LAS CINCO PIEDRAS DE DAVID

David era el hombre a quien Dios se deleita en honrar, pues es el hombre a quién ha escogido.

CAUSAS DE LA GUERRA (1Sm 17:1-11)

Los filisteos habían sido derrotados en toda la línea, pero nuevamente presentaron batalla a los israelitas. Los filisteos desafiaron a las tropas de Israel. Descendieron hasta el país y parece que se apoderaron de él porque acamparon en un lugar de Judá. Existe la posibilidad de que los filisteos se hubieran enterado de que Saúl había sido desechado por Samuel, por lo cual se había vuelto melancólico e incapaz de presentar batalla. Sin embargo, Saúl reunió al ejército y se dispuso a luchar. El espíritu malo se había apartado de él 1S 16:23). El arpa de David le había dado alivio, y es posible que el ataque enemigo, y la noticia del ataque y los preparativos para la guerra había impedido que volviera la melancolía. David había regresado a Belén a cuidar las ovejas.

Los filisteos desafiaron a Israel utilizando su campeón, el gigante Goliat, con el que esperaban recuperar su reputación y dominio. Hay la posibilidad de que el ejército de Israel fuese mayor en número y fuerza, y probablemente por eso propusieron el combate singular, de una persona de cada uno de los ejércitos.

Goliat de extraordinaria estatura. Era uno de los hijos de Anac, quienes ocupaban Gat en los tiempos de Josué (Jos 11:22).

LANZA UN RETO: siendo el campeón de los filisteos, arroja él el guante y desafía a las tropas de Israel (8-10)a) la amenaza como si fuese una insensatez el haber reunido a todo un ejército; b) propone un tipo de guerra en duelo singular de un hombre contra otro (vs 9). Esto era en el fondo una fanfarronada. La paráfrasis caldea le describe jactándose de ser el que había matado a Ofni y Fineés y se había llevado cautiva el Arca. Infundiendo terror con este reto a las tropas de Israel. El pueblo desmayó al ver que a Saúl le faltaba valor. Jonatan debió permanecer quieto, porque el honor de enfrentar a Goliat estaba reservado a David.

Se puede observar en el contexto del capítulo 17, que los filisteos tuvieron un avance sobre el territorio israelí, reinado por Saúl. El pueblo de Dios ve como ellos entran en su territorio y se reúnen para establecer sus estrategias que le permitan apoderarse de la tierra y el pueblo de Israel.

El pueblo filisteo, un pueblo infiel, representa aquí a los enemigos del Señor, las huestes de Satanás, que se reúne en Soco, que significa “defensa” o “espina”, que podría explicarse espiritualmente como cuando Satanás quiere atormentar un alma entrando a sus defensas, para debilitarlo poco a poco, a través de su infidelidad a Dios y el temor. De esta forma acampando en Soco (defensa) y Azeca (fortaleza de los muros), va entonces socavando los muros y cimientos del creyente descuidado; y en Efes-damin, que significa disminución de sangre. Y hace operación psicológica a través del temor; paralizándolo y haciéndolo incapaz de defenderse.

Al enterarse el pueblo de Dios que los filisteos están en su territorio, se reúnen y acampan para defenderse en el Valle de Ela, cuyo significado es árbol fuerte y frondoso, como un roble. Así el creyente debe afirmarse en la Roca fuerte que es Cristo, para defenderse.

En este enfrentamiento, como paladín del ejército filisteo se presenta Goliat, que significa agorero o adivino, exiliado; para enfrentar al pueblo de Dios en una lucha cuerpo a cuerpo.

Así que, sin dudas, el personaje de gran influencia en el pueblo de Dios es David, quién se convirtió en un famoso rey en Israel. Él era el último de los ocho hermanos.

Dios desecha a Saúl, el primer rey de Israel por su desobediencia, indicándole a Samuel que va a levantar un rey, desconocido y dedicado a pastorear las ovejas de su padre. Es escogido por tener un corazón confiado en su Dios; convirtiéndose David en el arquetipo de hombre de fe, que sería obediente a Dios, y que había recibido un don especial: la convicción y la confianza en la autoridad de Dios.

Mientras tanto, en las filas del ejército filisteo el paladín más fuerte, equipado con una armadura; cuya descripción es: un casco de bronce en su cabeza, su cota una malla hecha de laminas de bronce como escamas de pez; que pesaba cinco mil siclos, unos 57 kgs; el hierro de su lanza era de seiscientos siclos de hierro, unos 7 kgs; que bien podría representar a los poderes del mundo.

Ante esta imagen aún no hemos contemplado el alcance de la fe de David. Goliat estaba bien armado de pies a cabeza. Además su estatura era impresionante, de seis codos y un palmo, lo que equivale a 2 mts, 95 cms. Su lanza, era del grueso de un rodillo de telar. Del otro lado David, un pequeño pastor, lo enfrenta “sin armadura alguna”, a este gigante guerrero, que desafió al pueblo de Dios (Israel) durante 40 días, y a quien ningún soldado se atrevió a enfrentar.

Los filisteos se encontraban en una colina, e Israel en la otra y Goliat retaba al ejército en la llanura que estaba entre las dos colinas. Desde la colina, entonces, David podía ver a Goliat y, además de que no estaba solo había con él cuatro gigantes más a su lado; y el ejército israelita, quienes animados por la valentía y el coraje de David, dieron muerte a los cuatro gigantes acompañantes de Goliat, años después. (2S 21:18-22)

Ahora bien, ¿por qué tomó cinco piedras?¿por qué no solo una?(17:40). Los útiles pastoriles resultaron ser las armas apropiadas también para el pastor de Israel. David iba provisto  con las armas y municiones de pastor: no coraza sino zamarra (zurrón=bolsa que servía para transportar), no lanza sino cayado, no espada ni arco (Zac 4:6”…Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu,…”) sino una honda; no flechas, sino “cinco piedras lisas del arroyo”. Con esto demostró que toda su confianza estaba puesta en el poder de Dios.

