Vivir en alerta permanente: así afecta la inseguridad ciudadana a tu mente

Bienestar emocional

La sensación de vulnerabilidad en las calles dispara actitudes defensivas y evitativas en muchas personas

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A medida que la sensación de inseguridad ciudadana crece, los temores se disparan en nuestra mente y condicionan la vida de muchas personas

Àlex Garcia

Mirar a un lado y otro antes de pasar el umbral de la puerta de casa, girar la cabeza constantemente para comprobar si hay alguien detrás cuando se camina de noche por la calle, dejar en el domicilio una joya que siempre se había llevado fuera de casa, esquivar barrios o calles por los que se solía transitar sin ningún miedo, dejar de ir a sitios habituales por temor a ser víctimas de un delito, sospechar de todo el mundo... Eso es vivir en alerta permanente. Ocurre cuando la sensación de inseguridad se apodera de los ciudadanos. Y cuando esos temores y miedo se propagan en nuestra mente recuperar la tranquilidad y la normalidad (con independencia de si están o no justificados) cuesta mucho.

Muchos ciudadanos, que antes veían la delincuencia como algo lejano, empiezan a pensar que ellos están también en la lista de las víctimas de esos delitos. Una sensación que puede provocar cuadros de ansiedad y que se agrava (lo que siempre ocurre cuando se disparan los índices de delincuencia) con la proliferación de noticias falsas sobre robos, bandas peligrosas, asesinatos o secuestros que sólo buscan disparar aún más los temores y miedos entre los ciudadanos.

“La sensación de inseguridad crece en España y hay que tomar ya cartas en el asunto. Es un tema que hay que combatir sin más demora para garantizar la convivencia y la libertad”, afirma Oscar Iglesias, profesor de Sociología de la UNED. “En las sociedades democráticas –continúa– la seguridad es un derecho de los ciudadanos, que además éstos reclaman de forma permanente y efectiva a sus gobiernos”.

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El aumento de noticias sobre agresiones hace que muchas personas estén convencidas de que vivirán una situación de violencia, y viven en estado de alerta

ironsailor / Getty Images/iStockphoto

Todo se desmorona cuando una amplia mayoría de ciudadanos –ocurre ahora, por ejemplo, en ciudades como Barcelona, donde el índice de delincuencia ha aumentado– tiene la convicción de que ese derecho a la seguridad por el que deben de velar las autoridades competentes en el tema se ha esfumado. “Los que peor lo pasan , cuando la sensación de inseguridad de propaga, son aquellas personas que se alteran o se dejan influenciar por las informaciones de delitos cometidos en la ciudad en la que viven o visitan de forma regular”, afirma Domènec Luengo, psicólogo y especialista en trastornos de ansiedad.

“Esos ciudadanos –continúa– generan unas reacciones emocionalmente duras e intentan protegerse con unos mecanismos de defensa exagerados”, como podría ser ese cambio radical en los hábitos más rutinarios. “Esto pasa –considera Luengo– porque esas personas viven con la certeza de que ellos también pueden ser víctimas de esos delitos cometidos a su alrededor”, que antes seguían desde la distancia.

“Hay personas con reacciones emocionalmente duras porque viven con la certeza de que ellos también pueden ser víctimas”

Domènec Luengo
Psicólogo, especialista en trastornos de ansiedad

“La inseguridad ciudadana, como todo aquello que socialmente se considera peligroso, amenazante u objeto de alerta, siempre dispara actitudes y conductas defensivas que, en muchas ocasiones escapan a lo lógico y lo realista”, añade Luengo.

Cuando la sensación de inseguridad se extiende las reacciones del ciudadano varían en función de su experiencia (si ha sido víctima o no ya de algún delito) la personalidad o el equilibro emocional. “El abanico de tipologías es muy amplio y aunque nadie cuestiona que esos ciudadanos aumenten sus precauciones cuando se habla mucho de inseguridad ciudadana, esa reacción debería de hacerse siempre desde una posición realista”, recomienda este psicólogo.

Es natural buscar respuestas, pero no obsesionarse con el tema

Pero eso no siempre se consigue. “Habrá personas que seguirán percibiendo esa inseguridad como algo posible, pero a la vez lejano o incluso poco probable. Esos ciudadanos no suelen desarrollar reacciones o conductas exageradas”, añade Luengo. “Es natural e inevitable –continúa este experto en trastornos de ansiedad– que tras un suceso doloroso las personas que viven cerca del escenario donde se ha producido busquen detalles de lo ocurrido, quieran explicaciones o se identifiquen con las víctimas”.

