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Parto por cesárea: cuidados básicos de la cicatriz

Una de las mayores preocupaciones que tienen muchas mujeres tras una cesárea es la evolución de su cicatriz

Una de las mayores preocupaciones que tienen muchas mujeres tras una cesárea es la evolución de su cicatriz.

Las cicatrices de las cesáreas suelen ser grandes, gruesas y muchas terminan siendo lo que se conoce como cicatriz queloide, que son las cicatrices abultadas, con cierto relieve y de color rosáceo.

Son las cicatrices más rebeldes, por eso es importante que, tras una cesárea, comencemos a tratarla y cuidarla con cuidado para evitar que se forme.

Si sabes que te van a realizar una cesárea lo mejor es que prepares la piel antes, hidratándola y nutriéndola lo suficiente para que la dermis sufra lo menos posible. Cuida tu alimentación tomando proteínas y bebe mucha agua.

Pero… ¿y si no lo sabías? ¿qué hacer después?

En mi caso, en cuanto me practicaron la cesárea me colocaron un apósito en la zona para protegerla. A los pocos días dejé la cicatriz al aire libre para que secara mucho mejor.

En esta fase es muy importante controlar que los puntos o grapas estén bien ya que la infección de alguno puede ralentizar mucho la cicatrización y recuperación. El dolor, la tirantez, el picor o la alteración de la sensibilidad son normales durante los primeros días.

Tenemos que observar la evolución de la cicatriz, que tenga buen color, que no esté inflamada ni caliente. Al principio será algo normal pero luego debemos vigilarla.

Una vez superada la fase en que la cicatriz está cubierta, debemos de dejarla secar mientras la mantenemos limpia y seca. La limpiamos con agua y jabón a toquecitos y es mejor evitar desinfectantes yodados.

Cuando nos quitan los puntos parece que la zona se queda más frágil y muchas mujeres tienen miedo de que la cicatriz se abra. No podemos olvidar que la cicatriz de la piel es lo que vemos, pero que por dentro hay varias capas (tejido subcutáneo, fascia de los rectos, músculos rectos del abdomen, útero…) que han sido cosidas.

Cada cicatriz tras una cesárea es un mundo y hay varias formas de abordarla, pero en general debemos tener precaución y cuidarnos y no hacer esfuerzos.

Ante cualquier movimiento o esfuerzo (risas o estornudos), esa zona se resiente por lo que yo aconsejo utilizar unas braguitas que recojan muy bien el vientre tipo faja y con mucho cuidado apoyar las manos sobre la zona en esos momentos, para protegerla.

Es muy importante que la zona quede resguardada, todas esas capas tienen que cerrar bien, si esto no ocurre lo que sucedería es una posible hernia, y eso tiene otra solución que es quirúrgica, así que tratemos de eviartla.

Lógicamente la mujer que ha sido intervenida de cesárea debe evitar durante un tiempo cualquier esfuerzo que haga que aumente la presión intra abdominal, ya que genera dolor y tensión en la zona. También tiene que prestar atención a su higiene postural, por ejemplo, cuando se levante debe de utilizar solo el miembro inferior del cuerpo, es decir cuádriceps y piernas, ya que normalmente utilizamos el abdomen y no es correcto.

También a la hora de coger al bebe y darla la lactancia podemos encontrar dolores si lo apoyamos sobre el abdomen, pero podemos buscar nuevas posturas o utilizar unos cojines maravillosos que nos ayuden a no hacer esfuerzo alguno.

Cuando cambies el pañal o vistas al bebé colócale sobre un cambiador en alto para que no tengas que doblarte sobre el abdomen, y si alguna vez necesitas agacharte, será necesario hacerlo doblando las rodillas y manteniendo la espalda recta.

Y sobre todo, pide ayuda. Habrá cosas que no puedas hacer sola y no pasa nada. Si ciertas posturas te requieren un esfuerzo superior al que puedes realizar, apóyate en las personas que tienes cerca y delega.

Yo ya estoy trabajando la cicatriz con fisioterapia obstetricia, haciendo un tipo de masaje que ayudará a regenerar y a evitar adherencias superficiales en la zona. Luego, más adelante, haremos un tratamiento más detallado para ver cómo están los tejidos profundos.

En cualquier caso, no debemos olvidar que, aunque con final feliz, la cesárea es una cirugía y los cuidados que debemos tener no son pocos.

Además de las pérdidas vaginales, la sensibilidad de los pechos, los cambios hormonales y el cansancio… tenemos una cicatriz consecuencia de una intervención quirúrgica que añade dolor por la incisión, acumulación de gases y estreñimiento, y limitaciones de movimiento.

Por ese motivo tendrás que cuidar tu alimentación (se recomienda alimentos altos en fibra), utilizar ropa cómoda y que no apriete las zonas más sensibles y comenzar dar paseos cortos en los que camines de forma erguida.

Estoy cerca cumplir la cuarentena y me planteo ir reanudando mi actividad física pasada esa fecha, pero para ello es muy importante hacer una valoración general de nuestro estado.

No solo hay que ver cómo está nuestro vientre, o nuestra cicatriz, que, por supuesto es importante, sino también el resto de nuestro cuerpo: valorar los kilos que teníamos antes de dar a luz y los que nos quedan, cómo está nuestro suelo pélvico o nuestras articulaciones.

El objetivo de volver a hacer ejercicio físico no debe ser solo el de perder peso, adelgazar o eliminar el exceso de grasa, sino también fortalecer las articulaciones, tonificar los músculos, e incluso corregir hábitos posturales incorrectos.

Si tú también has pasado por una cesárea, quizás seas de las mías, de las que se mira la cicatriz sabiendo que es una herida maravillosa y que además tiene forma de sonrisa, como no podía ser de otra manera.

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