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Lunes, 22 de diciembre de 2003

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Lengua / Etimologías

Haber de todo como en botica

Por Arturo Montenegro

Disfrutando de sus ocios en la oficina de farmacia paterna, se le aposentó a don Álvaro Cunqueiro en la imaginación «una idea de las farmacias todas del mundo, que era mágica y fui curioso de ellas, recogiendo noticias de aquí y allá, preocupado de elixires y venenos, de la cosmética antigua y de la gloria almibarada de jarabes y de lectuarios, como los de la monja del Arcipreste» (Tertulia de boticas prodigiosas y escuela de curanderos, Barcelona, Ediciones Destino, 1994, p. 11). De sobra sabe el escritor gallego que esas instituciones farmacológicas de antaño eran muy ricas en aceites, polvos, tinturas y venenos, manejados eficazmente por boticarios con un ramalazo alquímico. A su imagen, y muy de vez en cuando, otros narradores nos seducen con personajes de este orden, tan hábiles en la elaboración de remedios curativos como en la charla y el juego de cartas.

Ustedes saben que la proliferación de pomadas y elixires convierte las antiguas boticas en genuinos gabinetes de maravillas. De ahí viene el dicho que motiva estas líneas. Dice María Moliner, en su Diccionario de uso del español (2.ª edición, Gredos, 1998), que la expresión haber de todo como en botica significa «haber gran variedad de personas o cosas en un lugar, no faltar de nada». Con todo, aunque el origen de la frase rezuma obviedad, ha habido alguna que otra polémica al respecto.

José María Sbarbi, en su Gran diccionario de refranes de la lengua española (Buenos Aires, Editorial Joaquín Gil, 1943, p. 151), explica que «antiguamente se llamaba en castellano botica todo almacén o tienda en general, como sucede entre los franceses con su voz boutique; y en este sentido y no en el de farmacia opino que está aquí tomada dicha palabra». Lejos de las connotaciones propias de la tintura de ámbar y de los vinos cordiales, «llamábase también botica antiguamente en Sevilla cada una de las casucas de mujeres de vida airada, situadas en el barrio especial denominado de las Mancebías, que habitaron hasta principio del siglo xvii», y así, al reunirse en tal recinto mujeres de vida licenciosa, «es muy posible que dicho nombre y circunstancias dieran lugar al refrán que nos ocupa». Tras reproducir esta opinión de Sbarbi, José María Iribarren la replica seriamente en El porqué de los dichos. Sentido, origen y anécdota de los dichos, modismos y frases proverbiales de España con otras muchas curiosidades (Pamplona, Gobierno de Navarra, Departamento de Educación y Cultura, 1997, p. 194). A su juicio, Sbarbi no tiene razón en ninguna de estas consideraciones. En contraste, confirma nuestro erudito que la frase haber de todo, como en botica se refiere «desde antiguo a las boticas de los boticarios que hoy llamamos farmacias, donde hay de todo lo que el enfermo necesita para cuidarse». Para demostrarlo, cita una décima que el sevillano Carlos Alberto de Cepeda dedicó, en la segunda mitad del siglo xvii, a una comedia que no valió nada y la hizo un boticario:

De bote en bote el corral
estuvo ayer a las dos.
¿Bote y en corral?, por Dios
que es fuerza que huela mal.
Verso bueno, tal y cual;
traza, ni grande ni chica;
gala, ni pobre ni rica;
silbos, dos horas y media;
con que «tuvo la comedia
de todo, como en botica».

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