Comunicación kinestésica, ¿por qué es tan importante?

Comunicación kinestésica, ¿por qué es tan importante?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 18 febrero, 2018

La comunicación kinestésica o kinésica es una de las tantas formas del lenguaje que habitan en el ser humano. De manera genérica también se le llama lenguaje corporal y se corresponde con todos los movimientos del cuerpo.

Es importante saber que la comunicación kinestésica es muy poderosa. Transmite abundante información sobre el carácter y el estado emocional  de una persona. Aunque por lo general no seamos conscientes de cómo transmitimos los mensajes en estos códigos, ni de cómo los recibimos, este tipo de comunicación marca claramente la comunicación entre dos o más personas.

De todos los sentidos la vista es la más superficial; el oído, el más orgulloso; el olfato, el más voluptuoso; el gusto, el más supersticioso e inconstante; el tacto, el más profundo”.

-Denis Diderot-

Los elementos de este lenguaje son básicamente los gestos, la postura, la mirada y los movimientos corporales. En otras palabras, todo aquello que sustituye o complementa al lenguaje verbal. También se pueden incluir el tono de la voz y el contacto físico que se establece con los demás. Puesto que ya se ha tratado bastante el tema del lenguaje corporal en general, en esta ocasión vamos a centrarnos en el contacto táctil con los demás.

La comunicación kinestésica y el tacto

El tacto es uno de los componentes más importantes de la comunicación kinestésica. Cada ser humano tiene su propio comportamiento táctil, aunque no sea consciente de ello. Comprende todas las formas de entrar en contacto con los demás empleando la piel, es decir, estableciendo un vínculo físico.

amigos chocando puños representando la comunicación kinestésica

Es, de hecho, una de las formas de comunicación que más se ha perdido. Las nuevas tecnologías nos llaman a entrar en contacto táctil con los aparatos, cada vez con mayor frecuencia. En sentido inverso, el contacto físico con los demás es cada vez más escaso. Nos comunicamos con los otros empleando algún dispositivo y no tanto piel con piel.

Las principales formas de comunicación kinestésica empleando el tacto son el saludo, los besos, los abrazos , las caricias y los golpes. Algunos también incluyen los aplausos dentro de esta categoría, pero estos corresponden en realidad más al plano de lo auditivo y lo visual.

La importancia de la comunicación táctil

La comunicación kinestésica a través del tacto es una de las formas más primitivas de entrar en contacto con otros seres humanos. Por lo mismo, también una de las más genuinas y esenciales. El primer contacto táctil que experimentamos se produce con el amamantamiento. Más allá de ser una vía para tomar alimento, el bebé comienza a formar su afectividad a través de ese acto. Lo mismo ocurre con las caricias que la madre prodiga.

mano acariciando bebé representando la comunicación kinestésica

Este tipo de comunicación táctil es tan importante que gran parte de los mamíferos le dedican buena parte de su tiempo. Entre los monos esto es muy evidente. Se acicalan, se abrazan y se tocan con frecuencia.

En el ser humano la necesidad de este tipo de comunicación kinestésica es todavía mayor. Un niño que no es acariciado, difícilmente sobrevive en sus primeros meses y si lo hace, puede que desarrolle dificultades emocionales. Esa necesidad se mantiene a lo largo de la vida, aunque con el tiempo se hace más moderada. Aún así, hay momentos específicos, como durante un duelo o una enfermedad, en los que se necesita con mayor intensidad.

El significado del tacto

Al dar la mano en un saludo se configura una comunicación kinestésica de tipo táctil. La fortaleza de ese apretón de manos, así como la manera en la que se toma la mano del otro, dispone hacia determinado tipo de vínculo. A veces este tipo de contacto es básicamente neutral. Otras veces se le imprimen rasgos de calidez que facilitan un contacto más cercano.

La cultura influye en la forma como nos tocamos. En algunos lugares  hay mayor distancia afectiva y por eso el contacto se reduce al mínimo. En otros lugares, en cambio, los abrazos, los golpes en el hombro y el contacto físico, en general, son muy usuales. De cualquier modo, independientemente de la cultura, cada quien tiene su propia manera de emplear su sentido del tacto.

mano acariciando perro representando la comunicación kinestésica

Lo cierto es que esta forma de comunicación estrecha o debilita los lazos entre las personas. Las parejas que se acarician más entre sí, tienen más posibilidad de perdurar. Quienes tienen más contacto físico con sus semejantes son más felices y se enferman menos. Aún así, la sociedad actual promueve unas formas de relación en las que cada vez interviene menos el tacto. Ser conscientes de ello es el primer paso para impedir que el contacto físico se pierda.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.