SOBRE
LOS COPROLITOS Los coprolitos son restos fecales que han sufrido el proceso de fosilización. Estas heces tienen la capacidad de fosilizar cuando presentan altos contenidos en materia inorgánica, esencialmente fases fosfáticas procedentes de huesos de vertebrados. Por tanto, son los coprolitos de los carnívoros, y dentro de éstos aquellos que consumen parcial o totalmente huesos, los que presentan un mayor potencial de fosilización. COPROLITOS DE HIÉNIDOS de Crocuta crocuta El agente
El potencial paleoecológico de los coprolitos es inmenso pues en ocasiones contienen restos paleobotánicos (mayoritariamente granos de polen), en cantidad suficiente y con el estado de conservación necesario, cuyo estudio permite realizar inferencias de naturaleza paleoambiental y paleoecológica de alta resolución. En esta especialidad destaca un científico español, el Dr. José S. Carrión (Universidad de Murcia) que lidera estas investigaciones en España y otros países del mundo. Un ejemplo de lo que el contenido polínico de los coprolitos puede dar de sí, desde la perspectiva científica, es "la inferencia de paisajes pleistocenos en Iberia central a través del análisis del polen procedente de los coprolitos de las hienas". En este caso, se comparan muestras paleobotánicas procedentes de coprolitos de hienas manchadas de Segovia (Cuenca del Duero, Villacastín, Crocuta crocuta intermedia, Pleistoceno medio) con muestras procedentes de coprolitos de hienas manchadas de Guadalajara (Cuenca del Tajo, Tamajón, Crocuta crocuta spelaea, Pleistoceno superior). Para más información ver: Pleistocene landscapes in central Iberia inferred from pollen analysis of hyaena coprolites. Carrión et al.; Journal of Quaternary Science 2007.
de Chasmaporthetes lunensis
COPROLITOS DE MUSTÉLIDOS de Meles meles Cueva de Los Torrejones (Tamajón, Guadalajara).
El lugar
El fósil del agente
El excremento fosilizado del agente
Este ejemplo, el de los coprolitos de tejón, es una novedad mundial. Previamente, se habían identificado restos polínicos en heces fosilizadas de hienas, caprinos y roedores, pero nunca antes los excrementos fosilizados de los tejones habían sido fuente de información paleobotánica y paleoecológica. Para más información ver: Palynology of badger coprolites from central Spain. Carrión et al.; Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology 2005.
Otros interesantes resultados de la investigación de esta cueva son los tafonómicos, que han mostrado importantes procesos de reactivación kárstica en el Sistema Central español durante la "Pequeña Edad del Hielo" [Arribas, A., Garrido, G. y García Solano, J.A. 2005. Depósitos retrabajados y fósiles pleistocenos reelaborados en un karst de la provincia de Guadalajara (cueva de Los Torrejones): evidencias de ocupaciones biológicas pleistocenas y holocenas, de reactivación kárstica postcalcolítica y de una ocupación biológica histórica. 2nd International Meeting Taphos 2005, 93-94].
La
cueva de Los Torrejones (Tamajón, norte de la provincia de Guadalajara)
es una pequeña cavidad kárstica que conserva unidades litoestratigráficas
fosilíferas del Pleistoceno superior y del Holoceno. Las unidades
inferiores, del Pleistoceno, presentan dos variantes: 1) en las salas
internas de la cavidad aparecen depósitos fluviales endokársticos con fósiles
resedimentados de vertebrados; 2) en la zona denominada Entrada, separada
por un umbral rocoso de las zonas internas, se ha identificado una unidad
litoestratigráfica (U.L. 1) ubicada bajo la unidad fluvial endokárstica
con sedimento detrítico autóctono procedente de la alteración de la
roca de caja, en la que abundan los fósiles de mamíferos en una asociación
cuya interpretación tafonómica fue la de cubil de hienas de la variedad Crocuta
crocuta spelaea conservado “in
situ”, y superpuesto a una ocupación humana esporádica (Arribas et
al., 1997). Una
peculiaridad de esta cavidad, también observada en otros sistemas kársticos
de ambas vertientes del Sistema Central español, es la evidencia del
vaciado parcial de la misma, pues todas las salas que configuran la cueva,
y por las que se accede hoy día, estuvieron totalmente colmatadas por
sedimentos de edad Pleistoceno superior-Holoceno y sufrieron procesos de
reactivación kárstica y vaciado parcial en un momento, hasta ahora
desconocido, del Holoceno. Así lo atestiguan, en el caso de la cueva de
Los Torrejones, los depósitos fluviales endokársticos (limos rojos y
microconglomerados de pizarras) adheridos al techo de Utilizando
criterios taxonómicos, estratigráficos y tafonómicos (esencialmente
tipos de roturas en los huesos fósiles, tipos de pátinas,
presencia/ausencia de dendritas de pirolusita, congruencia de rellenos
sedimentarios, etc) se ha establecido la sucesión de procesos que han
afectado a la cavidad durante las últimas decenas de miles de años así
como algunos de sus resultados. Se han podido identificar 2 unidades
pleistocenas conservadas (en unos casos con fósiles acumulados -U.L. 1- y
en otros casos con fósiles resedimentados -U.L. 2-), la evidencia de una
ocupación humana calcolítica (de la que no queda testimonio
litoestratigráfico aunque registro de dicha ocupación ha quedado
encriptado en la unidad reelaborada U.L. 3), un fenómeno de reactivación
kárstica postcalcolítico (que destruyó parte de los depósitos previos
del Pleistoceno y del Holoceno -Calcolítico- y generó una asociación
mezclada -U.L. 3-) y una ocupación biológica histórica (siglo XVII) en
la que tejones de una nueva variedad ocuparon la cavidad, generaron
letrinas y bioturbaron gran parte del depósito resultante de la
reactivación kárstica previa. La concentración por flotación de
cientos de coprolitos y decenas de huesos de tejón en el suelo de la
cueva es evidencia del último de los procesos kársticos, el
encharcamiento de la cavidad también en época histórica. El
proceso de reactivación kárstica ha de estar relacionado con un
importante aumento de la pluviosidad. Este fenómeno se asocia
habitualmente al Tardiglaciar, aunque la presencia de restos calcolíticos
e históricos en la unidad reelaborada U.L. 3 y la ausencia de
neoformaciones superpuestas a la misma invalida esta hipótesis. Es
posible que la reactivación y vaciado parcial de la cueva de Los
Torrejones y la génesis de la unidad litoestratigráfica 3 tengan relación
con la “Pequeña Edad del Hielo”, por tanto, con alguno de los picos
pluviométricos del primer cuarto del siglo XVII. Referencias
Arribas
Herrera A., Díez Fernández-Lomana C. y Jordá Pardo J. 1997. Primeras
ocupaciones en los depósitos pleistocenos de Carrión
J.S., Gil G., Rodríguez E., Gacía-Antón M. y Arribas A. 2005. Palynology
of badger coprolites from
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