La principal causa son los malos hábitos de aseo.
En hombres y mujeres, se presentan entre los cinco y 12 años de edad.
Las enfermedades parasitarias afectan con más frecuencia a niños que a niñas, debido a los malos hábitos de aseo que tienen los primeros y por compartir, muchas veces, los objetos con sus pares.
En hombres y mujeres, se presentan especialmente entre los cinco y 12 años de edad.
Los principales síntomas de esta patología van desde irritación e inflación de la mucosa intestinal con diarrea aguda o crónica, hasta la pérdida de peso, cólicos abdominales y flatulencia.
En el caso de la infección por el parásito Enterobius vermicularis, es característico la picazón anal, inquietud, irritabilidad y mal humor.
"Hay que diferenciar entre la presencia del microorganismo en forma de huésped, es decir, que habita en nuestro organismo sin causarnos daño, y la forma patógena, que es cuando nos está causando enfermedad", explica el tecnólogo médico de la Universidad Andrés Bello, Rodrigo Carvajal.
En relación directa con el paciente, se pueden presentar complicaciones por no tratarse a tiempo y oportunamente la presencia de parásitos.
"Estos problemas van desde los trastornos del sueño y su consecutiva alteración del estado del ánimo del escolar, hasta la desnutrición y raquitismo en los casos más extremos", señala el experto.
Otra consecuencia que hay que considerar, es la que tiene relación con la comunidad del afectado, entendiéndose a este último como foco productor de más parásitos que habitualmente se propagan a través de las deposiciones.
Son varios los parásitos que se pueden encontrar en los intestinos de los niños chilenos.
Los de mayor frecuencia son los que tienen un rol predominantemente de huésped, como ejemplo: Endolimax nana, Entamoeba coli, Blastocystis hominis, y también los preferentemente patógenos -los que provocan más daños y molestias- como Enterobius vermicularis, Giardia lamblia y Entamoeba histolytica.
En recientes estudios realizados por alumnos de Tecnología Médica de la Universidad Andrés Bello, en el área de Parasitología, se ha encontrado una mayor prevalencia de éstos últimos en el intestino de los niños.
La transmisión de estos parásitos se produce mayoritariamente a través del consumo de alimentos mal lavados, que han estado en contacto con aguas servidas contaminadas con fecas.
"También se considera como una importante vía de transmisión y permanencia del parásito, la auto infección por el mecanismo ano-mano-boca, principalmente presente en niños más pequeños", explica Carvajal.
"En la medida que se logre el uso de agua potable, se eduque a la población en el correcto lavado de manos, se diagnostique oportunamente y se dé tratamiento efectivo al afectado y a sus familias, se puede prevenir muy efectivamente la presencia de parásitos en la población escolar", agrega.
Para realizar el diagnóstico se debe llevar a cabo el examen Parasitológico Seriado de Deposiciones (PSD) o el Test de Graham.
