Por Andrea Prieto-Consultora Ambiente y Sociedad. Publicado en La Silla Vacia

La abundancia de recursos, las debilidades institucionales, los conflictos socioambientales y el deterioro ambiental, son las condiciones que caracterizan actualmente la Sabana. ¿A qué se debe?

La Sabana de Bogotá es una región muy diversa en términos geográficos, ecosistémicos, de suelos, geológicos y de agua, razones que la hacen muy atractiva para el asentamiento de población y de múltiples actividades económicas. Pero, ¿sabemos qué es la Sabana? ¿qué es lo que ofrece? ¿a qué se debe su riqueza? ¿por qué se está degradando?

Desde las ciencias de la tierra, la Sabana de Bogotá es definida como un altiplano, es decir una geoforma o forma de la tierra con una superficie más o menos llana, de gran extensión, y situada a gran altura entre dos o más cadenas montañosas. Aunque territorialmente predomina el relieve plano y ondulado, es común que sobre estas áreas se encuentren elevaciones montañosas aisladas o en grupos.

Este tipo de geoformas se encuentran en las cordilleras Central y Oriental, siendo reconocidos 17 altiplanos en el país: Guamués, El Estero, Pasto y Túquerres-Ipiales en Nariño; Sibundoy en Putumayo; Las Papas, La Magdalena, Gabriel López-Totoró y Paletará en Cauca; Balsillas en Huila; Berlín en Santander; La Lejía y Pamplona en Norte de Santander; Toquilla, Santa Rosa de Viterbo-Cerinza y Lago de Tota en Boyacá; y Altiplano Cundiboyacense entre Boyacá y Cundinamarca.

Este último, agrupa cuatro altiplanos que tienen un mismo origen geológico y procesos ambientales y ecológicos comunes: Sabana de Bogotá, valle de Ubaté-Chiquinquirá, Samacá-Villa de Leyva y Tunja-Sogamoso. El altiplano Sabana de Bogotá coincide con áreas de los municipios de Bojacá, Cajicá, Chía, Chocontá, Cogua, Cota, Cucunubá, Facatativa, Funza, Gachancipá, Guasca, Guatavita, La Calera, Madrid, Mosquera, Nemocón, Sesquilé, Sibaté, Soacha, Sopo, Subachoque, Suesca, Tabio, Tausa, Tenjo, Tocancipa, Villapinzón, Zipaquirá, y el distrito capital y abarca una extensión cercana a las 425.000 hectáreas (ha).

Su origen y proceso de formación le otorgan una gran diversidad de recursos naturales, convirtiéndolo en un espacio estratégico en términos ambientales. Su origen es tectónico, donde, en un primer momento, luego de la formación de la cordillera de los Andes, la presión constante de las placas tectónicas sobre el sistema montañoso da origen a un extenso conjunto de fallas o fracturas de la tierra, que influyen directamente sobre la creación de depresiones inter e intramontanas, es decir, áreas planas que separan las cordilleras y que dividen las montañas.

Estas depresiones se convirtieron en cavidades que alojaron agua, formando lagos que a través del tiempo empezaron a sufrir procesos de sedimentación o acumulación de materiales. Una vez sedimentado parcialmente el lago del altiplano, se empezó a establecer una red de drenaje (ríos, quebradas) que comenzaron a profundizar los cauces por procesos de disección o erosión vertical y arrastre de materiales, lo que dio origen a nuevas formas sobre el altiplano: conos, terrazas, humedales, cubetas de inundación.

La mezcla de sedimentos acumulados por procesos fluviales (asociados al agua) y por procesos coluviales (asociados a la gravedad), ofrecen diversos materiales geológicos como depósitos marinos, arcillas, arenas, gravillas y turbas, que en general indican un alto grado de humedad en el periodo de su formación, y que dan origen a una de las ofertas importantes de esta región: depósitos de sal, mantos de carbón y múltiples materiales de construcción.

Además de las nuevas formas que han transforman lo “plano” de la Sabana, existe un sistema de montañas que lo delimita y define sus condiciones climáticas e hídricas: el sistema orográfico periférico. Esta relación ineludible entre el “borde” y lo “plano”, es tenida en cuenta en la Ley 99 de 1993, la cual define, en su artículo 61, que la Sabana de Bogotá está compuesta por páramos, aguas, valles aledaños, cerros circundantes y sistemas montañosos.

El sistema montañoso que limita y hace parte de la estructura de la Sabana de Bogotá está compuesto por el páramo de Guerrero, la cuchilla Las Peñas y el Cerro El Amargosal al norte; los páramos de Cruz Verde y de Chingaza al oriente; el páramo de Sumapaz al sur; y el cerro Manjui y la cuchilla El Tablazo al occidente. También cuenta con cerros aislados como los de Suba y de la Conejera, Majuy, Juaica, Juan Rey y Guacamayas.

Desde estas montañas “escurren” flujos de agua que configuran la red hídrica de la Sabana de Bogotá. Esta red hace parte de la cuenca alta del río Bogotá y está conformado por lagunas y turberas de alta montaña (las lagunas del páramo de Sumapaz, el sistema lacustre de Chingaza, Chisacá o de los Tunjos, Verjón, Siecha y Buitrago, Verde y Pantano Redondo, Guatavita, por nombrar algunas); ríos y quebradas (15 cuencas hidrográficas que desaguan en el río Bogotá; entre los ríos están Balsillas, Tibitó, Tunjuelo, Teusacá, Funza, Frío, Chicú); humedales y lagunas de la planicie aluvial (donde se destacan La Herrera, Juan Amarillo, La Florida, Neuta, Tierra Blanca, Gualí-Tres Esquinas y Lagunas del Funzhé, más todos los humedales de Bogotá) y acuíferos subterráneos (se encuentran en los estratos geológicos porosos y permeables a diferentes profundidades en los cerros que rodean la Sabana), los cuales se articulan con embalses y represas (Neusa, Sisga, Tominé, Chuza, San Rafael, La Regadera, Chisacá, Tunjos y Muña).

