La "Cuestión de
Oriente" es el nombre dado al conjunto de problemas que surgen durante los
siglos XVIII y XIX, como consecuencias del debilitamiento progresivo hasta
llegar a la caída final del Imperio Otomano. La situación, sobre todo a fines
del siglo XIX, se presenta bajo un triple aspecto:
El Imperio otomano ya
considerablemente debilitado en el siglo XVIII, está en plena declinación en el
siglo XIX. Detenido en los Balcanes desde fines del siglo XVII, y con la
amenaza rusa en Asia, se terminaron para el Imperio los tiempos de guerras y
pillajes; lo que obligaba a los sultanes, para la mantención de su
administración y el ejército, de recurrir a la imposición de impuestos cada vez
más pesados y difíciles de pagar por la población. La autoridad del sultán en
las diferentes provincias va disminuyendo en beneficio de los visires y de los
jenízaros locales, los cuales a su vez raramente reciben sus salarios y a su
turno, imponen nuevos impuestos a los habitantes. Población que espera desde
hace dos siglos ser liberada del jugo turco.
La paciencia de los pueblos
cristianos sometidos al dominio otomano, ya está llegando a su límite. Griegos,
serbios, albaneses, búlgaros, racedonios, rumanos, montenegrinos, croatas y
serbios de Bosnia-Hercegovina, en donde vivía una fuerte minoría croata
islamizada. Las primeras revueltas se inician a principio del siglo XIX en
Serbia y en Grecia. Las revueltas serbias de 1803 y 1815 se producen
principalmente a causa de los abusos de los jenízaros y los impuestos - a los
que les someten. Sus demandas no contienen aún exigencias como autonomía o
independencia. Rusia, después de la guerra con Napoleón, ya puede venir en
ayuda de Serbia. Los Griegos, que sufrían también los mismos abusos e
impuestos, guardan en su memoria el recuerdo de su gran civilización antigua, e
inspirados por la revolución francesa, se sublevan y declaran la independencia
en 1822.
Estando la revolución
griega a punto de ser derrotada, a pesar de la ayuda de miles de voluntarios
venidos de Europa, (entre ellos el poeta inglés Byron), Rusia que viene de
salir ganadora de las guerras contra Napoleón, aprovechando un incidente
marítimo, declara la guerra al Imperio otomano. Cuando los ejércitos del zar
Nicolás I se están acercando a Estambul, el sultán capitula y firma la Paz de
Andrinople (1829). Grecia se convierte en un reino independiente mientras que
Serbia obtiene solamente una autonomía interna, garantizada por Rusia, que
extiende estos "beneficios" a Rumania (con Valaquia y Moldavia). Al
venir en ayuda de estos países ortodoxos, Rusia buscaba también realizar sus
propios intereses territoriales y sobre todo obtener una salida marítima por el
mar Egeo y así apoderarse de Estambul.
El expansionismo del
Imperio ruso, muy pronto alerta a Inglaterra y Francia, quienes verán los
medios para hacerle frente. En cuanto a Austria, ella está ausente de los
Balcanes, preocupada por la Revolución de 1848, la unidad alemana e italiana.
Austria comenzará a interesarse en los Balcanes en el Congreso de Berlín de
1848. Será el comienzo de la aventura balcánica de Austria y que se terminará
con el atentado de Sarajevo que marca también el comienzo del fin del Imperio
austríaco, 1918 será su año final. Ya desde 1878, Turquía se mantenía como
potencia, solo gracias a las rivalidades de los Imperios europeos, lo cual le
permitía conservar teóricamente Bosnia hasta 1908 y a Macedonia hasta las
guerras balcánicas de 1912 y 1913. Ella conservará Constantinopla, gracias a
Inglaterra y Francia. La insurrección de "los Jóvenes Turcos" (1908)
en Macedonia se terminará por la proclamación de la República Turca en 1916.
Más que los cinco siglos de guerras, de devastaciones y millones de muertos,
Turquía deja detrás ella la "balcanización" de los Balcanes y un
atraso que se puede calificar como el de la gran barbarie.
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Gaspar Glavic: Mis lecturas sobre los 2000 años de
la historia de Croacia
Studia Croatica - electronic edition
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