Leccionario

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Leccionario. Libro litúrgico usado actualmente para proclamar las lecturas bíblicas en la Misa. Existen varios volúmenes, clasificados según los Ciclos de lecturas de la liturgia católica, y según sean lecturas dominicales, de entre semana o fiestas especiales (santos universales, santos locales, misas de difuntos, Bodas etc.)

Que es el Leccionario

El Leccionario es, ciertamente, el resultado de una labor de selección y sistematización de los textos bíblicos. Sin embargo, es mucho más que todo esto. El Leccionario existe desde el momento en que la iglesia se dispone a celebrar a su Señor no mediante ideas abstractas, sino en los acontecimientos históricos de su vida terrena, en los que llevó a cabo la sal­vación

Uso

Modo de recordar, celebrar y actualizar la presencia del misterio de la salvación en la iglesia que recordar, celebrar y actualizar lo que supone también vivir los hechos y las palabras realizados por Cristo para salvarnos. Ahora bien, estos hechos y palabras constituyen el centro de toda la historia de la salvación, el cumplimiento y la meta de una larga espera y preparación, que conocemos como el AT. Se comprende entonces que el programa celebrativo contenido en la li­turgia de la palabra, y cuyo conjunto forma el Leccionario, se base fundamental y esencialmente en el pasaje evangélico en torno al cual se estructura el resto de los textos bíblicos.

Historia

Al principio, en los orígenes, las comunidades cristianas no tenían más libro litúrgico que las Sagradas Escrituras del AT. Se supone que su lectura en las celebraciones seguía el mismo ritual y, probablemente, el mismo orden que en la sinagoga judía. Cuando empezaron a circular, los evangelios y las cartas de los apóstoles, los escritos que Justino llama memorias de los apóstoles (I Apol. 67), cabe pensar también que fueron incorporados a la lectura litúrgica. Más tarde, aunque no se sepa cuándo ni dónde se hizo por vez primera, se empezaron a escribir unas anotaciones en el margen de los libros sagrados para indicar el comienzo y el final de cada lectura, así como el día en que debía leerse. El paso siguiente fue copiar la lista de estas anotaciones marginales, no por el orden del libro bíblico, sino siguiendo el calendario, añadiéndose además, para facilitar su localización, las primeras y las últimas palabras del texto bíblico correspondiente. Estamos ya ante una sistematización de las lecturas bíblicas en función de un calendario litúrgico. La selección del texto y la asignación a un determinado día, con el fin de que el texto se repitiese todos los años al llegar la fecha, formaba parte de lo que hoy se denomina lectura temática, y que empezó a hacerse, con seguridad, desde el siglo IV en adelante, al mismo tiempo que se producían los primeros desarrollos del año litúrgico. Los primeros indicios de un ordenamiento fijo de lecturas nos han llegado a través de san Ambrosio de Milán (340-397) de san Agustín (354-430), testigos del norte de Italia y del norte de Africa, respectivamente. Estudiando las homilías del santo obispo de Hipona se ha llegado a reconstruir el Leccionario de esta iglesia, al menos en la época de su autor. Otro tanto se ha hecho a partir de las homilías de san Cesáreo de Arlés, pronunciadas en esta ciudad entre el 502 y el 503. Las listas de perícopas bíblicas con el comienzo y el final de las lecturas, siguiendo el calendario litúrgico, se llamaban capitularía: capitularía lectionum, las que contenían la referencia a las lecturas no evangélicas; capitularía evangeliorum, las que contenían los evangelios, y cotationes epistolarum et evangeliorum, las que reunían los dos tipos de lecturas. Hasta nosotros han llegado manuscritos conteniendo listas de las tres clases, que se remontan al siglo VI. Para hacer la lectura no bastaba el capitulare; había que acudir al libro de las Escrituras. Por eso llegó un momento también en que, para facilitar la tarea del lector, se confeccionaron unos libros que contenían no solamente las indicaciones del calendario y de la perícopa bíblica, sino también el texto completo de las lecturas. Estos libros aparecen a partir del siglo VIII y han recibido los más diversos nombres: Comes, Apostolus, Epistolare, etc., para el de las lecturas no evangélicas; Evangelium excerptum, Evangeliare, Liber evangelii, etc., para el de los evangelios, y Comes, Epistolae cum evangelis, Lectionarium, etc., para los que reunían unas y otras lecturas. Estos últimos libros son los que más se parecen a nuestros actuales Leccionarios de la misa.

Estructuras del Leccionario

La edición completa y típica del Leccionario del Misal Romano, en latín, comprende tres volúmenes: I. De tempore: ab Adventu ad Pentecostem (ed. 1970). II. Tempus per annum post Pentecostem (ed. 1971). III. Pro missis de Sanctis, Ritualibus, Ad diversa, Votiva et Defunctorum (ed. 1972). La edición oficial española comenzó a publicarse en 1969, año en que correspondía el ciclo B del Leccionario dominical, apareciendo en el mismo volumen el Leccionario ferial de adviento, cuaresma y pascua. En la actualidad se ha corregido aquella anomalía, y la serie de volúmenes ha quedado como sigue: I. Dominical y festivo (ciclo A). II. Dominical y festivo (ciclo B). III. Dominical y festivo (ciclo C). IV. Tiempo ordinario "per annum" V. Propio y común de santos (y difuntos). VI. Misas diversas y votivas. VII. Tiempo ferial (adviento, cuaresma y pascua). VIII. Leccionario de las misas rituales.

