¿Sadismo o sadomasoquismo?
Aunque son palabras muy parecidas, significan cosas diferentes.
Por su parte, el sadismo se define como las fantasías sexuales recurrentes y excitantes, los impulsos eróticos o las conductas que implican actos no simulados en los que el sufrimiento psicológico o físico de la víctima es sexualmente excitante para el ejecutor. El sádico no sólo obtiene excitación al infligir un sufrimiento o un castigo doloroso, sino también al humillar, someter y degradar a la persona. El nombre de esta parafilia deriva del escritor francés Donatien Alphonse François de Sade (1740-1814), contemporáneo de la Revolución Francesa. Este marqués fue protagonista de diferentes escándalos de faldas y fue denunciado por prostitutas que lo acusaron de drogarlas y golpearlas. Debido a estos abusos, pasó 13 años en prisión y finalmente fue ingresado en el manicomio de Charenton, donde falleció. En su reclusión escribió gran parte de su vasta producción literaria, que estuvo censurada durante años, como Las 120 jornadas de Sodoma.
Por otro lado, el sadomasoquismo, una práctica que involucra la interacción consensuada entre personas que disfrutan de la combinación de dolor y placer, está bien visto en algunas culturas. Por ejemplo, las mujeres chocóas, de Panamá, clavan sus uñas en el mentón de los esposos hasta hacerles sangrar y éstos responden propinándoles fortísimos pellizcos en la cadera. Así se excitan mutuamente.
Sí es verdad que hay una relación etimológica entre las dos palabras. "Sadismo", como se ha dicho, se deriva del nombre del Marqués de Sade. Por otro lado, la palabra "masoquismo" se origina en el apellido del escritor austríaco Leopold von Sacher-Masoch, quien abordó la temática de la sumisión y el placer derivado del sufrimiento en sus obras literarias. La combinación de estos dos términos dio origen al término "sadomasoquismo", que refleja la práctica consensuada en la que las personas disfrutan tanto del rol dominante (sadismo) como del sumiso (masoquismo) en el ámbito sexual.