Sin embargo, Goliat se mostró orgulloso, despectivo y fanfarrón. Observo (vs 42) que era “un muchacho, y rubio y de hermoso aspecto”, que sería más apropiado para acompañar a las doncellas en sus danzas que para la guerra. También vió sus arreos con gran enojo (vs 43). “¿Acaso soy un perro para que vengas a mi con palos?” con mucha confianza presumió que iba a salir victorioso de la contienda ante semejante opositor. Al contrario David no hizo ninguna ostentación de fuerza, sino que ponía de hecho que toda su confianza estaba en el poder de Dios. Hace derivar su autoridad de la de Dios:”yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos”. Mientras Goliat confiaba en su espada y su lanza, David confianza solamente en el nombre de Dios. Habla con seguridad pero basada en su fe en Dios, luego en los tiempos de Zacarías, Dios confirma esa fe de David, cuando le indica que diga a Zorobabel, el líder en ese tiempo en Israel, que “no es con ejército, ni con fuerza”

La fe del pastorcito estuvo en confiar en Dios para su victoria -esta es la clave de la victoria del cristiano de hoy- y escogió la cantidad de piedras suficientes para derribar a los cinco gigantes que estaban del lado del ejército enemigo; cuatro de los cuales se llamaban: Esbi-benob, Goliat geteo, Saf y el gigante de 24 dedos. Sin embargo, los filisteos, cuando vieron derribado al paladín (Goliat), que desafiaba al ejército de Israel porque se creía vencedor, se sintió intimidado y derrotado, mientras el ejército Israelí obtenía la confianza suficiente para vencerlos. Utilizando las leyes de la hermenéutica, las “cinco piedras lisas del arroyo”, pueden representar los cinco ministerios que nos habla Efesios (Ef 4:11), como son: apóstol, evangelistas, profetas, pastores y maestros, que Dios escogió para equipar a la iglesia de Cristo a fin de que pudiera derrotar al enemigo: Satanás.

¿Por qué lisas y no con aristas? Es fácil creer que las piedras con aristas hacen más daño que las lisas, pero las piedras lisas, al ser lanzadas contra un objetivo son más difíciles de ser desviadas por la acción del viento, tienen menos resistencia al aire; además de que las lisas entrarían con mayor facilidad por el único orificio que tenía el casco de Goliat logrando su objetivo: matar al gigante-

Si se hace un análisis, de la forma de las piedras, podemos observar, que por naturaleza ellas tienen deformidades, tienen aristas, no son lisas, en el arroyo, por la acción del agua y el choque entre ellas ocasionado por la corriente, las piedras se van haciendo lisas; así también el creyente, cuando estaba en el mundo tenía por naturaleza conflictos internos, esquemas mentales, taras, mucha lógica que impide que Dios nos use, muchas veces existen conflictos con otras personas, conflictos que Dios usa para limar nuestras asperezas y hacernos piedras lisas y útiles para derrotar al gigante Goliat.

Jeremías 20: 11, dice: “Más Jehová está contigo como poderoso gigante”, Goliat podía ser un hombre de casi tres metros de estatura, pero si lo comparamos con Dios, quién tiene como “estrado de sus pies” a la tierra, entonces dónde está el gigante que pueda enfrentarse a Él y salir airoso,  por eso nuestra fe debe ser como la de David. Porque cuando Jesús está con el cristiano, no hay gigante que valga, sea cual sea su estatura o su nombre, Jesús es más fuerte y grande, es sobre todo “nombre que se nombra” aquí en la tierra, en el cielo y debajo de la tierra.

Por eso, cuando el ejército de Israel, se enfrentó a los filisteos, tenía miedo al gigante, pues su líder en ese momento (Saúl) era un hombre caído y desechado por Dios, no tenía ni la visión ni la fe para encaminar a su ejército a la victoria. Lo mismo pasa cuando una congregación tiene un líder caído; por eso el ejército israelí se sentía atemorizado, sin alguien quién con la suficiente confianza y fe que los guiara a la victoria. Y apareció David, con su deslumbrante osadía, para actuar en el nombre de Jehová de los ejércitos y obtiene la victoria. La parábola aquí es que si vamos contra el gigante en el nombre de Jesús venceremos al enemigo de nuestras almas. Oseas dice: “… los salvaré por Jehová, su Dios. No los salvaré con arco, ni con espada, ni con guerra, ni con caballos ni jinetes” (Os 1:7).

Así que, si damos significado a las cinco piedras; diremos:

  • La piedra de la paciencia
  • La piedra de la fe
  • La piedra de la confianza
  • La piedra de la perseverancia, y
  • La piedra de la consistencia

Entonces;

  • Al que venciere, le daré de comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios Ap 2:7
  • Al que venciere, le daré a comer el maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe. Ap 2:17
  • Al que venciere, y guardaré mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana. Ap 2:26-28
  • Al que venciere, yo lo haré columna del templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí y escribiré sobre el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. Ap 3:12
  • Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. Ap 3.21

Estas son las recompensas prometidas por el Señor a aquellos que venzan todas las tentaciones y obtengan su victoria sobre los “gigantes” que gobiernan este mundo.

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