual tomarlo por la mañana, comenzando por una pequeña dosis que irá en aumento de acuerdo a lo que determine el médico. En ocasiones, es posible repartir la toma en varias dosis. El paciente no tiene que tomarlo en ayunas, también podrá hacerlo mientras desayuna, aunque está desaconsejado tomarlo antes de irse a dormir, pues puede alterar el sueño.

¿Qué dosis es necesaria?

La dosis que hay que tomar dependerá de algunos aspectos importantes, como el tipo de enfermedad a tratar, la edad del paciente o cómo de intensos sean los síntomas, y siempre será el médico quien prescriba la mejor opción para cada paciente. Suele presentarse en cápsulas de 20 miligramos y emplearse en dosis que van de los 20 a los 60 miligramos al día.

¿Cuánto tarda en hacer efecto este fármaco?

Normalmente, los efectos de la fluoxetina empiezan a observarse al cabo de tres semanas, aunque de una persona a otra puede variar. Por regla general, la depresión comenzará a amainar tras los primeros 14 días de tratamiento, hasta que el medicamento alcance su mayor efectividad, en torno a las 4 u 8 semanas.

Beneficios y efectos positivos de la fluoxetina

La fluoxetina puede frenar la ansiedad, hacer que la depresión desaparezca o disminuir la intensidad de los trastornos compulsivos u obsesivos. Cuando el fármaco se suministra a personas afectadas por una depresión, el medicamento actúa contra el abatimiento, la tristeza, el malestar, la impotencia o la irritabilidad.

Su acción prolongada también interviene en el restablecimiento del nivel natural de los neurotransmisores que se ocupan del buen funcionamiento del cerebro. Y es que se ha demostrado que una de las causas que pueden explicar la depresión guardaría relación con su desequilibrio. También se emplea en personas que tienen ansiedad o problemas de sueño.

La fluoxetina cuenta con propiedades efectivas que mejoran el estado de ánimo del paciente, al mismo tiempo que eliminan o reducen los síntomas generados por un TOC o trastorno obsesivo compulsivo. De igual manera, combate algunos trastornos relacionados con la alimentación como es la bulimia nerviosa.

También puede utilizarse en una terapia combinatoria. Esto quiere decir, que es posible que un paciente deba tomarlo junto a otros medicamentos. De hecho, los médicos aseguran que este fármaco es muy útil para las personas que presentan un cuadro de diferentes síntomas, entre depresión, ataques de pánico, problemas de concentración, imposibilidad de conciliar el sueño, problemas de apetito, etcétera.

En el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo, el medicamento incide en el pensamiento del paciente para evitar que sus obsesiones aparezcan, al mismo tiempo que controla las acciones compulsivas. En los ataques de pánico en los que el miedo, la angustia y la preocupación se apoderan del paciente sin una razón que lo explique, la fluoxetina también resulta muy útil.

Contraindicaciones e interacciones

Hemos intentado explicar de la manera más sencilla cuándo y cómo debemos tomar fluoxetina, pero también es conveniente que sepas cuáles son sus contraindicaciones y posibles efectos.

Este fármaco no supone un riesgo de adicción para el paciente, aunque se deben extremar las precauciones en el caso de personas con trastorno bipolar, niños y adolescentes. Se trata de un fármaco que el organismo tolera adecuadamente, pero hay que prestar atención y tener cuidado si se combina con otros.

La fluoxetina puede interaccionar gravemente con otros fármacos antidepresivos como la moclobemida o la selegilina. Del mismo modo puede hacerlo con otros medicamentos del tipo flecainida, carbamazepina, tramadol o fenitoína. Además, la fluoxetina puede reducir el efecto de anticonceptivos o algunos fármacos como los antiagregantes, encargados de alterar o modificar la coagulación de la sangre.

Hay que decir que la fluoxetina no genera por sí misma ningún efecto sobre el peso. Sin embargo, puede provocar un efecto saciante, con la correspondiente pérdida de peso al reducir la cantidad de alimentos consumidos y la frecuencia de alimentación.

El uso de este medicamento está justificado en los pacientes que padecen ciertas enfermedades psiquiátricas, pero es preciso valorar detenidamente cada situación. En el caso de las embarazadas, supone un posible riesgo de malformación en el feto.

Además, en el último trimestre del embarazo puede aumentar ligeramente el riesgo de padecer hipertensión pulmonar, ciertas alteraciones cardiovasculares y otros síntomas como temblores, irritabilidad, hipotonía, dificultad para mamar, llanto constante, etcétera.

Durante la lactancia, la fluoxetina se excreta a través de la leche materna. Por eso, si la paciente debe seguir con el tratamiento, el médico debe valorar la posibilidad de interrumpir la lactancia materna. En caso contrario, debería reducir la dosis de fluoxetina.

La suspensión del tratamiento debe hacerse gradualmente durante un periodo de 7 a 14 días para que los síntomas no vuelvan a aparecer y reducir así el riesgo de padecer los efectos causados por su retirada como dolores de cabeza, ansiedad o trastornos del sueño.

El paciente nunca deberá dejar el tratamiento por sí mismo y deberá continuar con lo prescrito por el médico, incluso si se siente mucho mejor. Al menos, antes de hacerlo deberá consultarlo con el profesional encargado.

Esta información no sustituye en ningún caso al diagnóstico o prescripción por parte de un médico. Es importante acudir a un especialista cuando se presenten síntomas en caso de enfermedad y nunca automedicarse.
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