Índice
1. La Crítica a la cultura occidental
1.1. Crítica a la moral.
1.2. Crítica a la religión
cristiana.
1.3. Crítica a la filosofía
tradicional.
2. Lo dionisiaco y lo apolíneo.
3. El eterno retorno.
4. La transmutación de los valores tradicionales:
el nihilismo.
5. La moral de los señores.
6. El superhombre.
1. La Crítica
a la cultura occidental
Según
Nietzsche, la cultura occidental está viciada desde su origen,
porque el error más peligroso de todos consiste en intentar
instaurar la racionalidad a toda costa. El error de la filosofía
griega habría sido la invención del "estatismo
del ser" (Parménides) y del "bien en si" (Platón).
La manera griega de ver el mundo, es interpretada por Nietzsche como
un síntoma de decadencia. Es decadente todo aquello que se
opone a todos los valores del existir instintivo y biológico
del hombre. Hay que criticar a Platón para eliminar los errores
de base; se trata de una crítica total a los tres mundos que
son inventados por el hombre occidental y que son síntomas
de su decadencia: El mundo racional, el mundo moral y el mundo religioso.
1.1. Crítica a la moral.
Uno de los
argumentos fundamentales de Nietszche era que los valores tradicionales
(representados en esencia por el cristianismo) habían perdido
su poder en las vidas de las personas, lo que llamaba nihilismo pasivo.
Lo expresó en su tajante proclamación "Dios ha
muerto". Estaba convencido que los valores tradicionales representaban
una "moralidad esclava", una moralidad creada por personas
débiles y resentidas que fomentaban comportamientos como la
sumisión y el conformismo porque los valores implícitos
en tales conductas servían a sus intereses. Nietzsche afirmó
el imperativo ético de crear valores nuevos que debían
reemplazar los tradicionales, y su discusión sobre esta posibilidad
evolucionó hasta configurar su retrato del hombre por venir,
el 'superhombre' (übermensch).
El error de la moral tradicional se caracterizaría por su antinaturalidad,
ya que impone leyes e imperativos que van en contra de los instintos
primordiales de la vida. Además, el ideal de esta moral es
el imperio de la virtud, o "hacer al hombre bueno", aunque
sealmente convierta al hombre en esclavo de esa ficción.
La moral cristiana se consolidaría para Nietzsche como valor
supremo, valor que no está en este mundo. La moral tradicional,
pues, postula otro mundo, que es el mundo del más allá
o de la perfección platónica, y por tanto, los valores
que han prevalecidos hasta ahora son ficticios, propios de los débiles.
El moralista desprecia todos los valores del yo, siendo el altruismo
la norma suprema de conducta. El altruismo es entregarse a los demás
sin esperar nada a cambio. El altruismo no es más que una justificación
de decadencia personal.
En conclusión : la lógica de esta moral consiste en
una alteración de la personalidad, porque considera que lo
poderoso y lo fuerte es algo suprahumano y en cambio lo débil
y lo vulgar es propio del hombre. Las acciones elevadas no son propias
del hombre sino de otro yo más perfecto que se denomina Dios.
1.2. Crítica
a la religión cristiana.
Dice Nietzsche
que la religión nace del miedo y del horror que el hombre tiene
de si mismo. Se trata de la incapacidad de asumir uno su propio destino.
Cuando al hombre le invade un sentimiento de poder y teme quedar avasallado
por el, mediante un mecanismo de defensa patológico, lo atribuye
a otro ser más poderoso que es Dios. Y es que la religión
nos llevaría a la alienación del hombre, puesto que
el cristianismo sólo fomenta valores mezquinos como la obediencia,
el sacrificio o la humildad, sentimientos propios del rebaño.
El cristianismo sería para el filósofo una moral vulgar,
que se opone a todos los valores específicos de la virtud.
1.3. Crítica
a la filosofía tradicional.
Su rpincipal
crítica está dirigida a la Metafísica clásica.
La filosofía tradicional sería principalmente la que
creó Platón al afirmar la existencia de un mundo absoluto
o perfecto; pero esto es considerar al ser como algo estático
o inmutable, frente al ser dinámico que defendiese Heráclito.
Pero sus reproches también apuntan a la Lógica, representante
de las pretensiones racionalistas que hasta ahora ha tenido la tradición
filosofíca. Para el lógico, la verdad se opone al error
y Nietzsche rechaza esta oposición alegando la existencia de
errores irrefutables y verdades contradictorias. No atacará
en general a la ciencia, sino más bien al mecanicismo y al
positivismo que con tanto éxito se consolidan en su época.
2. Lo dionisiaco
y lo apolíneo
A través
de la distinción de dos principios fundamentales, lo apolineo
y lo dionisiaco, Nietzsche ofrece una interpretación del mundo
y la filosofía griega que tendrá un gran alcance en
el pensamiento contemporáneo, sobre todo en la estética
y la literatura del siglo xx.