Este amplio escenario en términos de agua es otra de las características que hacen importante y llamativa a la Sabana de Bogotá: permite abastecer un complejo sistema de suministro de agua para consumo doméstico, agrícola e industrial y para la generación de energía.

Además de los materiales extractivos y el agua, la Sabana también ofrece perfiles de suelo que permiten el emplazamiento de diversas actividades: agricultura y ganadería, plantación de bosques protectores – productores, recreación y observación escénica y conservación ecosistémica. Tanto la geología y la pendiente, como la vegetación y el clima, han influenciado en su conformación. Es así como las áreas con pendientes más planas se encuentran suelos moderadamente profundos, con una fertilidad natural de moderada a alta que han dado paso al emplazamiento de cultivos y pastos para ganado, ocupando alrededor del 35% de la Sabana, siendo su principal problema un drenaje pobre, es decir una acumulación de agua por periodos largos que pueden dañar los cultivos; las áreas con pendientes más onduladas favorecen el desarrollo de suelos no muy profundos que sostienen bosques altoandinos, páramos y plantaciones, los cuales ocupan el 45% de la región y se caracterizan por tener buenos drenajes, ser poco fértiles, y estar limitados principalmente por procesos de erosión; y las áreas casi escarpadas, con suelos poco desarrollados y poco fértiles, con drenajes rápidos, con presencia de  afloramientos rocosos y que requieren procesos de protección y usos menos impactantes como conservación y recreación, alcanzan a cubrir el 20% de la región.

Al mismo tiempo de encontrar una oferta de materiales geológicos, agua y suelo, los diferentes actores sociales y empresariales encuentran espacios óptimos para establecer viviendas y actividades. Los bordes de la Sabana, junto con otras geoformas como conos o terrazas, al ser espacios más secos y menos inundables, fueron las primeras áreas con asentamientos humanos en la región, y en la medida que se fueron desecando -natural y antrópicamente- los suelos de las áreas más planas y se irrumpieron las áreas montañosas, se fue ampliando el proceso de urbanización. Tanto ha sido el interés en esta región que el 20% de la población total del país se asienta en la Sabana.

Bajo este contexto, la Sabana, con su gran oferta ambiental en cuanto a suelos, agua, materiales geológicos y pendientes accesibles, ha favorecido la concentración de población (y sus procesos urbanísticos), el desarrollo de obras a gran escala (megaproyectos viales, eléctricos, de transporte) y de actividades productivas (ganadería, agricultura, minería, industria). Sin embargo, estos procesos han sido –y siguen siendo- descontrolados y no planificados, a pesar de la existencia de instrumentos de ordenamiento y entidades encargadas de orientar, permitir y vigilar lo que en ella se haga, lo que ha conllevado a la destrucción y/o deterioro de dichos recursos.

Es así como la abundancia de recursos naturales de la Sabana de Bogotá y el mal manejo de los mismos, imprimen una “maldición” en la región, que se aprecia por la presencia -cada vez más frecuente- de áreas con urbanizaciones extensas y toda su infraestructura asociada; paisajes desérticos con cárcavas, túneles y con vegetación introducida como pinos, eucaliptos y retamo espinoso; suelos con afloramientos rocosos y alteritas (suelos rojizos y deteriorados); cuerpos de agua desecados y/o contaminados; suelos fértiles pavimentados. Todo esto llevará (si es que no ha comenzado ya) a una pérdida de la rentabilidad de la tierra, un desabastecimiento de agua, una fuerte presión por suelos rurales, una marginalización de los grupos más pobres (hacia áreas con mayores dificultades ambientales), una disminución de la calidad de vida y una expulsión de población hacia áreas urbanas igualmente segregadas, ocurriendo una reconfiguración socioespacial, no solo en los espacios deteriorados ambientalmente, sino también en los ahora necesitados. Y como el interés y la atracción hacia la Sabana siguen aumentando, la presión sobre los recursos continuará y, por tanto, su degradación.


 Colombia: evolución de sus relieves y modelados. 2003. Antonio Flórez. Universidad Nacional de Colombia, Red de Estudios de Espacio y Territorio RET. ISBN: 958-701-312-3.

 Altiplanos de Colombia. 2004. David Rivera Ospina. Banco de Occidente. ISBN Obra Completa: 958-95504-2-8, ISBN Volumen: 958-96749-5-X.

 Altiplanos de Colombia. 2004. David Rivera Ospina. Banco de Occidente. ISBN Obra Completa: 958-95504-2-8, ISBN Volumen: 958-96749-5-X.

 Los porcentajes fueron adaptados de información de “La estructura ecológica principal de la Sabana de Bogotá”. 2006. Alfonso Pérez Preciado. Sociedad Geográfica de Colombia, Academia de Ciencias Geográficas.

 Porcentaje definido a partir de la información del DANE “Población de Colombia hoy” a fecha de 13 de junio de 2018.