TIENDA

v. Morada, Tabernáculo
Gen 4:20 Jabal .. padre de los que habitan en t
25:27


Tienda (heb.zôhel; ugar. hl; gr. sk’ne). Los patriarcas usaron tiendas durante su permanencia en Palestina (Gen 12:8). También los israelitas mientras peregrinaban por el desierto y en los comienzos de su historia en Canaán (Exo 16:16; Jos 7:21-24). Sus tiendas podí­an ser redondeadas, con un poste central, o planas y oblongas, con varios postes. Sus cubiertas (heb. yerîh) eran generalmente de tela hecha con pelos negros (Son 1:5, BJ) muy probablemente de cabra, como las que usan hasta el dí­a de hoy los beduinos en Palestina; pero es posible que las hayan hecho también de cueros de otros animales, como la cubierta del tabernáculo (Exo 26:14). Tení­an anillos de madera cosidos a ellas, a las que se ataban las cuerdas (heb. mêthrêhem). Estas a su vez se ligaban firmemente a estacas (heb. yithdtôth) clavadas en el suelo (35:18; Isa 54:2; figs 31, 509). 509. Tienda de beduino confeccionada con paños de pieles de cabra, en Palestina. Tienda de reunión. Véase Tabernáculo. Tienda del testimonio. Véase Tabernáculo. Tiendas, Fabricante de (gr. sk’nopoiós). Persona que confeccionaba refugios con telas de pelos de cabras (Act 18:3). La fabricación de tiendas* es una artesaní­a que se practica desde tiempos remotos (cf Gen 4:20; 12:8; 25:27; etc.). Aquila, Priscila y Pablo eran de ese oficio (Act 18:1-3). Tanto la ciudad de Tarso, de donde era Pablo, como la provincia del 1158 Ponto, el lugar de origen de Aquila, eran famosas por la buena calidad de las telas de pelo de cabra que producí­an, las que tení­an una gran demanda para confeccionar tiendas y velas de barcos. Tierra. Traducción de varias palabras hebreas y griegas. La hebrea más común es zerets, que aparece unas 2.400 veces en el AT. Se la usa para referirse al planeta Tierra con el fin de diferenciarlo del cielo atmosférico, y tal vez del estelar también (Gen 1:1; etc.); a una porción de tierra (23:15); al territorio ocupado por cierto pueblo o nación (Gen 47:13); a la tierra seca para distinguirla del mar (1:10); al mundo habitado (18:18); o, en sentido figurado, para referirse a los habitantes del mundo (Jer 22:29). El heb. zadâmâh (proviene del verbo zâdam, “ser rojo”), también traducido con frecuencia por “tierra” (Gen 1:25; 4:11, 14; etc.), se refiere a la tierra rojiza, arable. Se la usa comúnmente para referirse al suelo desde un punto de vista agrí­cola, como origen de la vida de las plantas, los animales y el hombre (2:6, 9; Deu 7:13). En el NT, “tierra” es traducción del gr. gue, que incluye el significado de las 2 palabras hebreas comentadas (Mat 5:5; 13:5; Act 1:8-1 etc.). El gr. oikoumén’ se refiere a la tierra habitada (Luk 21:26). Como consecuencia de los diversos significados que tienen las palabras traducidas por “tierra”, a veces no hay seguridad si se refieren a toda la tierra o sólo a una porción de ella.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

Una morada temporaria hecha generalmente de fuerte paño de pelo de cabras estirado sobre varas, y mantenido en su lugar por cuerdas que llegaban hasta estacas clavadas en el suelo. Es la morada tí­pica de pueblos nómadas. Hay tiendas de diversas formas: redondas y cónicas, chatas y oblongas. Todas las pertenencias de una familia nómada podí­an normalmente ser llevadas sobre un animal de carga. Tienda significa a menudo cualquier habitación (Gen 9:27); morada (Job 8:22; Psa 84:10), y a menudo se usa figuradamente (Isa 13:20; Isa 54:2; Jer 10:20).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Habitación que se hací­a con postes y cortinas sostenidas con cuerdas fijadas a estacas en el suelo. En hebreo la mayorí­a de las veces el termino es ohel. En griego es skene, que se traduce también como †œtabernáculo, pabellón y morada† (Mat 17:4; Luc 16:9; Hch 7:43; Heb 8:2). Era la casa movible usada por los patriarcas, útil para la vida nómada (Gen 9:21; Gen 12:8; Heb 11:9). Todaví­a hoy los beduinos la siguen utilizando. Se nos dice que †¢Jabal †œfue padre de los que habitan en t. y crí­an ganados† (Gen 4:20). Las cortinas de las t. podí­an ser de pelo de cabras, predominando el color negro. También se usaban otros materiales, como la tela llamada †¢cilicio, que tomó su nombre de †¢Cilicia, provincia que se distinguió por su fabricación, de donde, por cierto era Pablo, que tení­a por oficio la confección de t. (Hch 18:3). Las estacas se clavaban en el suelo golpeándolas con un mazo (Jue 4:21). Según las posibilidades del dueño se podí­an hacer varios compartimientos separados por cortinajes, cosa que se expresa en Isa 54:2 : †œEnsancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas†. Se usa la palabra muchas veces con el significado de †œmorada, casa, lugar de habitación† (Job 18:15; Sal 69:25). Job habla de un tiempo en que el favor de Dios velaba sobre su t. (Job 29:4), señal de paz, bendición y abundancia. Bildad señalaba que la luz de los impí­os †œse oscurecerá en su t.† (Job 18:6), es decir, que le vendrí­a la desgracia. †œVoz de júbilo y de salvación hay en las t. de los justos† (Sal 118:15).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, CONS

vet, El término más comúnmente traducido “tienda” es “ohel”, que se traduce muchas veces “tabernáculo”. Otros términos son “sukkah” (2 S. 11:11) y “kubbah”, que sólo aparece en Nm. 25:8. Era un abrigo portátil empleado por los nómadas, los pastores, los soldados (Gn. 4:20; 25:27; Jue. 8:11). Con frecuencia, la tienda era de un tejido negro hecho de pelo de cabra (Cnt. 1:5). Eran fijadas al suelo mediante cuerdas unidas a estacas (Ex. 35:18; Is. 54:2). La tienda, redonda o alargada, se podí­a dividir en varias estancias mediante cortinas. El término tienda tiene, en algunas ocasiones, el sentido general de morada (Gn. 9:27; 1 R. 8:66; 2 R. 13:5; Jb. 8:22; Sal. 84:10 (lit. “tiendas de maldad”); Jer. 30:18; Lm. 2:4; Zac. 12:7; Mal. 2:12). Nuestro mismo cuerpo es comparado a una tienda (2 Co. 5:1-8). Las tiendas se hací­an de muy diversos materiales, desde pieles y cabello hasta lino para las pequeñas. Pablo y Aquila eran fabricantes de tiendas (Hch. 18:3). Tarso, la ciudad natal del apóstol Pablo, era conocida por la manufactura de tiendas, que se hací­an comúnmente de cilicio, un fuerte tejido de largo pelo de cabras de la provincia de Cilicia, y con el que se hací­an también sacos.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[010]

Lugar de residencia pasajera, opuesto al de casa o residencia permanente. En la Escritura abundan las referencias a las tiendas; de pastores, de peregrinos, de mercaderes, desenterrando el patriarcal concepto de peregrinaje.

El Génesis y los Profetas hacen continuas alusiones a las tiendas de los hombres o de los ganados (Gen. 13. 5 y 18.1; Os. 12.10; Salm. 125.5; Is. 38.12).

El mismo Señor habitó en una tienda, hasta que Salomón le construyó un edificio sólido.

Incluso en tiempos del Nuevo Testamento, las tiendas eran frecuentes, como habitat de gente pobre y sobre todo de soldados y de peregrinos. San Pablo era constructor de tiendas (Hech. 18.3) y las metáforas que la tienen por objeto se repiten en el Nuevo Testamento.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Tienda se llama también al tabernáculo, lugar de reunión donde Yahvé se encontraba con Moisés (Ex 33,11); fue como la vivienda de los hebreos en su época de nómadas (Heb 11,9); fue asimismo el santuario portátil de los israelitas en el desierto, donde se guardaba el Arca de la Alianza, y considerado como la morada de Yahvé; el mismo templo, a veces, se llama después tienda (Sal 15,1; 27,5; 61,5; 78,60; Eclo 50,5). Metafóricamente, la tienda significa nuestra morada terrestre (2 Cor 5,1-4; 2 Pe 1,13-14), en contraposición a nuestra morada celeste (Lc 16,9). Jesucristo puso su tienda, su morada entre nosotros (Jn 1,14; Act 7,44.46).

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Construcción ligera y fácilmente desmontable constituida por una armazón cubierta con materiales flexibles de superficie continua, como pieles o telas cosidas entre sí­. Las tiendas se cuentan entre los primeros tipos de morada hechos por el hombre (Gé 4:20; 9:21) y eran los que usaban comúnmente los pueblos nómadas del Oriente Medio. (Gé 9:27; Sl 83:6.)
La Biblia suministra algunos detalles sobre el diseño de las tiendas y su uso. A esto se añade lo que se sabe de las tiendas utilizadas por los árabes en tiempos más recientes, pues al parecer estas no difieren sustancialmente de las del perí­odo bí­blico. Muchos eruditos creen que las primeras tiendas eran de piel. (Gé 3:21; Ex 26:14.) Entre los beduinos modernos son comunes las tiendas hechas de telas de pelo de cabra de color negro. (Compárese con Ex 36:14; Can 1:5.) Se cosen entre sí­ tiras de este material hasta formar una tienda rectangular, cuyo tamaño total varí­a según la riqueza del dueño y el número de ocupantes. La tienda está apoyada sobre varios postes de entre 1,5 y 2 m. de altura, el más alto de los cuales está situado cerca del centro; para que se mantenga firme contra el viento, dispone de cuerdas que se sujetan al suelo con estacas. (Jue 4:21.) Se consigue intimidad y protección del viento cubriendo los lados de la tienda con otras telas que pueden levantarse o quitarse para ventilación.
Parece ser que en tiempos bí­blicos las tiendas más grandes normalmente se dividí­an en dos o más compartimientos colgando telas a modo de cortinas. La †œtienda de Sara† mencionada en Génesis 24:67 puede que sea su compartimiento o quizás una tienda que ocupaba sola, pues algunos hombres ricos tení­an varias tiendas, y a veces a cada mujer se le asignaba su propia tienda. (Gé 13:5; 31:33.) Probablemente utilizaban esteras para cubrir el suelo.
Las tiendas eran un rasgo distintivo de la vida nómada, a diferencia de las casas, utilizadas por los que tení­an una vida más sedentaria. Por eso se dice que Abrahán †˜moraba en tiendas†™ mientras †œesperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos†. (Heb 11:9, 10.) Parece ser que los israelitas vivieron principalmente en casas, no en tiendas, durante su estancia en Egipto. (Ex 12:7.) Pero al salir de Egipto volvieron a vivir en tiendas (Ex 16:16), y ese fue su tipo de morada durante los cuarenta años que vagaron por el desierto. (Le 14:8; Nú 16:26.) Dos tiendas en particular, †œel tabernáculo† y la tienda de Moisés, fueron especialmente importantes en ese perí­odo. (Ex 25:8, 9; 26:1; 33:7; véanse TABERNíCULO; TIENDA DE REUNIí“N.)
Aun después de conquistar la Tierra Prometida, pastores y agricultores todaví­a utilizaban tiendas cuando estaban en el campo. (Can 1:8.) Zacarí­as 12:7 probablemente se refiere a esas tiendas, pues eran las primeras en verse afectadas y en necesitar protección cuando una nación enemiga iba contra el paí­s para atacar la ciudad de Jerusalén. También moraban en tiendas los comandantes militares y los ejércitos que estaban en expediciones distantes. (1Sa 17:54; 2Re 7:7; compárese con Da 11:45.)
El que durante tanto tiempo los israelitas utilizaran las tiendas dio origen al uso poético de la palabra †œtienda† con referencia a cualquier lugar de habitación, incluso a una casa normal. (Ex 12:23, 30; 1Sa 13:2; 1Re 12:16; Sl 78:51.)

Usos figurados. Las muchas referencias figuradas a las tiendas que se hacen en la Biblia reflejan lo familiarizados que estaban los israelitas con ellas. Ezequí­as escribió con respecto a los últimos momentos de su vida: †œMi propia habitación ha sido arrancada y quitada de mí­ como la tienda de pastores†. (Isa 38:12.) Tal como una tienda que estuviera en cierto lugar podí­a ser desmantelada y quitada rápidamente, sus postes podí­an ser desarmados y sus estacas arrancadas, de la misma manera el lugar que ocupaba Ezequí­as entre los vivos parecí­a igualmente transitorio, propenso a desaparecer. Elifaz asemejó la muerte a arrancar la cuerda de una tienda, lo que harí­a que esta se desplomase. (Job 4:21.)
De manera algo similar, Pablo utilizó una tienda como metáfora al hablar de los cuerpos humanos de los cristianos engendrados por espí­ritu. Una tienda desmontable es una morada más frágil y temporal que una casa normal. Aunque viven en la Tierra con un cuerpo mortal de carne, los cristianos que tienen el espí­ritu como una prenda de la vida celestial venidera esperan †œun edificio procedente de Dios†, un cuerpo celestial que es eterno, incorruptible. (1Co 15:50-53; 2Co 5:1-5; compárese con 2Pe 1:13, 14.)
Jeremí­as utilizó la figura de una tienda cuando habló de la destrucción venidera de los judí­os. (Jer 4:20.) Asemejó la nación desolada a una mujer cuya tienda se habí­a desplomado y las cuerdas habí­an sido cortadas. Empeorando aún más su patética situación, sus hijos estaban en el exilio, de manera que no quedaba nadie que pudiera ayudarla a levantar y desplegar la tienda. (Jer 10:20.) Cuando los babilonios destruyeron Jerusalén, a esa ciudad, como grupo de moradas, se la podí­a llamar †œla tienda de la hija de Sión† en la que Dios habí­a derramado su cólera. (Lam 2:4.)
La palabra †œtienda† tení­a aún otro sentido figurado. Una tienda era un lugar de descanso y protección contra los elementos. (Gé 18:1.) En vista de las costumbres con respecto a la hospitalidad, los visitantes tení­an razón para creer que se les atenderí­a y respetarí­a cuando se les diera la bienvenida en la tienda de otra persona. Por consiguiente, cuando Revelación 7:15 dice que Dios †˜extenderá su tienda sobre la gran muchedumbre†™, da a entender que esta recibirá cuidado protector y seguridad. (Sl 61:3, 4.) Al hablar de los preparativos que tiene que hacer Sión, la esposa de Dios, para los hijos que dará a luz, Isaí­as registra que se le dice: †œHaz más espacioso el lugar de tu tienda†. (Isa 54:2.) Por consiguiente, ella amplí­a el lugar de protección para sus hijos.
En Revelación 21:1-3 Dios proyectó la visión de Juan al reinado de mil años de Cristo, y dijo: †œÂ¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá [o, †œél morará en tienda†] con ellos†. Tal como se prefiguró en la tienda o tabernáculo del desierto, Dios no morará personalmente con la humanidad, sino de manera representativa, al tratar con ella por medio del †œCordero de Dios†, que también es el gran Sumo Sacerdote. (Ex 25:8; 33:20; Jn 1:29; Heb 4:14.)

El oficio de hacer tiendas. El término griego ske·no·poi·ós, utilizado en Hechos 18:3, designa el oficio de Pablo, íquila y Priscila. Existen diversas opiniones en cuanto al artesano especí­fico referido por esta palabra (si aplicaba a un fabricante de tiendas, a un tapicero o a un cordelero); sin embargo, muchos eruditos reconocen que †œno parece haber ninguna razón para modificar la traducción †˜fabricantes de tiendas†™†. (The Expositor†™s Greek Testament, edición de W. Nicoll, 1967, vol. 2, pág. 385.)
Cuando Pablo visitó Corinto por primera vez, se quedó con íquila y Priscila †œpor ser del mismo oficio†. (Hch 18:1-3.) El apóstol Pablo era de Tarso (Cilicia), una zona famosa por su tela de pelo de cabra llamada †œcilicio†, con la que se fabricaban tiendas de campaña. (Hch 21:39.) En vista de que entre los judí­os del siglo I E.C. se consideraba honorable enseñar un oficio a un muchacho, aunque este recibiera luego una educación superior, es probable que Pablo aprendiera a hacer tiendas de campaña durante su juventud. Puede que el hacer tiendas también haya sido el trabajo que el apóstol realizó en Tesalónica (1Te 2:9; 2Te 3:8) y en otros lugares. (Hch 20:34, 35; 1Co 4:11, 12.) No era un trabajo fácil, pues se dice que el †œcilicio† era duro y áspero, lo que dificultaba el cortarlo y coserlo.

Fuente: Diccionario de la Biblia

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento

Estructura plegable de tela o pieles que se sostiene con varas y se tensa frecuentemente con cuerdas que van de las varas a clavijas o estacas que se hincan en la tierra alrededor de la misma. Compárese Is. 54.2, que menciona cortinas, cuerdas, estacas, o clavijas para tiendas (pero no las varas); la tela de las tiendas era de color oscuro frecuentemente (Cnt. 1.5). Las tiendas figuran entre los elementos habitacionales más primitivos hechos por el hombre mismo (Gn. 4.20; 9.21). Constituían la morada habitual tanto de los pueblos nómades como de los seminómades. Los patrircas heb. vivían en tiendas (Gn. 18.1, 6, 9–10, etc.); y a veces las mujeres tenían sus propias tiendas (Sara, Gn. 24.67; Jacob, Lea, las siervas, Raquel, Gn. 31.33), seguramente al lado de las de sus esposos. En sus peregrinaciones entre Egipto y Canaán, Israel vivió en tiendas (Ex. 16.16; 33.8, 10; Nm. 16.26; 19.14), adoptando moradas más permanentes cuando ocuparon Canaán. En los días de Jeremías la secta recabita se aferró al ideal nómade de habitar en tiendas y despreció el estilo de vida sedentario (Jer. 35.7), aunque ni siquiera el ideal romántico de la vida nómade e independiente que permitía el habitar en tiendas debía ocupar lugar superior a la devoción a Dios (Sal. 84.10). La muerte se compara con la idea de plegar la tienda en Job 4.21; cf 2 Co. 5.1.

Entre otros pueblos, la Escritura menciona las tiendas de los madianitas (Jue. 6.5; 7.13), de Cedar (Cnt. 1.5), de Cusán (Hab. 3.7, también Madián), moradores todos en los bordes desérticos de la Transjordania y el NO de Arabia. Las tiendas tenían usos específicos en las naciones asentadas. Además del pastor que vivía en tiendas donde pastaba su ganado (Cnt. 1.8; Is. 38.12), los reyes y sus ejércitos acampaban en tiendas en el campo, cf. 1 S. 17.54 (David); 2 R. 7.7–8 (arameos). Finalmente, “tienda” en el lenguaje común adquirió el significado de cualquier tipo de morada (no sólo literalmente; cf. 1 R. 8.66; 2 R. 13.5, traducidas ambas “casas” en °vp), tal vez porque la tienda era usada principalmente en el verano por muchos moradores de ciudades y aldeas. La información externa a las Escrituras ilustra lo que dicen estas. En el período patriarcal el egipcio Sinué tuvo en Canaán una tienda y un campamento, y saqueaba los campamentos de su adversario (ANET, pp. 20b, línea 145). En el período que siguió al éxodo de Israel y comienzos del asentamiento en Canaán, Ramsés III (ca. 1192–1161 a.C.) dice que “devastó a Seir (e. d. Edom) entre las tribus nómades, y saqueó sus tiendas (˒hr, del heb. ˒ōhel), con su gente y sus bienes” (ANET, 262a). Cf. Madián, Cusán, o Cedar. Hay ilustraciones de tiendas militares asirias (redondas, sostenidas con varas y palos), en ANEP, fig(s). 170–171, 374 (tienda real guerrera). Para las tiendas de la época patriarcal cf. D. J. Wiseman en G. A. Cuttle (eds.), Biblical and Near Eastern Studies (ensayos en homenaje a W. S. LaSor), 1978. (* Tabernáculo )

K.A.K.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico