Cinco hábitos saludables que los niños deberían vivir en su día a día
Los hábitos son esas acciones que, a base de repetirlas, se convierten en nuestra forma de hacer las cosas. Establecer hábitos no saludables en la infancia es perder una inversión en salud para toda la vida, ya que si esas rutinas son saludables, se convertirán en hábitos que se interiorizan de manera más eficaz.
Para poder llevar una vida saludable debemos establecer hábitos o rutinas. Estos hábitos nos ayudarán a organizar mejor el día, a ser conscientes de nuestras necesidades y a mejorar nuestro estado físico y emocional. Comer bien, hacer deporte, beber agua o ver menos televisión son algunas costumbres que los niños deben aprender desde pequeños para llevar una vida sana. Los hábitos no saludables pueden conducir a nuestro hijo a problemas de salud o sobrepeso que podemos evitar.
La prevención es, sin duda, la mejor apuesta de futuro. El juego y el deporte son, junto a una alimentación equilibrada, los pilares de una vida saludable.
1. Una alimentación variada y equilibrada
Una alimentación variada garantiza que el niño obtenga los nutrientes que necesita. Por eso, aunque él tiene sus platos favoritos, es importante animarle (sin obligarle) a probar cosas nuevas. El gusto de los pequeños es cambiante y poco a poco aceptarán la verdura o el pescado que al principio no querían ni ver.
El equilibrio se refleja en la proporción diaria de hidratos de carbono, proteínas y grasas. La alimentación de hoy día tiende a desequilibrarse porque los hábitos no son saludables: o tomamos mucha proteína o nos pasamos con los hidratos de carbono. La distribución adecuada de nutrientes sigue las pautas del llamado plato de Harvard:
- La mitad del plato verduras
- Un cuarto del plato proteínas en forma de carnes blancas, pescados, legumbres o huevo.
- Un cuarto del plato hidratos de carbono, principalmente e sus formas integrales (arroz, pasta, cereales...)
- Usar aceite de oliva virgen extra en crudo para la elaboración de los platos.
- Acompañar las comidas únicamente de agua, evitando los refrescos azucarados o los zumos.
- Tomar entre 3-5 piezas de fruta al día.
2. Beber agua
El 70% de nuestro cuerpo es agua, imprescindible para el correcto funcionamiento de nuestros riñones e hidratar todos los órganos. Apostar por el agua como bebida familiar es una opción de salud. Debemos evitar los zumos por su exceso de azúcares y por supuesto los refrescos o bebidas azucaradas con altas cantidades de cafeína.
3. Buenas costumbres en el comer
Es la garantía de que toma lo que necesita y aprende a comer guiado por el hambre y no porque "toca" o por ansiedad. Para favorecer la conexión con sus sensaciones corporales, es importante:
- Comer despacio y saboreando los alimentos.
- Comer en familia ya que es un momento de interrelación entre los miembros del hogar.
- Comer sin pantallas para centrar al máximo las sensaciones.
Familia
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Rubén García Díaz
4. Menos televisión
Otro hábito no saludable en niños es la televisión. Es importante regular el número de horas que se pasa delante de las pantallas y más aún regular el tipo de contenidos que consumen los niños. Hasta los 2 años de vida no es recomendable el uso de pantallas salvo aquellas que se usan para videollamadas dado que interfieren en el adecuado desarrollo visual y cognitivo del niño. Además, mientras se está frente a una pantalla se disminuye la actividad física por lo que aumenta el riesgo cardiovascular.
5. Más actividad física
El juego y el deporte son aliados imprescindibles para el buen funcionamiento del organismo. Una hora de actividad física moderada al día mejora sensiblemente el índice de masa corporal (relación entre peso y estatura) de los niños, incrementa su rendimiento escolar e incluso su estado de ánimo.