Lectura crítica

Concepto

La lectura crítica es aquella en la que el lector es capaz de interactuar con el texto, de poner en relación con el mismo sus conocimientos previos y los actuales; y además, es capaz de reflexionar y debatir sobre el contenido que ha recibido, valorándolo y juzgándolo con la finalidad de incorporarlo o no a su acervo de conocimiento.

El desarrollo social ha conducido a una clara minusvaloración de la educación lingüística y literaria, obligando a las personas implicadas en la ardua y compleja labor de la enseñanza de la lengua y la literatura a luchar con un potente enemigo, ya que el movimiento de masas va constituyendo concepciones sociales determinadas, y esos conceptos son difícilmente susceptibles de cambio en un período corto de tiempo. Fiel reflejo de esta situación es lo que está ocurriendo con la lectura; los incentivos sociales no se inclinan hacia los derroteros que supondrían el aprendizaje y el ocio a través de los libros. En la clásica oposición letra-imagen, la primera se ve claramente superada por la segunda. Lo curioso del presente que vivimos es que el número de libros publicados es mayor que el de tiempos pretéritos, sin embargo, el número de obras leídas es inversamente proporcional a ese dato, ya que las personas lectoras no se convierten en una gran cuantía.

Así pues, la lectura crítica es clave en la formación de las personas. Dicha lectura es la que va proporcionando una información más refinada a la persona, ya que lo que se ha escrito en libros, revistas u otros soportes ha sido revisado y examinado de una forma exhaustiva y debe dotar al individuo de recursos muy válidos para una manifestación comunicativa, escrita o hablada.

Análisis

El planteamiento realizado parte de la asunción del lenguaje como un hecho social y como motor fundamental de toda actividad humana. Además, implica el deseo de incluir la lectura no como algo aislado, sino integrada en el funcionamiento conjunto de las habilidades lingüísticas, lo cual debe hacer a la persona más competente en sus manifestaciones lingüístico-comunicativas. La lectura es esa habilidad que nos va confiriendo la madurez lingüística necesaria al proporcionarnos las estructuras, los vocablos, las expresiones… de una manera ordenada y estética, lo cual refuerza nuestro aprendizaje, ya que aprehendemos las cosas que nos son útiles y las vamos adaptando a nuestras acciones discursivas. La clave estriba en hacer un uso crítico de la lectura, sin asumir cuestiones dogmáticas y sobre todo comprendiendo y relacionando con lo conocido previamente los conocimientos y contenidos que se incluyen en la mencionada lectura.

Desde la lectura crítica se «lucha» contra el sinsentido que supone tratar a las personas como autómatas y basar las actuaciones en el egoísmo, la intolerancia y el ocultismo, se opta por una lectura orientada a la comprensión y el conocimiento sociocultural que implique un diáfano fluir de ideas e intenciones entre las personas con la finalidad de crear un clima ambiental más correcto. La promoción de la lectura crítica se convierte en altamente compleja, ya que se tiene que luchar contra un entramado complejo y gigantesco cuya orientación hacia el pensamiento único se alarga cada día más y más.

Implicaciones

Plantear la lectura crítica supone que la opción debe ser la que se orienta hacia la emancipación y autonomía del pensamiento. Ello irá estrechamente ligado con la libertad para optar por la lectura, por la generación de la necesidad lectora. Según este criterio no es posible optar por una promoción de la lectura desde lo mecánico y lo obligado, ya que a posteriori traerá consigo el hastío y la rebeldía; por esa razón, se opta por una didáctica de corte crítico que base su actuación en tres ejes fundamentales: la comunicación, la reconstrucción y la contextualización; quiere decirse que tales coordenadas deben regir las actuaciones educativas.

Por otra parte, la intención es que el conocimiento no sea transmitido o adquirido de una manera mecánica, se pretende que exista una reconstrucción del mismo, valorándolo de una forma crítico-constructiva; solo así la persona podrá reconocer sus inquietudes, valores y carencias, buscando dar solución a las mismas a través de la lectura, la comunicación hablada o cualquier otro medio que pueda originarle ese beneficio.

Por último, también queda muy claro el hecho de que se intente que esa progresión lingüístico-literaria acontezca dentro de un entramado real y cercano a la persona, que no esté lindando con el territorio de la abstracción o de la utopía.

Referencias

Habermas, J. (2002), Acción comunicativa y razón sin trascendencia, Barcelona:
Paidós.

Kincheloe, J. (2001), Hacia una revisión crítica del pensamiento docente, Barcelona:
Octaedro.

López Valero, A. y Encabo, E. (2002), Introducción a la Didáctica de la Lengua y la
Literatura: un enfoque sociocrítico, Barcelona: Octaedro.

Mauthner, F. (2001), Contribuciones a una crítica del lenguaje, Barcelona: Herder.

Fecha de ultima modificación: 2014-02-17