Los dos dioses griegos, Apolo y Dionisios, serán los representantes
de esta original visión. El primero representa la serenidad,
claridad, la medida y el racionalismo, es la imagen clásica
de Grecia. Dionisios, sin embargo, es lo impulsivo, lo excesivo ,
lo desbordante, la afirmación de la vida, el erotismo y la
orgía como culminación de este afán de vivir,
es decir sí a la vida a pesar de todos sus dolores. La influencia
de Schopenhauer cambia de signo y en lugar de la negación de
la voluntad de vivir, Nietzsche pone esa voluntad en el centro de
su pensamiento.
"La verdad es aquella clase de error sin la que una determinada
especie de seres vivos no podrían vivir. El valor para la vida
es lo que decide en última instancia". El platonismo consistiría
también en una cierta forma de voluntad de poder, consistente
en defenderse del cambio y la transformación de este mundo
mediante la noción de un Universo imaginario o suprasensible.
Sin embargo, se opone a la postura de Nietzsche, ya que considera
la verdad como única e inmutable. Según éste,
la filosofía platónica ha dado un valor desproporcionado
a los conceptos, provocando la aparición de un mundo ilusorio
y falso que ha ignorado lo vital.
Hay que ser, por lo tanto, conscientes del valor relativo que tienen
los conceptos. El proceso de formación de un concepto para
Nietzsche supone que una sensación pasa a una imagen mediante
una metáfora intuitiva, y de la imagen se pasa al concepto
mediante la fijación de esta metáfora. Por lo tanto,
el lenguaje tiene un valor metafórico, resultado de un proceso
creativo y estético, pero siempre tiene una verdad o validez
relativa. No nos va a permitir captar la verdad de una forma absoluta,
sino tan sólo superar el caos que produce en nuestra mente
el intento de captar aquello que es de por sí cambiante.
La filosofía occidental, encabezada por Platón y Aristóteles
reprimió los planteamientos dionisíacos para ofrecer
una visión del mundo apolista. Frente a esto, Nietzsche niega
los ideales apolíneos y reclama el triunfo de los ideales dionisíacos
mediante la utilización metafórica del lenguaje como
expresión de la voluntad de poder. La negación de los
ideales apolíneos implica la negación del principio
de individuación, expresado en el platonismo por la idea de
uno y sustituida en el cristianismo por la idea de Dios. Si negamos
a Dios, negamos al uno, y si negamos la idea de uno, negamos los ideales
apolíneos y afirmamos la multiplicidad dionisíaca, de
tal manera que cada cual pueda expresar su propia verdad y sus propios
dioses.
3. El eterno retorno
Nietzsche
depende en cierta medida del positivismo de la época y, a la
vez que niega la posibilidad de la Metafísica, representa la
pérdida de la fe en Dios y de la inmortalidad del alma. Esta
vida que se afirma, que pide siempre ser más, que pide eternidad
en el placer, volverá una vez y otra.
Pero el aspecto temporal de la vida, tan exitoso entre los románticos
alemanes, es el eterno retorno de las cosas que ya se encontraba en
las enseñanzas de Heráclito: Cuando están realizadas
todas las combinaciones posibles de los elementos del mundo, quedará
todavía un tiempo indefinido por delante, y entonces volverá
a empezar el ciclo y así indefinidamente. Todo lo que sucede
en el mundo se repetirá igualmente una y otra vez, todo se
repetirá eternamente y con ello todo lo malo y lo miserable.
En este horizonte de tiempos futuros por elaborar desde lo ya dado
aparece una de las figuras fundamentales del pensamiento nietzscheano,
el "superhombre". El hombre puede ir transformando al mundo
y puede transformarse a si mismo mediante una transformación
de todos los valores, encaminándose hacia esa alegórica
figura.
4. La transmutación de los valores tradicionales: el nihilismo.
La cultura
europea ha llegado a su propia ruina, a la decadencia, hay que liberar
al hombre de todos los valores falsos, devolviéndole el derecho
a la vida y a la existencia, dice Nietzsche. Para ello, el 1er paso
debe consistir en una transmutación de todos los valores de
nuestra cultura tradicional.
Así, el nihilismo no consiste en una teoría filosófica
o en una proposición teórica, sino que es un movimiento
propio de nuestra cultura. La fuerza del espíritu de occidente,
cansado y agotado por los valores inadecuados y falsos de su "verdadero
mundo" se vuelve nihilista. <<¿Qué significa
nihilismo?, que se desvalorizan los más altos valores, falta
la meta y falta la respuesta al por qué>>. El nihilismo
del espíritu occidental es radical y absoluto, y una vez perdida
la fe en el "verdadero mundo", la cultura se queda sin sentido,
sin guía o meta aparente, entonces se llega a la decadencia
o al pesimismo.
Por lo tanto, el nihilismo es una fuerza destructora de la base de
la cultura occidental, es decir, de ese Dios cristiano en el que se
apoya la moral y el conocimiento del hombre: <<¿Dónde
se ha ido Dios ?, yo os lo digo, nosotros lo hemos matado, todos nosotros
somos sus asesinos. Lo único que permanece en Dios muerto son
la iglesias>>.
