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Alguna vez se han preguntado ¿cómo y cuándo empezó a poblarse nuestro continente? ¿Quiénes eran y cómo llegaron los primeros pobladores del territorio que ocupa actualmente la República Mexicana? ¿Cómo vivían aquellas mujeres y aquellos hombres? ¿Cuáles eran sus actividades fundamentales? ¿Dónde habitaban y cómo se protegían del frío? ¿Qué animales utilizaban para su vestido y alimento? ¿Qué pensaban del universo? ¿Qué testimonios nos dejaron de su presencia?
Gran número de especialistas coincide en afirmar que los
primeros pobladores del actual continente americano, llegaron
de Asia cruzando el Estrecho de Bering, el cual se halla entre
Siberia y Alaska. Esto sucedió hace miles de años,
en una época conocida como la Edad del Hielo. Se conoce
así porque en ese tiempo la tierra sufrió un fenómeno
de glaciación o congelación: la temperatura bajó
mucho y provocó cambios en la capa terrestre y, por consiguiente,
en la vida de los animales y los seres humanos.
Amenazados siempre por el frío, el
hambre y las bestias salvajes; las mujeres y los hombres de la
Edad del Hielo llevaron una vida muy difícil. Sin embargo,
muchos de ellos lograron subsistir y emigrar a regiones donde
la vida era posible. Formaban pequeños grupos o bandas
que se refugiaban en cuevas, conocían el fuego y se cubrían
el cuerpo con pieles de animales. Para defenderse, hacían
armas y herramientas de palos, piedras y huesos, las cuales utilizaban
para matar algunos animales como el mamut, el rinoceronte y el
reno que, como ellos, pudieron resistir el frío. De esta
manera, el ser humano obtuvo no sólo abrigo sino su principal
alimento: la carne.
Durante la Edad del Hielo el nivel del mar bajó.
Debido a la poca profundidad quedaron descubiertas amplias zonas
por el que pasaron los primeros pobladores de América,
persiguiendo, tal vez, enormes mastodontes y bisontes. Además,
un poco al sur, las islas Aleutianas forman una cadena; entre
una isla y otra hay poca distancia, así que pudieron pasar
caminando por el hielo. La posibilidad del origen asiático
de los pobladores americanos se reafirma si se comparan entre
sí individuos autóctonos de Asia y América.
Al hacerlo se pueden observar similitudes en cuanto a estatura,
facciones, tipo de cabello y color de piel.
Otro grupo de científicos, entre ellos el antropólogo francés Paul Rivet, acepta la teoría del origen asiático, pero afirma que el estrecho de Bering no fue el único lugar por donde entraron al continente. Rivet asegura que algunos grupos llegaron procedentes de regiones de Oceanía como Australia y Polinesia. Cruzaron el océano Pacífico aprovechando los vientos y las corrientes marinas hasta llegar a las costas occidentales de América del Sur.
En apoyo a la teoría del origen múltiple se dice que hubo cuatro corrientes de inmigración:
Los investigadores afirman que el hombre americano tiene una antigüedad de muchos miles de años, entre treinta y cuarenta mil, aproximadamente. Para calcularlo se basan en el estudio de los restos encontrados en varios países, de donde infieren que los primeros pobladores se dispersaron por todo el continente.
Los restos encontrados nos explican el proceso paulatino de migración hacia el Sur. Los hombres fueron llegando en pequeños grupos, los cuales se extendieron lentamente por el territorio americano. En México, han quedado pocos restos de aquellos lejanos ancestros. En Tepexpan, cerca de Texcoco, se hallaron, junto a huesos de mamut, los restos humanos más antiguos de Mesoamérica, que tienen aproximadamente 8 mil años.
Muchos pueblos habitaron el actual continente americano. Las respuestas que dieron a cuestiones como la obtención de alimento, la producción de bienes, la forma de decidir quiénes debían mandar, los modos de entender y explicar las cosas que sucedían; se tradujeron en diversas formas de organización social. De esta manera, mientras los mayas, aztecas e incas construyeron grandes imperios, otros grupos vivían en pequeñas aldeas o iban de un lugar a otro sin establecerse en un sitio fijo.
En Alaska, aún permanecen los esquimales. En la región de los Grandes Lagos, entre Canadá y los Estados Unidos, habitaron tribus que se dedicaron a la caza, la pesca y, posteriormente, a la agricultura. En la región de Norteamérica, vivían grupos como los apaches, los sioux, los cherokees, los cheyennes, los iroqueses y los comanches que, no obstante conocer la agricultura, se dedicaban a la caza del bisonte.
La zona intermedia de nuestro continente, por sus mejores condiciones naturales, permitió el desarrollo de grandes culturas. Esta amplia zona comprende la meseta mexicana, la región de Centroamérica y las mesetas de Perú. Se caracteriza por su clima benigno, sus valles, llanuras y praderas; también por sus bosques, su caza abundante y su gran variedad de frutos. En América del Sur, se asentaron los guaraníes, los mapuches, los quechuas, los diaguitas y los patagones, entre otros.
De este modo, en una misma época
coexistieron en América bandas de cazadores-recolectores,
tribus de horticultores, jefaturas de agricultores y agricultores
intensivos que poseían una organización social de
ciudades-estado muy compleja como los incas y los aztecas. Los
grupos que habitaron nuestro continente presentaban diferencias
entre sí; éstas tenían que ver con el modo
en que obtenían los alimentos y con la organización
social a la que pertenecían. Esta información podemos
obtenerla a partir de las investigaciones de especialistas como:
historiadores, antropólogos y arqueólogos.
Los primeros grupos humanos que llegaron al territorio que actualmente
ocupa la República Mexicana eran nómadas, vivían
en cuevas y se vestían con las pieles de los animales que
cazaban. De su paso por la región nos hablan los testimonios
que dejaron: puntas de flecha, cuchillos, hachas de piedra, esqueletos
humanos y huesos de animales encontrados en distintos lugares.
Entre los vestigios localizados sobresalen las pinturas rupestres,
especialmente las de la Sierra de San Francisco en Baja California
Sur. Entre los sitios más interesantes destacan las cuevas
Pintada, de la Soledad y de la Flecha. Por los objetos descubiertos
podemos suponer cómo eran y cómo vivían nuestros
antepasados.