El concepto de “luna de miel”, como lo conocemos ahora, es el viaje que hacen los recién casados después de su boda. Su origen es muy antiguo, y el significado ha cambiado con el tiempo.

Hace más de 4000 años, en la cultura babilónica, era costumbre que, después de la boda, el suegro proveyera a su yerno con toda la cerveza de miel que pudiera tomar durante un mes. Como el calendario babilónico estaba basado en fases lunares, este período fue llamado "luna de miel".

En el siglo XVI, las parejas recién casadas que querían tener un hijo varón, tenían que beber aguamiel durante todo el mes lunar siguiente a su boda.

En la Antigua Roma, la madre de la novia tenía que dejar, durante un ciclo lunar, en el dormitorio de los recién casados, una vasija con miel, ya que se consideraba un vivificante de la fertilidad.

Los teutones, antiguo pueblo que vivía en la actual Alemania, celebraban sus bodas sólo bajo la luna llena. Después de la celebración, los novios tenían que beber un licor de miel durante 30 días para asegurarse una vida dulce y una familia prolífica.

Como la miel era el símbolo del casamiento por ser un alimento incorruptible, que con el tiempo se vuelve mucho más dulce, muchas culturas también adoptaron esta costumbre, haciendo de ésta una metáfora perfecta del ideal de un matrimonio.

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