5. La moral
de los señores
Nietzsche
tiene especial enemistad con las éticas kantiana del deber,
la utilitarista y sobre todo con la ética cristiana y valora,
por el contrario, la vida sana, fuerte, impulsiva y con voluntad de
dominio. Todo lo débil, enfermizo y fracasado es malo, pero
definitivamente, la compasión es el peor mal.
Distingue dos tipos de moral :
- Moral de los señores : la de las individualidades poderosas
que tienen superior vitalidad y vigor para consigo mismas. Es la moral
de la exigencia y de la afirmación de los impulsos vitales.
- Moral de los esclavos : la de los débiles y miserables, la
de los degenerados ; regida por la falta de confianza en la vida,
porque valoran la compasión, la humildad y la paciencia. Es
una moral del resentido, que se opone a todo lo superior y que por
eso afirma todos los igualitarismos.
6. El superhombre
Piensa Nietzsche que el hombre es un ser miserable e inmundo, un ser
a medio hacer, un puente entre la bestia y el superhombre, un paso
de la pura animalidad a la superhumanidad. Es su destino, pero en
su recorrido evolutivo poco ha sido todavía lo alcanzado: <<Habéis
evolucionado del gusano al hombre, pero todavía hay mucho de
gusano en vosotros>>.
El hombre es como una enfermedad en el universo, y es el único
animal que todavía no ha llegado a consolidarse. La vida humana
conlleva un grave riesgo: o vencer al hombre mediante la superación,
o volver a la animalidad primitiva. Mientras todos los animales han
producido algo superior a ellos, el hombre se resiste a evolucionar,
no quiere abandonar lo valores del pasado y dar un nuevo sentido a
la humanidad. Está pues, a diferencia del animal, vuelto al
futuro y concibe ideales, cuenta destinos. Pues bien, habría
según Nietzsche tres versiones del ideal humano: El ideal estético,
donde el ideal humano es interpretado como tragedia, donde se armonizan
lo dionisiaco y lo apolineo. Lo dionisiaco representa la embriaguez
desenfrenada de vivir y lo apolineo representa la armonía de
forma y el resplandor de la belleza. Pero también el ideal
científico, que concibe el ideal humano como sabiduría:
el hombre sabio conoce la realidad del mundo con todas sus miserias,
y por eso afirma enérgicamente la vida. Por último,
el mayor ideal, el superhombre, donde se integra y sintetiza el radical
cambio de valores que propone Nietzsche.
De acuerdo
con Nietzsche, las masas (a quien denominaba "rebaño",
"manada" o "muchedumbre") se adaptan a la tradición,
mientras su superhombre utópico es seguro, independiente y
muy individualista. El superhombre siente con intensidad, pero sus
pasiones están frenadas y reprimidas por la razón. Centrándose
en el mundo real, más que en las recompensas del mundo futuro
prometidas por las religiones en general, el superhombre afirma la
vida, incluso el sufrimiento y el dolor que conlleva la existencia
humana. Su superhombre es un creador de valores, un ejemplo activo
de "eticidad maestra" que refleja la fuerza e independencia
de alguien que está emancipado de las ataduras de lo humano
"envilecido" por la docilidad cristiana, excepto de aquéllas
que él juzga vitales.
Nietzsche sostenía que todo acto o proyecto humano está
motivado por la "voluntad de poder". La voluntad de poder
no es tan sólo el poder sobre otros, sino el poder sobre uno
mismo, algo que es necesario para la creatividad. Tal capacidad se
manifiesta en la autonomía del superhombre, en su creatividad
y coraje. Aunque Nietzsche negó en multitud de oportunidades
que ningún superhombre haya surgido todavía, cita a
algunas personas que podrían servir como modelos: Sócrates,
Jesucristo, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Shakespeare, Goethe,
Julio César y Napoleón.
Para llegar al superhombre, el hombre europeo tiene que autosuprimirse,
y este proceso debería pasar por tres fases :
- El camello es el símbolo del hombre europeo actual, que todavía
está impregnado de la moral de esclavos y que soporta el peso
de la carga con paciencia.
- El león en cambio es el símbolo del hombre revolucionario,
el que se levanta contra la moral de los esclavos. A su vez, el león
después de romper las cadenas de la esclavitud tiene que transformarse
en niño.
- El niño simboliza la pureza e inocencia de la infancia, desde
la que se recrea la nueva tabla de valores.
El superhombre
representa, pues, esa nueva tabla de valores: el amor a la vida, el
sentido de la Tierra y la exaltación de los instintos ascendentes.
El hombre para convertirse en superhombre ha de expulsar de su interior
a Dios. No se trata de una divinización del hombre, sino todo
lo contrario, una sustitución de Dios por el superhombre, de
tal forma que éste se convierta en un ser con plenitud de poder
y de dominio sobre sí y sobre los demás. Pero esta transformación
requiere, según Nietzsche, de una voluntad de dominio, de agresión
y de sentimientos hacia lo ajeno, la "voluntad de poder".