Lo perverso, desde el punto de vista psicológico, “es alargar y repetir el recuerdo y la vivencia de lo que se imagina pudo pasar o vivirlo de una manera exageradamente emocional”. En estos casos resulta crucial “que la información vuelva a un cauce mental sereno”, añade Doménec Luengo.

Las personas con un poso obsesivo pueden sufrir ansiedad por tanta noticia sobre sucesos

Si eso no ocurre, aquellos ciudadanos “con un poso obsesivo compulsivo corren el riesgo de responder a esas noticias con reacciones ansiosas en su forma fóbica, con conductas de protección exageradas”, reitera el mismo psicólogo. Esas personas viven con una sensación de amenaza permanente. Aunque esa percepción no esté corroborada con datos estadísticos referidos a los índices de delincuencia.

“Es cierto que España está considerado como uno de los países más seguros del mundo, pero también es cierto que los índices de violencia están aumentado”, apunta Oscar Iglesias. Las repetidas noticias que hablan de este repunte de la delincuencia provoca, añade este sociólogo, “que muchas personas mayores se sientan inseguras cuando diariamente salen a pasear o van a la compra ; hay zonas del espacio público, como parques y portales,, ‘okupados’ por pandillas que roban e intimidan con la ayuda, a veces, de perros de razas peligrosas; muchas mujeres,y también hombres, tienen miedo a sufrir agresiones, ataques sexuales o robos cuando practican running en las calles o parques de sus ciudades”.

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Barcelona es una de las ciudades donde los vecinos han dado la voz de alerta debido a la inseguridad en las calles

Alejandro García / EFE

Y continúa: “La propia policía, recomienda no transitar por determinadas zonas a horas concretas; los carteristas hacen su agosto todos los días del año en las zonas céntricas de las ciudades; pararse en un semáforo es, cada vez en más calles, un ejercicio peligroso porque hay ladrones organizados en bandas que intentan abrirte el coche, especialmente si está ocupado solo por una conductora. La delincuencia se adueña también de los pueblos pequeños, donde faltan efectivos policiales. Y además los robos de teléfonos móviles y los tirones de bolso se han intensificado”.

“España está considerado uno de los países más seguros, pero los índices de violencia están aumentando”

Óscar Iglesias
Sociólogo, profesor UNED

Todo esto pasa, paradójicamente, “en un país considerado como uno de los más seguros del mundo”, reitera Iglesias. Pero este dato de poco vale para generar tranquilidad, cuando “los medios de comunicación intensifican estas informaciones y las redes sociales se llenan de noticias falsas para que el miedo y el resentimiento aumente en la sociedad”, apunta este sociólogo.

Iglesias insiste en que España “tiene en estos momentos un grave problema con el tema de la inseguridad” y sostiene “que hay que resolverlo con urgencia para no dar rienda suelta al odio y la persecución”.

La multirreincidecia cobra importancia cuando crece la inseguridad

El tema de la multirreincidencia cobra especial importancia, indica este sociólogo, cuando las sociedades empiezan a vivir en un estado permanente de alerta y se exageran las medidas de autoprotección. “Eso genera impotencia tanto en los ciudadanos como en las policías. Unos ven como les roban, los agentes detienen a los ladrones y al poco rato esos ladrones salen de las comisarías para volver a delinquir”.

Oscar Iglesias se muestra especialmente crítico “con los ideólogos neoliberales, que llevan décadas promoviendo un discurso del miedo en las sociedades democráticas, que bajo el paraguas de la supuesta garantía de la libertad de los ciudadanos, están ampliando la impunidad y el negocio al servicio de una seguridad que se quita al Estado para dársela a empresas privadas a cambio de ingentes cantidades de dinero que provienen de los contribuyentes”.

