NAZAREO, NAZARENO

Los nazareos eran dentro de Israel personas consagradas de Yahvé: se abstení­an de vino, se dejaban el pelo largo y se entregaban a la causa de Yahvé, como soldados de la guerra* santa. La ley del nazareato ha sido desarrollada en Nm 6,1-21. El nazareo más famoso fue Sansón*, guerrero carismático (cf. Je 13,5.17; 16,17). Quizá son también nazareos los soldados del canto de Débora, si es que empieza diciendo “por los que sueltan los cabellos en Israel” (según una posible traducción de Je 5,2). El hecho de que se abstengan de vino tiene quizá para ellos un sentido mesiánico: no ha llegado la hora del Mesí­as, que ofrecerá a los suyos el “vino nuevo” del Reino (cf. Mc 14,25).

(1) Juan Bautista, nazareo. En ese sentido, ellos pueden ser precursores, como Juan* Bautista. Así­ lo ha visto Lucas, que utilizando quizá una fuente judeocristiana ha entendido la figura de Juan en clave de nazareato, utilizando para ello el modelo de Samuel, cuya madre, Ana, ora así­: “si miras la humillación de tu sierva y te acuerdas de mí­ y das a tu sierva un hijo varón, lo dedicaré ante ti (el Señor) hasta el dí­a de su muerte, y no beberá vino ni bebida fermentada y la navaja no pasará por su cabeza” (LXX 1 Sm 1,11). En esa lí­nea, el ángel de la anunciación dice a Zacarí­as*, padre del Bautista: “Tu esposa Isabel concebirá un hijo… Y será grande ante el Señor y no beberá vino ni bebida fermentada” (Lc 1,13-15). Juan aparece así­ como nuevo Samuel, prometido (dedicado) a Dios, recorriendo un camino de austeridad y ayuno (de nazareato), para preparar la llegada de uno más grande (Samuel precede y prepara el camino de David; Juan precede el de Cristo). De esa forma presenta Lucas al Bautista como nazir o nazareo de Dios, hombre austero, que rechaza y niega los valores de la vida social, condensados en el vino festivo de la comunión gozosa, para hacerse testigo de Dios. Es posible que Juan haya sido más que un nazareo; su rechazo del vino se inscribe dentro de una negación más profunda de los valores de la vida social, que él considera contrarios al juicio de Dios que se avecina y que él anuncia como profeta* escatológico.

(2) Lc llamarán nazareo, nazareno. La referencia pertenece al evangelio de Mateo, que termina el relato de la infancia diciendo que, al volver de Egipto, muerto ya Herodes, y sabiendo que en su lugar reinaba Arquelao, “José tuvo miedo y, habiendo recibido en sueños una revelación, fue a vivir a la región de Galilea, a una ciudad llamada Nazaret, a fin de que se cumpliera lo que dicen los profetas: “será llamado nazareo” (Mt 2,22-23). Se trata de una cita enigmática por dos causas: porque relaciona nazareno con nazareo y porque no existe ningún lugar del Antiguo Testamento donde se diga con claridad que el Mesí­as deba ser nazareo. Se pueden buscar una referencia en Je 13,5; 16,17 (Jesús serí­a un nuevo Sansón); pero la alusión más importante es la de Is 11,1, donde se dice que brotará un retoño (netzer) del tronco de Jesé. Mateo retoma así­ el motivo clave del nacimiento, evocando otra vez el libro del Emmanuel (¡una virgen concebirá!: Is 7,14; cf. Mt 1,23) y diciendo que ese niño que ha nacido es el verdadero netzer o nazir de Dios. Las dos palabras (nazirnazareo y netzer-retoño) tienen raí­ces distintas, pero su pronunciación es semejante, lo mismo que la pronunciación de nazareo y nazareno. Mateo aprovecha esa semejanza para presentar a Jesús como nazareo, pero no en la lí­nea de los abstemios de Israel, sino en la lí­nea del retoño mesiánico de Jesé, el padre de David. Ese método de interpretación por semejanza era común en el judaismo del tiempo de Mateo y así­ debemos tomarlo. Jesús no es nazareo porque rechaza el vino o se deja crecer el pelo, sino porque cumple de un modo nuevo las promesas daví­dicas. De esa forma, su mismo lugar de origen (Nazaret) toma un sentido simbólico.

Cf. U. Luz, El evangelio de Mateo I, Sí­gueme, Salamanca 1944, 172-185.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra