jueves, 24 de noviembre de 2016

La Unción ¿Qué es y cómo se obtiene?


“Ese predicador tiene un nivel de unción muy fuerte”, “Quiero ser un ungido como X persona”, “No se debe hablar de tal predicador porque no está bien tocar a los ungidos de Dios”, “Si quieres un mayor nivel de unción debes orar mucho”.

Estos son parte de los comentarios que se leen o se escuchan en la esfera cristiana, pero ¿Qué tan correcto bíblicamente es esto?, ¿Hay personas más ungidas que otras?,¿Existen varios niveles de unción?, ¿Soy más ungido ahora de lo que lo fui cuando me convertí a Cristo? Veamos…


Lo primero que debemos analizar y aprender es ¿Qué es eso que llaman unción y de donde surge esa palabra?

El nuevo diccionario de la biblia – Alfonso Lockward  lo define de esta manera:

Acto de derramar aceite sobre una persona o un objeto (Génesis 28:18). En el Oriente Medio era costumbre ungir con aceite a individuos en ceremonias tales como la transferencia de una propiedad, la manumisión de una esclava y aun actos matrimoniales. Pero en Israel la unción se limitó a la puesta en oficio de los sacerdotes (“... vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos con él; y los ungirás” [Éxodo 28:41]), o del rey (“... al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel” [1 Samuel 9:16]). También se ungieron el altar y los utensilios de uso en el tabernáculo y el templo.

Unción expresaba la puesta en oficio, el otorgamiento de una capacidad y un honor especiales. En el caso del rey, se le llamaba el “ungido de Jehová” (2 Samuel 1:14)

El origen de la unción viene de una práctica de los pastores. Los piojos y otros insectos a menudo entrarían en la lana de las ovejas, y cuando llegaban cerca de la cabeza de las ovejas, podrían hacer una madriguera en las orejas de las ovejas y matarlas. Entonces, los antiguos pastores vertían aceite en las cabezas de éstas. Esto hizo resbaladiza la lana, lo que hacía imposible que los insectos llegaran cerca de las orejas de ellas porque los insectos se deslizarían. De esto, la unción llegó a ser símbolo de bendición, protección y empoderamiento.

En el Antiguo Testamento, el ungimiento era algo sumamente particular. Nadie era ungido fuera de la orden explícita de Dios, y no eran muchos los ungidos que existían. Estos ungimientos eran hechos derramando aceite sobre la persona escogida por Dios, para así marcar su sello de “ungido de Dios”, de “escogido”. A través de este acto solemne, el objeto de la unción recibía una capacitación y autoridad especial de Dios para desempeñar un rol exclusivo de esa persona (rey, sacerdote, profeta, etc.).

No hay nada malo con ungir una persona con aceite hoy en día. Sólo tenemos que asegurarnos de que el propósito de la unción está de acuerdo con las Escrituras. La unción no debe ser vista como una "poción mágica". El aceite mismo no tiene ningún poder. Es solamente Dios Quien puede ungir a una persona para un propósito específico. Si usamos aceite, es sólo un símbolo de lo que Dios está haciendo.

Otro significado de la palabra ungido es "escogido." Después de dejar Cristo la tierra, Él nos dio el don del Espíritu Santo (Juan 14:16). Ahora todos los cristianos somos ungidos, escogidos para un propósito específico - promover el Reino de Dios (1 Juan 2:20). "Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras (la garantía) del Espíritu en nuestros corazones.” (2 Corintios 1:21-22).
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“Todos los cristianos somos ungidos, escogidos para un propósito específico”.
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La unción en el Nuevo Testamento es una alusión al Espíritu Santo que ha recibido todo creyente. Este Espíritu Santo que hemos recibido de Dios nos capacita para discernir el error y nos guía a la verdad a través de Su Palabra. Claro está, hay factores que al creyente le pueden hacer caer en un error, como un estado deplorable de su vida espiritual, las enseñanzas humanas que absorba o el pecado en su vida.

