La reunión de los Estados Generales y la lucha revolucionaria 1792-1795: la Convención Nacional

   
 

La mayor oposición a la Revolución llegó del exterior. Además de Austria y Prusia, participarían también España, Holanda, Bélgica e Inglaterra. Este hecho, lejos de detener la lucha, fomentó un sentimiento de unidad nacional y exaltó el patriotismo de los franceses. Para hacer frente a la situación, la Convención creó una guardia de defensa que reclutó miembros en todas partes del país y de todas las clases sociales. El patriotismo fue estimulado con lemas, símbolos y canciones, entre éstas La marsellesa, que en 1795 sería declarada himno nacional de Francia.

   
 

Se supone que los revolucionarios que tomaron la Bastilla usaron un “gorro frigio” principalmente en color rojo.  Por ello se convirtió en el símbolo de la liberación de la servidumbre y la unión del pueblo en contra del despotismo del rey. El gorro frigio fue un motivo que se usó en todo tipo de lugares. Aquí lo vemos como adorno en una pieza de servicio de mesa.

   
 

La Revolución se radicalizó durante este periodo. Los diputados se agruparon en tres partidos: los de derecha, los Girondinos, representantes de la alta burguesía y defensores a la legalidad constitucional y de la libertad política y económica. Los de izquierda, los Jacobinos, pertenecientes a la burguesía media, que contaban con la alianza de los grupos populares y eran partidarios de que se realizaran medidas más drásticas para afrontar la situación en que se hallaba Francia. El grupo del centro se denominaba La Llanura, y estaba constituido por burgueses y republicanos partidarios de que se implantase una política moderada. El predominio sucesivo de esos grupos definió el desarrollo de la Convención en tres fases:

   
 
  • La Convención Girondina (1792-93): proclamó la República en septiembre de 1792, y en enero ordenó la ejecución de Luis XVI. Su problema fundamental fue la guerra contra las potencias europeas que intentaban detener la Revolución. La inflación, la amenaza europea y la insurrección realista de La Vendée, dieron pie a que los jacobinos, apoyados por los sans-culottes, pusieran fin al predominio de los girondinos.

       
  • La Convención Jacobina (1793-1794): enfrentó los momentos más críticos del proceso revolucionario y a los grupos contrarrevolucionarios por lo que estableció el Comité de Salvación Pública, el Comité de Seguridad Nacional y el Tribunal revolucionario, como parte de un régimen basado en el Terror para reprimir a los rebeldes, contener la intervención extranjera y extender la Revolución.  Parte de su amplia labor consistió en la aprobación de una nueva constitución que establecía el sufragio universal masculino, el derecho al trabajo, la asistencia y la instrucción, además de la organización de un moderno sistema de pesas y medidas: el sistema métrico decimal, el establecimiento del francés como lengua oficial y obligatoria, la disposición de medidas para facilitar a los campesinos la adquisición de tierras y controlar los precios sobre los artículos de primera necesidad. Asimismo, fundó la biblioteca y el archivo nacional en tanto que el Palacio de Louvre se convertiría en galería de arte.  

       
     
     

    Las masas populares urbanas, en particular las de París, que tuvieron un claro protagonismo en todo el proceso de la Revolución, no llevaban culottes (calzas), sino que vestían pantalones que llegaban hasta los talones. De ahí que se les conociera con el nombre de sans-culotes. No es fácil definir esta categoría social. Era un grupo heterogéneo urbano cuya parte más activa la formaban los trabajadores independientes más modestos -artesanos y tenderos a los que se sumaron los obreros- que eran pocos en esa época.

       
  • La Convención Termidoriana (1794-1795): logró arribar al poder después de un golpe de Estado a la Convención jacobina. De tendencia moderada y favorable a la acaudalada burguesía, se dio a la tarea de redactar una nueva Constitución, por la cual el poder ejecutivo se puso en manos de cinco personas (El Directorio), en tanto que el poder legislativo, al que sólo tendrían acceso los propietarios,  recaería en el Consejo de los Quinientos y el Consejo de Ancianos.

       
     

    1795-1799: El Directorio

       
     

    Se trata de un régimen que intentaba ser una República conservadora y sólida, sobre la base social de la burguesía propietaria, opuesta al realismo, pero también a la democracia popular.

       
     
     

    El Directorio (26 oct 1795 a 9 de nov de 1799). Entre las figuras que prestaron sus servicios en el Directorio se encontraban Paul François Barras, Lazare Carnot, Joseph Fouché y Emmanuel Joseph Sieyès. Debido a la incompetencia y corrupción de este órgano, el gobierno se declaró en quiebra a comienzos de 1796. El Directorio trató de recuperar su solvencia económica mediante conquistas en el extranjero y encargó de ello a Napoleón Bonaparte.

       
     

    La corrupción, la falta de estabilidad del gobierno por el ataque de la oposición, las dificultades económicas, y el enfrentamiento militar con el exterior fueron los detonadores que favorecieron el hecho de que Napoleón Bonaparte, con ayuda del ejército, asestara un golpe de Estado contra el Directorio el 9 de noviembre de 1799 (18 Brumario del año VIII), dando lugar a una nueva etapa de la historia política de Francia.

       
     
               
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