horizonte


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horizonte

(Del lat. horizon, -ontis < gr. horizon, -ontos.)
1. s. m. Línea que limita la visión de un punto cualquiera, en el que parece que se junta el cielo con la tierra.
2. Campo a que son capaces de extenderse los pensamientos o inquietudes de una persona es un hombre simple y de estrechos horizontes.
3. Conjunto de posibilidades o perspectivas de una actividad con este proyecto parece que nuestro horizonte es más prometedor.
4. horizonte artificial ASTRONOMÍA, AERONÁUTICA Dispositivo que se usa en observaciones astronómicas y para la orientación de un avión respecto al horizonte verdadero.
5. horizonte astronómico o celeste ASTRONOMÍA Prolongación del horizonte hasta la bóveda del cielo.
6. horizonte de la mar NÁUTICA Superficie cónica formada por las tangentes a la superficie terrestre, que parten del ojo del observador.
7. horizonte estratigráfico GEOLOGÍA Superficie que indica una posición concreta en una sucesión de estratos.
8. horizonte natural, terrestre o visible GEOGRAFÍA Línea que limita la zona de la esfera terrestre visible desde un lugar determinado.
9. horizonte racional GEOGRAFÍA Círculo máximo de la esfera celeste.
10. horizonte sensible GEOGRAFÍA Espacio circular de la superficie del globo terrestre.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

horizonte

 
m. Línea que limita la parte de superficie terrestre visible desde un punto.
Parte de superficie terrestre limitada por esta línea.
fig.Límite, esfera, extensión de una cosa.
astron. horizonte aparente Círculo menor de la esfera celeste perpendicular a la vertical del lugar y tangente a la Tierra en el mismo punto.
horizonte astronómico Círculo máximo de la esfera celeste, perpendicular a la vertical del lugar. Pasa por el centro de la Tierra.
horizonte sensible Horizonte aparente.
filos. En el existencialismo, conjunto de límites últimos dentro de los cuales hay que situar al ser para comprenderlo.
geol. Cada una de las capas horizontales que se suceden en el perfil vertical de un suelo.
mar. depresión del horizonte Ángulo del horizonte con la recta que pasa por el ojo del observador y es tangente a la superficie terrestre.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

horizonte

(oɾi'θonte)
sustantivo masculino
1. línea aparente donde confluyen la tierra y el cielo un horizonte lejano
2.
perspectiva o posibilidad nueva, generalmente de carácter positiva, que ofrece una cosa Ha surgido un nuevo horizonte con respecto a este tema.
3.
campo o ámbito de algo La tesis se mueve en el horizonte existencial y filosófico.
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Sinónimos

horizonte

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Traducciones

horizonte

horizon

horizonte

Horizont

horizonte

horizon

horizonte

orizzonte

horizonte

أُفُق

horizonte

obzor

horizonte

horisont

horizonte

horisontti

horizonte

horizont

horizonte

地平線

horizonte

수평선

horizonte

horizon

horizonte

horisont

horizonte

horyzont

horizonte

horizonte

horizonte

horisont

horizonte

ขอบฟ้า

horizonte

ufuk

horizonte

chân trời

horizonte

地平线

horizonte

хоризонт

horizonte

地平線

horizonte

אופק

horizonte

SM
1. (= línea) → horizon
la línea del horizontethe horizon
en el horizonte del año 2000around the year 2000
2. horizontes (= perspectivas) este descubrimiento abrirá nuevos horizontesthis discovery will open up new horizons
el partido tiene unos horizontes muy estrechosthe party has limited horizons o ambitions
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
El término de nuestros propósitos no puede ser otro, por consiguiente, que llegar hasta esas masas. Pero esto es sólo el término y como postrero horizonte de nuestras aspiraciones.
Al ser colocado al frente de este movimiento de reacción, con la visión clara de mi responsabilidad y mi deber, comprendí que la hora de realizar ese recurso supremo había llegado, para despejar las sombras, que de día en día y en acción vertiginosa se extendían sobre el horizonte límpido y hermoso de la patria !
A tres leguas de aquel crudo horizonte, había tirado el puente e ido a oeste, a fin de que, asaltando al africano, el río aquel ardid no hiciese vano.
Vi el carruaje vacío y grité al cochero: – ¡Al Pasaje de la Opera! Poco después, en los bulevares, el tiempo me pareció más cubierto, sin horizonte.
Con inconcebible rapidez había tomado la apariencia de un gigantesco manto de llamas muy tenues extendido de un horizonte al otro.
Jácome, instintivamente, saltó de costado, evitando la embestida furiosa; vio tendido a Sendo; a su lado, en el polvo, el cuerpo de la liebre... y ya del «coche de Judas» ni rastro, ni señal en el horizonte...
Veía la monótona llanura del Chaco, con sus alternativas de campo y monte, monte y campo, sin más color que el crema del pasto y el negro del monte. Este cerraba el horizonte, a doscientos metros, por tres lados de la chacra.
Siete u ocho días transcurrieron antes de que Paco Cárdenas volviese a visitar a Clotilde, lo que hizo un domingo en que cielo y tierra lucían sus galas más espléndidas, en que el sol llenábalo todo de luz y calor, en que parecía de zafir el horizonte y de cristal purísimo el espacio; en que piaban alegremente las golondrinas y en que las gentes discurrían por las calles en sonoro y animado bulle bulle y llamaba a los fieles con sus melancólicos tañidos la campana de la iglesia.
Grandes macizos de verdor flanqueaban el río, en cuyas orillas blanqueaban los molinos ribereños, de zafir purísimo parecía el horizonte y de cristal el espacio.
La ciudad circunvalada del Norte al Este por una cintura de agua y barro, y al Sud por un piélago blanquecino en cuya superficie flotaban a la ventura algunos barquichuelos y negreaban las chimeneas y las copas de los árboles, echaba desde sus torres y barrancas atónitas miradas al horizonte como implorando la misericordia del Altísimo.
Volvieron la vista indiferente a un buey que pasaba y continuaron mirando por costumbre las cosas. Entretanto, el oriente comenzaba a empurpurarse en abanico, y el horizonte había perdido ya su matinal precisión.
La luna inundábalo todo con su luz serena y pálida; apenas algún que otro lucero brillaba en el tranquilo horizonte en que resbalaban lentamente algunas nubes; dormía todo inmóvil y silencioso en el monte; el lagar de los «Mimbrales» fulgía como de marfil y como engarzado entre las flotantes ramas de dos copudísimos algarrobos; los olivos y los almendros manchaban las empinadas laderas con sus tonos oscuros, y con sus claros verdores las apiñadas chumberas, que circuían el bien encalado edificio; la solemne quietud no era turbada más que de tarde en tarde por el ladrido de los perros, leales y avisados guardadores de los cercanos caseríos.