El calendario romano (IV)

División del día

El día estaba compuesto de horas sin duración fija, ya que llamaban día (de la raíz din: luz) al tiempo comprendido entre la salida y la puesta del Sol. Este espacio de tiempo lo dividían en 12 horae de mayor o menor duración según la estación del año. Los días en in­vierno, por ejemplo, son más cortos que en verano.

Llamaban hora prima a la hora de salida del Sol, y así sucesivamente, secunda. tertia. quarta, quinta, sexta, séptima, octava, nona, decima, undécima y hora duodécima a la de la puesta del Sol. A la hora sexta solían descansar o dormir un rato y de ahí viene nuestra siesta.

La hora séptima coincidía siempre con la mitad del día (meridies). por eso a las horas de la mañana se les llama ante meridiem: horas antes del mediodía; y a las de la tarde post meridiem: horas después del mediodía.

La noche la dividían sólo en cuatro partes llamadas vigiliae, nom­bre tomado del lenguaje militar, de las cuatro guardias o vigilias que hacían los soldados.

Así pues las horas no eran de sesenta minutos, sino de duración variable pero los romanos conocían el reloj de sol, horologium, tomado de los griegos en el siglo II d.C. y el reloj de agua o clepsydra para poder medir el tiempo también de noche o sin el sol.