LA DOMESTICACIÓN DE LOS ANIMALES EN EL NEOLÍTICO. Por Remedios Sala Galcerán.

09.06.2015 06:34

                A partir del 9500 antes de Jesucristo algunas comunidades del Oriente Próximo impulsaron la explotación de les cereales silvestres en las estepas arboladas. En su sector septentrional aparecieron figuritas de toros.

               

                Entre el 8500 y el 7800 antes de nuestra Era ya se había configurado un auténtico sistema agrícola con leguminosas y los llamados cereales de segunda generación como el trigo común o duro. Se introdujo en esta hora histórica la ganadería, cuyo máximo logro pasó por la domesticación de ungulados como la cabra y la oveja salvaje, el jabalí y el uro, precedentes de las actuales cabras, ovejas, cerdos y bueyes.

                Se ha especulado la existencia de una ganadería anterior a la doméstica, la de los animales silvestres que vivían en las inmediaciones de las comunidades humanas provistas de mayores reservas de alimentos. Los humanos quizá se hicieran con parte de un rebaño salvaje para introducir paulatinamente los cambios en su comportamiento.

                La domesticación resulta perceptible para los arqueólogos morfológicamente, pues los huesos de los animales experimentaron variaciones y su altura disminuyó. La reproducción dentro del mismo grupo comportó igualmente cambios en la genética.

                Los estudiosos de la arqueozoología sitúan el cambio más temprano en la Turquía del Sudeste, la de los yacimientos de Nevali Çori y Çayönü, donde se controlaron tempranamente los suidos y los uros y se introdujeron importantes cambios en los caprinos. Esta área coincidía con la de las figuritas de toros, lo que sugiere que las creencias religiosas orientaron el desarrollo económico de aquellas comunidades.

                A partir del 7000 antes de Jesucristo, en los comienzos de la cerámica, el clima de Oriente Próximo se volvió más árido y algunos poblados precedentes fueron abandonados. Se impuso la estrategia de la separación de la explotación agraria y el pastoreo, lo que alentó la aparición de la trashumancia. La vida de los animales domesticados volvió a cambiar una vez más a impulsos de los humanos.