1. Ponte retos intelectuales.
Hay muchísimos ejercicios y juegos que ejercitan nuestra mente a la vez que nos entretienen: sudokus, jeroglíficos, puzles… También es bueno que intentes hacer ejercicios de memorización, ya sea de números o de textos. Aunque al principio sea difícil (sobre todo si llevas tiempo sin hacerlo) te darás cuenta de cómo, poco a poco, vas consiguiendo grandes resultados.

2. Crea, imagina.
Crear no sólo quiere decir inventar. Crear es escribir, pintar, aprender a tocar un instrumento… hay muchísimas cosas que te harán desarrollar más tu lado imaginativo y creativo. Hacerlo es buenísimo.

3. Cuando se te ocurra algo… ¡escríbelo!
No dejes que las ideas se te escapen entre los dedos. Cuando se te ocurra algo, no esperes a reflejarlo más tarde, porque probablemente se te olvide o no lo hagas con la misma nitidez. Lleva siempre contigo una libreta para no perder ni un ápice de tu creatividad y tus ideas.

4. Aspira siempre a más, no te conformes.
Por supuesto, la clave está en no parar de ponerse retos. El cerebro, la mente no tiene límites. Siempre puedes aprender un poco más, ser algo más creativo, memorizar mejor… tu mente puede convertirse en la de un “genio”.