«El abandono escolar afecta a todos los sectores de la sociedad»
Aula vacía, una película documental dirigida recientemente por once directores, refleja en otras tantas historias el impacto del abandono escolar en América Latina. Como media, en la región, cuatro de cada diez estudiantes no obtienen el título de Graduado en Secundaria. En España, el porcentaje oscila entre el 23% y el 25%.
Entre las causas de la deserción escolar, las encuestas dirigidas a jóvenes reflejan variables del contexto familiar y social: inexistencia de recursos económicos, labores del hogar, embarazo y cuidado de niños, trabajo, ruralidad y dificultades de acceso. Sin embargo, cuando estos factores se analizan por separado, la causa que figura con mayor impacto es la falta de interés [BID 2015]. El abandono escolar afecta a todos los sectores de la sociedad, lo que dibuja una frontera entre sus intereses sus vidas y la escuela, donde parte de los estudiantes no encuentran un entorno para el crecimiento personal.
En un ecosistema cultural mediático complejo como el actual, chicas y chicos están construyendo una identidad como aprendices en lugares distintos de la escuela. Cuando se interesan por la música, los juegos o las tecnologías, crean, publican, distribuyen contenidos, buscan visibilidad y reputación. Un entramado de redes y canales constituye el ecosistema natural de información, recomendación y socialización de sus intereses. En ellos encuentran un entorno fértil para la construcción personal, en buena medida ajeno a las reglas del sistema de educación formal. Cuando participan en estos espacios de afinidad [Gee 2004], los jóvenes disfrutan de un alto grado de autonomía, exploran formas de expresión y de relación y están motivados para aprender de sus semejantes. Aprender no es el objetivo explícito para formar parte de estas comunidades, sino el efecto colateral de la producción creativa, la colaboración y la organización comunitaria entre iguales. Estos rasgos constitutivos y fuertemente fidelizadores: horizontalidad, inmediatez, movilidad, flexibilidad, capacidad de generación bottom-up… parecen alejarse del sistema escolar, que, en cierto modo, permanece estático y burocratizado.
Ante este aparente desencuentro, Inés Dussel, en un reciente trabajo publicado en el volumen dedicado al Elogio da escola [Larrosa 2017], plantea:
«Elogiar no es fácil en un clima político y cultural en que la crítica anti-escolar es dirigida tanto por líderes destacados cuanto por sus seguidores. […] La convicción de que la escuela es una institución autoritaria y que combina la obsolescencia de sus formas y contenidos con la rigidez y dificultad de cambio está bien instalada en el sentido común.»
En este contexto podemos sospechar, con Inés Dussel, de las nuevas autoridades que surgen para tomar el lugar de la escuela (medios digitales, autoaprendizaje o instituciones educativas hechas a medida) y, reflexionar, a cambio, sobre el carácter precario, inestable, siempre por hacer de la escuela: «[…] precariedad no es solo fragilidad, sino lo vulnerable, lo finito de la vida misma».
Construir el futuro tiene que ver con saber leer críticamente el presente. Desde el reconocimiento expreso de esta vulnerabilidad, podemos repensar re-velar, hacer visible lo visible, como diría Larrosa la escuela y reconectarla con y para la vida.
Referencias:
– El aula vacía, película documental. Director creativo: Gael García Bernal, 2015. ‹http://www.elaulavacia.org/es/›
– DUSSEL, Inés, «Sobre a precariedade da escola», en LARROSA, Jorge, Elogio da escola, Brasil: Autêntica Editora, 2017.
– GEE, James Paul, «Affinity Spaces», en BARTON, David and TUSTING, Karen (ed.), Beyond Communities of Practice. Language, Power and Social Context, USA: Cambridge University Press, 2005.