Principios observados en la elección de los textos

a) Principios observados en la elección de los textos En los domingos y fiestas se proponen los textos más importantes, a fin de que se cumpla el mandato de SC 51, de que en un determinado espacio de tiempo -tres años- se lean a los fieles las partes más relevantes de la Sagrada Escritura. Nótese que la mayoría de los cristianos que llamamos practicantes no tienen otro contacto con la palabra de Dios que la misa dominical. El resto de la Escritura que no se lee los domingos o fiestas está asignado a las ferias. Sin embargo, la serie dominical y la serie ferial son independientes entre sí. Más aún, mientras la serie dominical comprende tres años (los ciclos A, B y C), la serie ferial se desarrolla en dos en el tiempo ordinario y en uno, en los tiempos de adviento, cuaresma y pascua. Las lecturas para las celebraciones de los santos, para las misas rituales, o por diversas necesidades, votivas y de difuntos han sido seleccionadas con criterios específicos.

El Leccionario dominical y festivo

El conjunto de lecturas para los domingos y fiestas del Señor se caracteriza por dos cosas fundamentalmente:

  • Toda misa comprende tres lecturas, que son obligatorias en principio: la primera, del AT, excepto en pascua, que es de Hechos de los Apóstoles; la segunda, del apóstol, o sea, de las cartas y del Apocalipsis, y la tercera, del evangelio. Ya conocemos el significado de esta estructuración: historia/ profecía, iluminación, Cristo.
  • Ciclo de tres años: A, B y C, estructurados, en cierto modo, teniendo en cuenta el evangelio sinóptico, que se lee en lectura semicontinua durante el tiempo ordinario, y que está presente también en algunas de las principales solemnidades. Cada año tiene asignado un sinóptico, habiéndose reservado san Juan para parte de la cuaresma y pascua -en los tres años- y para completar a san Marcos en el año B.

El Leccionario ferial

La gran novedad de esta parte del Leccionario de la misa consiste en haber dotado de lecturas a las ferias de todas las semanas del año. Cada misa tiene dos lecturas, tomadas la primera del AT o del NT -en el tiempo pascual, de los Hechos- y la segunda del evangelio.

  • En adviento, cuaresma y pascua, las lecturas son siempre las mismas todos los años, habiendo sido elegidas de acuerdo con las características propias de cada uno de estos tiempos litúrgicos.
  • En el tiempo ordinario, en las ferias de las treinta y cuatro semanas, las lecturas evangélicas se distribuyen en un solo ciclo, que se repite cada año. En cambio, la primera lectura se reparte en dos ciclos, que se leen en años alternos: el ciclo I en años impares, y el ciclo II en los pares.
  • El principio de la composición armónica se usa solamente en adviento, cuaresma, pascua; no así en el tiempo ordinario, en el cual prevalece el principio de la lectura semicontinua.

El Leccionario de los santos

  • Hay que distinguir en él una doble serie de lecturas: la que se encuentra en el propio de los santos, siguiendo las solemnidades, fiestas y memorias contenidas en el calendario; y la que comprende los llamados comunes de los santos. En el primer caso se trata de textos propios o más adecuados para la celebración de cada santo, y en el segundo de repertorios de lecturas distribuidas de acuerdo con las diferentes categorías de santos (mártires, pastores, vírgenes, etc.).
  • Los textos de la segunda serie están agrupados por lecturas del AT, del NT y del evangelio, para que el celebrante elija a voluntad teniendo en cuenta las necesidades de la asamblea.

Las restantes secciones del Leccionario

Las lecturas para las misas rituales, por diversas necesidades, votivas y de difuntos se hallan agrupadas de modo análogo y con la misma finalidad del común de los santos. Las lecturas para las misas rituales se encuentran también en los respectivos ordines o rituales de sacramentos. Hay que notar que las lecturas del Ritual de la Penitencia no se encuentran en el Orden de lecturas de la Misa debido a que, en ningún caso, se debe unir la celebración de la penitencia a la eucaristía. Los praenotanda del OLM explican también otros criterios menores en la selección y extensión de las lecturas, omisión de algunos versículos, etcétera, y ofrecen los principios que deben aplicarse en el uso del Leccionario: facultad de elegir texto, número de lecturas, forma larga o breve de la lectura, qué lecturas se deben tomar en las celebraciones de los santos, rituales, votivas, etc. Dedican también un capítulo a describir el orden de lecturas de cada tiempo litúrgico -aspecto fundamental para la catequesis litúrgica y para la homilía- y, por último, dan normas y sugerencias para las adaptaciones y traducciones a las lenguas modernas.

Colección de Leccionarios

Para una mejor distribución de los textos, la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal creó una colección de nueve libros en la que están todas las lecturas de la misa, que se distribuyeron del siguiente modo:

    LECCIONARIO I: Lecturas para los Domingos y Fiestas del Señor. Año A (ahora lo explicamos)
    LECCIONARIO II: Lecturas para los Domingos y Fiestas del Señor. Año B
    LECCIONARIO III: Lecturas para los Domingos y Fiestas del Señor. Año C
    LECCIONARIO IV: Lecturas para las ferias (días de entresemana) del Tiempo Ordinario
    LECCIONARIO V: Lecturas para las fiestas de los Santos
    LECCIONARIO VI: Lecturas para las misas por diversas necesidades y votivas
    LECCIONARIO VII: Lecturas para las ferias de Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua
    LECCIONARIO VIII: Lecturas para las celebraciones de los sacramentos y sacramentales (funerales, bendiciones de iglesias, de abades, de vírgenes, …)
    LECCIONARIO IX: Leccionario para las misas con niños.
== Fuente ==