Desde el principio de los tiempos, y especialmente en la era de la iglesia, el maligno ha tratado de llevar al pueblo de Dios por el mal camino y vivimos como cristianos siendo atacados constantemente por falsas enseñanzas que quieren minar la solidez, seguridad y pureza de nuestra fe. Y en este mundo, al cual no pertenecemos, los que hemos nacido de nuevo estamos ungidos por Dios con el Espíritu Santo para poder discernir el error de la verdad. Él mismo nos ha dado herramientas como el estudio de Su Palabra, la oración y la meditación para conocer Su voluntad con respecto a todas las cosas. Jesús les advirtió a los discípulos que “vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán” (Mateo 24:4-5).  Todos los creyentes han recibido “la unción”, es decir, el Espíritu Santo, en el momento mismo de su conversión. Pablo aclaró esto en Romanos 8:9 “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”.
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“Dios nos ha dado herramientas como el estudio de Su Palabra, la oración y la meditación para conocer Su voluntad con respecto a todas las cosas.”.
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En 1 Juan 4:,1 Juan habló de “probar los espíritus” a fin de discernir cuándo es verdad y cuándo son falsas enseñanzas. Todos los creyentes tienen la misma capacidad.  Una prueba clave es reconocer si la nueva enseñanza contradice la palabra inspirada de Dios ya revelada.

Los falsos maestros serán más frecuentes en los últimos tiempos según dice 1 Timoteo 4:1-2, “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios...”. Los demonios pueden susurrar a una mente receptiva ideas que parecen conocimientos nuevos o nuevas revelaciones, pero que de hecho son doctrinas de demonios.

Si bien es cierto que hay momentos donde el Señor nos capacita para hacer mejor una tarea (quizás al orar o predicar la Palabra, por ejemplo), ¿Podemos decir que hay un mayor nivel de unción para el creyente actual? No. El Espíritu Santo que vive en nosotros es Dios mismo, y Dios no tiene variantes en su persona. Él es todo pleno y perfecto. Dios nos ha dado todo en Cristo y como dice Colosenses “Estamos completos en Él” (Colosenses 2:10-12). Así como en los días de Juan, tenemos una élite de falsos maestros que aseguran haber recibido revelaciones de Dios sobre cómo alcanzar mayores niveles de poder en la vida cristiana. No hay necesidad de correr detrás de ciertos falsos maestros que aseguran llevarte a un nivel mayor de conocimiento y de unción. Tenemos la unción del Santo que nos guía a la verdad. Y tenemos a Cristo, y Él solo es suficiente.

Por último, según vemos en las escrituras, desde el momento que acepté a Jesucristo como mi Señor y Salvador hasta hoy soy igual de ungido porque soy escogido y todos los cristianos del planeta somos igual de ungidos porque Dios no hace acepción de personas (Romanos 2:1). Soy tan ungido como el primer día que Dios me ungió y tan ungido como cualquiera de sus ungidos. En algunos países hay un dicho común y es este: “La práctica hace al maestro”, o sea, mientras más practico una cosa mejor lo hago y es por eso que vemos a predicadores que se desenvuelven mejor que otros en el altar, tienen más soltura y un mejor manejo escénico, porque probablemente llevan años haciéndolo; pero eso no los hace más ungidos que otras personas.

Y si te preguntas ¿Por qué sus oraciones parecen ser más efectivas que las de otros? Esto NO tiene que ver con “nivel unción”, sino con fe y con los dones dados a esa persona. La biblia NO dice que todo es posible según tu “nivel de unción”, la biblia dice que “todo es posible al que cree” (Mateo 9:23).

Amado hermano o hermana que me lees, si estás en Cristo, si le entregaste tu vida y haces Su voluntad, desde el primer día que diste ese gran paso ya fuiste ungido/a y lo serás hasta que Él venga o la muerte te alcance. Eres tan ungido como cualquier otro cristiano del planeta. Podríamos seguir escribiendo textos sobre este tema pero el artículo quedaría muy largo, así que les dejo esta advertencia y afirmación del apóstol Juan al respecto:

“Hijitos, es la última hora, y así como oyeron que el anticristo viene, también ahora han surgido muchos anticristos. Por eso sabemos que es la última hora. Ellos salieron de nosotros, pero en realidad no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron, a fin de que se manifestara que no todos son de nosotros. Pero ustedes tienen la unción del Santo, y todos ustedes lo saben. No les he escrito porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de la verdad”.


¡Dios te bendiga!