La sociedad feudal

La época feudal se caracterizó por un sistema social jerárquico, organizado en forma piramidal, y que presentaba marcadas desigualdades.

Un señor feudal podía ser vasallo de otro más poderoso y, al mismo tiempo, tener vasallos de menor jerarquía. Así, un campesino podía ser vasallo de un noble que fuera vasallo de otro más poderoso, que a su vez lo era del Papa o del rey, que constituían la cúspide la pirámide. Cada vasallo debía obediencia a su señor, no al rey. No existía, por tanto, la idea de nación organizada tal como se conoce en la actualidad.

Los señores feudales ejercieron su autoridad sin frenos sobre las clases menos privilegiadas,

generando, en múltiples ocasiones, situaciones de abuso y violencia.

 

La sociedad feudal tenía una estructura vertical integrada por:

 

v      La nobleza: Conformaban el sector privilegiado de la sociedad ya que no pagaban impuestos, acaparaban los poderes del estado, y concentraban el manejo de las armas.  Aunque todos los nobles disponían de enormes extensiones de tierra y vivían del trabajo de los campesinos, se diferenciaban entre sí por su rango, poder y riqueza, así como por la actividad a la que se dedicaban, la guerra o la religión.

a-       Los nobles eclesiásticos: eran los obispos o abades y constituían el grupo letrados y culto de la sociedad feudal. En consecuencia estuvieron en condiciones de explicar cómo funcionaba la sociedad de su época. Según la teoría tripartita que elaboraron, la sociedad feudal estaba compuesta por tres grupos o estamentos. Cada uno de ellos debía realizar una función específica para garantizar la armonía social.                                                                                                                                      

Los sacerdotes (el clero) oraban para asegurar la salvación de las almas; los nobles combatían para defender y extender la fe cristiana, y los campesinos trabajaban para alimentar a toda la sociedad. Además de orar, los sacerdotes administraban los sacramentos y copiaban manuscritos.

 

b-   nobles laicos: se diferenciaban entre sí de acuerdo a sus recursos económicos, desde los más poderosos hasta los más modestos. Estaban los grandes señores, que eran sólo unos pocos, poseían grandes extensiones de tierras y prestaban juramento de vasallaje al rey; los señores menos poderosos que poseían importantes feudos, protegían a los caballeros y prestaban juramento de vasallaje a nobles más importantes; y los caballeros que tenían dominios más pequeños los cuales les facilitaban los medios económicos necesarios para dedicarse a la guerra y prestaban vasallaje a señores más poderosos.

La principal actividad de la nobleza laica era la guerra, en la que buscaban obtener fama, tierras y riquezas. En tiempos de paz, mientras residían en sus castillos, organizaban torneos, banquetes y cacerías para entretenerse.

En las expediciones de caza empleaban halcones y perros entrenados para atrapar osos, jabalíes, zorros y otros animales del bosque. Gracias a esta práctica mantenían su estado físico y enriquecían su alimentación.

Los torneos eran combates a caballo en los que los nobles, armados con lanzas y escudos, medían su valentía y audacia (la justa).

En los banquetes, abundantes en platos exquisitos y animados por juglares y trovadores, los señores desplegaban la generosidad, el lujo y el derroche.

Distinguidos por su poder, su fortuna y su género de vida, los nobles se constituyeron en un grupo cerrado. Esto quiere decir que afirmaron que su condición social (la nobleza) era hereditaria y sólo podía adquirirse por nacimiento.

v      El campesinado: constituían casi el 90% de la población europea. Si bien todos los campesinos vivían con menos de lo imprescindible, entre ellos había ciertas diferencias: Mientras algunos poseían tierras, herramientas y yuntas de bueyes que les permitían incrementar su producción y sus ingresos, otros sólo poseían parcelas diminutas.

Los campesinos, además, diferían en su condición. Algunos eran descendientes de campesinos libres, en tanto que los denominados siervos tenían un origen esclavo y por eso no podían abandonar las tierras del señor (el señorío) y estaban sometidos a mayores cargas y tributos (pago de un tributo anual, obligación de usar el molino del señor entregándole a cambio una parte del grano, etc). Pero tanto unos como otros estaban sometidos al poder de ban que ejercía el señor noble y que le permitía dirigir, explotar y castigar a todos los que trabajaban la tierra.