(-> vino, viña, comidas). El Antiguo Testamento es, en gran parte, un libro de comidas, desde el relato de los árboles del paraíso (Gn 2-3) hasta el banquete final del Apocalipsis (cf. Ap 2,17; 22,2.14.19). En ese contexto reciben importancia especial el trigo y las uvas.
(1) Exploradores y racimos. Dentro de la tradición bíblica y de la simbología posterior del judaismo y del Estado de Israel ha recibido gran importancia el relato de los exploradores, que suben del desierto para expiar y conocer la tierra de Canaán y que vuelven con un gran racimo de uvas (transportado por dos hombres sobre un palo): “Era el tiempo de las primeras uvas. [Y los exploradores]… subieron y exploraron el país, desde el desierto de Sin hasta Rejob… Llegaron al Valle de Eskol y cortaron allí un sarmiento con un racimo de uva, que transportaron con una pértiga entre dos, y llevaron también granadas e higos… Al cabo de cuarenta días volvieron de explorar la tierra. Fueron y se presentaron a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad… Les contaron lo visto y les mostraron los pro ductos del país” (Nm 13,20-26). De los siete productos* de la tierra (cf. Dt 8,712), nuestro pasaje ha destacado las uvas (vinculadas con otros dos árboles significativos: granados e higueras), que crecen y alcanzan grandes dimensiones en el valle de Eskol (= Racimo), junto a Hebrón. Las viñas constituyen la primera sorpresa y gozo para aquellos que vienen sedientos del desierto: son alimento y dulzura, fiesta de Dios. Según eso, la entrada en la tierra debería haberse realizado en el tiempo de la vendimia, como expresión de la fiesta del vino, que aparece aquí evocado de manera plástica, gozosa, emocionada (Tabernáculos*). Así lo muestra esta procesión de hombres, que vienen y bailan, de dos en dos, con grandes racimos de uva, colgados de un palo, animando a los fuertes guerreros.
(2) El sueño del vino; el copero del Faraón. Muchos pueblos cuentan sueños sobre temas de comidas. Dentro de la Biblia es famoso el sueño del copero y del panadero del Faraón, que están en la cárcel con José, a quien han acusado de querer violar a la mujer de Putifar. “El jefe de los coperos contó su sueño a José y le dijo: Yo veía delante una cepa, y en la cepa tres sarmientos, que al echar yemas florecían enseguida y maduraban las uvas en sus racimos. Yo tenía en la mano la copa de Faraón, y tomando aquellas uvas, las exprimía en la copa de Faraón, y ponía la copa en la mano de Faraón” (Gn 40,9-12). El jefe de los panaderos contó también su sueño: “Había tres cestas de pan candeal sobre mi cabeza. En la cesta de arriba había toda clase de panes para la comida del Faraón, pero los pájaros los devoraban de la cesta, de encima de mi cabeza” (Gn 40,1617). Son sueños de trabajadores normales: bebida y comida, pan y vino, fortuna y miedo, pájaros voraces… José los interpreta distinguiendo la suerte del copero (restituido a su trabajo) y del panadero (ajusticiado).
PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007
Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra