Sábado, 20 de Abril 2024
Suplementos | No es difícil levantarse del polvo y hacer de nosotros mismos una persona mejor

“Por la gracia de Dios, soy lo que soy”

Estas palabras de san Pablo que encontramos en la primera carta a los Corintios, nos pueden dar una luz muy clarificadora para encontrar también nosotros el camino hacia una realización de plenitud

Por: EL INFORMADOR

Un año con San Pablo
     
    Estas palabras de san Pablo que encontramos en la primera carta a los Corintios, nos pueden dar una luz muy clarificadora para encontrar también nosotros el camino hacia una realización de plenitud en nuestra vida.
     Si pudiéramos entender, comprender y vivir en toda su dimensión lo que esto significa, podríamos desear de verdad que esa gracia divina que no proviene de este mundo ni de nosotros mismos, inundara nuestro corazón y llegara a transformar nuestro ser.
     La persona humana no es tan sólo cuerpo y materia, tiene un aspecto espiritual que es precisamente lo que le hace persona.Y es evidente que todos queremos ser personas, todos queremos que nos aprecien, que nos tomen en cuenta y que nos respeten; lo malo es que no siempre nos comportamos a la altura de esa dignidad que Dios mismo ha sembrado en nuestro corazón, y hay ocasiones en que andamos por la vida arrastrando nuestra humanidad como un trapo, en vez de elevarla a los aspectos mejores.
     Cuando Jesús libera a un hombre del espíritu malo que le esclaviza, como lo vemos en el Evangelio, nos pone en evidencia que ninguno de nosotros puede andar por allí, haciendo el mal y enlodando su ser con pecados y maldades, a veces deliberadas, a veces solapadas por la irreflexión.
     No es difícil levantarse del polvo y hacer de nosotros mismos una persona mejor, más  noble, más cercana a lo que Dios quiere, si cada día ponemos el empeño de progresar en todos nuestros aspectos: físicos, mentales, racionales y espirituales.
     Cierto es, que es más cómodo dejarse llevar por la corriente de lo más fácil y menos empeñativo, ya que la gracia que el Señor nos comunica es, desde todo punto de vista, un compromiso que involucra a toda la persona con todos sus sentidos, sentimientos y acciones. Pero ciertamente es un hecho que ese esfuerzo que llevó a san Pablo hasta el lugar en el cual ahora lo contemplamos, fue una decisión radical de cumplir con el compromiso que asumió, para ser fiel a la gracia de Dios cada día y cada momento de su vida en cualquier lugar en el que se encontraba.  Así pudo afirmar también: “La gracia de Dios no ha sido infructuosa en mí, porque en todo cuanto he hecho la gracia de Dios ha estado conmigo”.
     Es indudable que estamos en un buen momento para pedir a Cristo Jesús que nos libere de los demonios que se  pueden haber metido en nuestro corazón, que son los que nos impulsan a las malas acciones; pedirle que nos comunique su gracia para cambiar nuestra conducta y empezar a vivir en la forma más límpida y santa”.
     Es bueno también preguntarle a san Pablo cuál fue el secreto de su vida tan llena de santidad. Porque también para él hubo una época en la cual andaba metido en odios y en persecuciones contra los cristianos, que no eran ciertamente acciones que agradaban a Dios; pero el Señor Jesús, con todo su amor, lo llamó y le hizo comprender que aquello no era lo que le iba a dar grandeza ni categoría. Después de su conversión, san Pablo fue otro, totalmente otro, porque la gracia divina lo transformó, y porque él hizo caso a esa gracia y supo responder positivamente y ser fiel hasta el último día de su vida.
     Esto es lo que nos lleva hoy a recordarle, aunque han pasado ya dos mil años de su transitar por el mundo, y aún en este presente, cuando ya corren los años del tercer milenio, todavía es posible aprender de él imitando sus ejemplos, que sin duda nos llevarán a ser mejores en todos los aspectos de nuestra vida.

María Belén Sánchez Bustos fsp

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