Ser humano es Ser Libre

   

La diferencia fundamental entre un ser humano y cualquier otro animal no es morfológica: es la libertad inteligente. Gracias a ella el hombre posee la admirable posibilidad de ser causa de sí mismo. Y la posee en exclusiva. La oveja siempre temerá al lobo, y la ardilla siempre vivirá en las copas de los árboles. Sólo saben desempeñar, como cualquier otro animal, un papel necesariamente específico, invariablemente repetido por los millones de individuos que componen la especie, quizá durante millones de años. El hombre, por el contrario, elige su propio papel, lo escribe a su medida con los matices más propios y personales, y lo lleva a cabo con la misma libertad con que lo concibió: por eso progresa y tiene historia. Visto un león, decía Gracián, están vistos todos, pero visto un hombre, sólo está visto uno, y además mal conocido.

Está claro que ser hombre es ser libre. Y que la libertad es la capacidad que posee el ser humano de decidir por sí mismo. Por ello, en último término, toda decisión libre es impredecible.

La libertad se define como el poder de dirigir y dominar los propios actos, la capacidad de proponerse una meta y encaminarse hacia ella, el autodominio con el que los hombres gobernamos nuestras acciones.

 
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