Diccionario de términos clave de ELE
Un ejercicio estructural o de práctica mecánica, también conocido como ejercicio de drill o actividad de drill (en inglés, drill) es una actividad de práctica controlada diseñada para automatizar (asimilar o reforzar) los contenidos gramaticales —estructuras o categorías gramaticales— trabajados en una unidad didáctica. A los alumnos se les van presentando unos enunciados y a continuación unos estímulos lingüísticos, a los que se espera que vayan respondiendo oralmente con rapidez y de un modo cada vez más automático, es decir, sin necesidad de pensar en las reglas gramaticales. En la enseñanza tradicional de la LE estos ejercicios corresponden a la segunda de las tres fases convencionales: presentación, práctica y producción.
Los ejercicios estructurales son propios de propuestas didácticas de los años 60 y 70 del siglo XX basadas en el estructuralismo y en el conductismo, tales como el Método audiolingüe o el Enfoque oral. El conductismo postula que una lengua se aprende a base de repetir estructuras y formar hábitos lingüísticos correctos. Ello explica que una de las características esenciales de los ejercicios estructurales sea su carácter repetitivo, en el que supuestamente yace la clave de su efectividad. Se considera que lo ideal es combatir los errores desde el primer momento, porque con el tiempo resultan cada vez más difíciles de eliminar. Por ello, el profesor mantiene un control estricto de la corrección. Desde que surgen las teorías cognitivistas —el aprendizaje de la lengua entendido como un proceso cognitivo y creativo—, defendidas por lingüistas como N. Chomsky, se empieza a cuestionar la concepción de que una lengua se aprende a base de repetir estructuras y formar hábitos. (De hecho, los niños suelen repetir estructuras incorrectas en su L1 que a la larga acaban por desaparecer.) En consecuencia también se pone en entredicho la efectividad a largo plazo de los ejercicios estructurales de práctica mecánica y repetitiva. A pesar de las críticas vertidas contra los ejercicios estructurales, lo cierto es que, con ciertas modificaciones, siguen apareciendo en modelos didácticos posteriores, como el método de Respuesta Física Total, e incluso en otros más recientes, como el Enfoque de Interacción Estratégica.
Desde sus orígenes, se les viene comparando con las escalas musicales que deben practicar los músicos: repetitivas y carentes de significado propio, pero idóneas para pulir la corrección en la fase inicial del aprendizaje. Con los ejercicios estructurales se pretende que los aprendientes adquieran unos hábitos lingüísticos sencillos en un nivel básico de comunicación, de modo que la mente pueda despreocuparse de los aspectos rutinarios de la comunicación, concentrándose en los aspectos más complejos. Existen diversos tipos de ejercicios estructurales. Éstos son algunos de los más comunes:
En su origen, los ejercicios estructurales se conciben para la práctica de la lengua oral en diversos niveles; así, se diseñan ejercicios estructurales de gramática, de vocabulario, de pronunciación, etc. Un ejemplo de este último son los ya clásicos ejercicios de pares mínimos, en los que se trabajan contrastes del tipo [pero – perro], [taza – tasa], etc. De todos modos, enseguida se adaptan para la práctica de la lengua escrita.
Generalmente, se sigue una gradación. Atendiendo al nivel de dificultad que cada tipo de ejercicio estructural plantea a los alumnos, se suele comenzar por los de escucha y repetición mecánica de unos modelos, para pasar después a los ejercicios de sustitución y llegar finalmente a los ejercicios de transformación.
A lo largo de las últimas décadas el protagonismo en la didáctica de la LE se ha ido desplazando desde la competencia gramatical y la atención a la forma hacia la competencia comunicativa y la atención al significado. En tales circunstancias, se cuestiona la idoneidad de los ejercicios estructurales, entre otras razones, porque prescinden del contexto discursivo. De hecho, en el ámbito de la didáctica del ELE el adjetivo estructural suele entenderse como antónimo de comunicativo; así, se contrapone, p. ej., un ejercicio estructural a un ejercicio comunicativo, una enseñanza estructural a una enseñanza comunicativa, etc. Sea como sea, la realidad es que en los materiales didácticos más recientes de ELE y de otras lenguas extranjeras siguen apareciendo ejercicios estructurales.
Actividad posibilitadora; Aprendizaje mecanicista; Atención al significado; Competencia comunicativa; Contexto discursivo; Par mínimo; Secuencia didáctica.