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Las personas de cariz pesimista a menudo adoptan posiciones fatalistas y extreman la vigilancia

Marjan_Apostolovic / Getty Images/iStockphoto

Este profesor de Sociología de la UNED también es especialmente duro con “esos partidos políticos que contribuyen a generar esa sensación de inseguridad atacando a sus adversarios con el tema de la delincuencia para sacar con ello un rédito electoral

La inseguridad nunca debería ser usada para obtener réditos políticos

BULOS QUE GENERAN MUCHA ANSIEDAD

La propagación de bulos que denuncian inseguridad –hoy esos mensajes corren sin ningún control por las redes sociales y canales de mensajería instantánea– suelen tener mayor éxito cuando se habla, como ocurre ahora, de un repunte de la delincuencia. Esas noticias falsas son el caldo de cultivo perfecto para aumentar el miedo entre la ciudadanía y generar una mayor ansiedad. Y lo preocupante es que muchas personas dan por ciertas esas noticias por muy inverosímiles que sean.

La Pandilla de la Sangre

“No, no existe una pandilla de las luces apagadas. El bulo vuelve una y otra vez y tanto Guardia Civil como Policía Nacional no se cansan de intentar pararlo. Ya fue desmentido en 2017 y ahora regresa de nuevo con un documento falso que atribuyen a la Jefatura Provincial de Tráfico de La Rioja. No es real”.

El mensaje ha sido publicado esta semana en la página web de Maldito Bulo y desmiente una información que ha corrido los últimos días en las redes sociales. Esa noticia, falsa, alerta de la existencia de una banda rumana, “La Pandilla Sangre” que exige a sus nuevos miembros pasar por una prueba de iniciación.

Circulan de noche en coche con las luces apagadas y el primer conductor que se cruza con ellos y les lanza una ráfaga para que enciendan los faros se convierte en su presa. El bulo relata que el conductor del coche que va sin luces lo perseguirá y, si puede, lo matará. Nada de ese es cierto y lo grave es que el bulo criminaliza a unos inmigrantes concretos, los ciudadanos rumanos.

Secuestradores en furgoneta

Otro bulo que corre de forma periódica por las redes sociales alerta de la presencia de ciudadanos con rasgos propios de los habitantes de países del Este que circulan con una furgoneta blanca y secuestran a niños. Esta noticia falsa se propagó con especial virulencia días después de la desaparición del niño Gabriel Cruz. Llama la atención, cada vez que aparece este bulo, la presencia de muchas personas en comisarías de España que aseguran haber visto esa furgoneta y a los secuestradores.

Jeringuillas con VIH

Es un bulo que ha ido renovándose. Primero se alertó de la existencia de jeringuillas escondidas en asientos de cines infectadas con el virus del VIH. Después corrió la noticia de que esas agujas se colocaban en la zona donde caen las monedas en las cabinas de teléfono. Y hace un tiempo por las redes sociales volvió a correr que esas jeringuillas infectadas estaban camufladas en las mangueras de los postes de carburantes de las gasolineras. Nada de eso es cierto.

Violadores con sarna

Hace unos días corrió por muchos teléfonos un mensaje enviado por Whatsapp que informaba de la detención de “14 magrebíes” por intentar agredir sexualmente a una joven y apuñalar al novio de esta. La información ubicaba este suceso en Fuengirola y daba más detalles: “Los han tenido que aislar que vienen con sarna”. La Policía tuvo que desmentir esa noticia. Es otro bulo que pretende aumentar la sensación de inseguridad entre la ciudadanía y generar sentimientos xenófobos.

Inmigrantes señalados

La página web Maldito Bulo presta especial atención a noticias que señalan a inmigrantes como delincuentes. Son diversos los bulos que se hacen correr con la intención de generar un sentimiento racista. En uno de esos vídeos se ve a un hombre, que la noticia dice es musulmán, agrediendo a personal médico en un centro sanitario de España. En realidad es un vídeo de un hombre en estado ebrio durante un altercado en un hospital de Rusia

A punta de pistola

Meses atrás la Policía se vio obligada a desmentir uno de esos bulos que genera especial ansiedad e inseguridad entre los ciudadanos. Un mensaje que corrió como la pólvora de un teléfono a otro decía que en Almería estaban robando a punta de pistola vehículos con los conductores en su interior. La noticia, falsa, aseguraba que se habían denunciado 32 de esos robos con violencia en sólo una semana.

Perfumes y sillitas de bebé

Son dos bulos inventados para generar alarma. El primero afirma que se ha instalado en España una banda cuyos inmigrantes simulan ser vendedores de perfume. Cuando se huelen se pierde el sentido y te roban. El segundo alerta de que ladrones colocan sillitas de bebé en las cunetas de las carreteras para atracar a los conductores que se paran.

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