Agilidad y Deporte

Publicado 18 de febrero de 2020, 16:27

Agilidad y Deporte

Escobar A. Paula
González Emiliano A.

CONCEPTOS INICIALES

Muchos deportes requieren movimientos corporales de alta velocidad, gran parte de estos son en respuesta al movimiento de una pelota o un elemento, adversarios, o compañeros de equipo. Este componente importante del rendimiento deportivo puede describirse como agilidad.

La agilidad clásicamente fue definida como simplemente la capacidad de cambiar de dirección rápidamente (Bloomfied et al., 1999; Clarke. 1959; Mathews, 1953), mientras que otros la han definido incluyendo cambios de dirección de todo el cuerpo así como movimientos rápidos (Draper & Lancaster, 1985). Sin embargo la literatura actual la determina como una cualidad compleja y de naturaleza multifactorial (Verstegan & Marcello, 2001).

Sheppard y Young (2006) proponen una definición integral de agilidad reconociendo las demandas físicas (fuerza), procesos cognitivos (aprendizaje motor) y habilidades técnicas (biomecánica) como componentes involucrados en el rendimiento de la misma, y la definen como “El movimiento rápido de todo el cuerpo con cambio de velocidad y cambio de dirección en respuesta a un estímulo”. Recientemente Jones & Nimphius (2019)la definen como “Un movimiento rápido y preciso de todo el cuerpo con cambios de velocidad, dirección o patrón de movimiento en respuesta a un estímulo”.

Consideramos a la agilidad como una habilidad que permite generar cambios de velocidad, cambios de dirección y/o cambios de patrones de movimiento respondiendo a un estímulo externo relevante, determinada por factores físicos, técnicos y perceptivos - cognitivos.


FACTORES DETERMINANTES DE LA AGILIDAD

La agilidad es una habilidad deportiva compleja que incluye factores físicos pero también factores cognitivos (Young et al., 2006), por lo tanto, basados en Jones & Nimphius (2019), está claro que la agilidad depende de dos componentes:

  • Factores perceptuales – cognitivos o de toma de decisión.
  • Factores físicos relacionados con el cambio de dirección o cambio de patrones de movimiento (involucrando la fuerza y la técnica).

Factores técnicos: Es necesario identificar los patrones de movimiento utilizados en cada deporte y estudiar los aspectos biomecánicos más óptimos de las aceleraciones, desaceleraciones y cambios de dirección.

Factores físicos: La investigación disponible proporciona gran evidencia de la importancia del entrenamiento de la fuerza como principal contribuyente del rendimiento de la agilidad (Young et al, 2006). Para la agilidad son importantes los regímenes de activación concéntricos, como también el entrenamiento de activaciones excéntricas. Un atleta con alta fuerza excéntrica puede desacelerar rápida y efectivamente su cuerpo, con control para prepararse para un cambio de dirección (Dawes & Roozen, 2012, pg. 6) y el entrenamiento estabilizador resulta clave también.

Factores perceptivos – cognitivos: La capacidad de identificar señales relevantes y ejecutar el correspondiente los movimientos determina en gran medida el éxito de un atleta. Numerosas percepciones y toma de decisiones, influyen en la capacidad reactiva o rapidez de un jugador, que también afecta la agilidad (Dawes & Roozen, 2012, cap. 2, pg. 26).Los atletas más expertos pueden diferenciar aún más entre fuentes de información y actuar sobre la más útil y, al mismo tiempo, excluir señales que son irrelevantes para mejorar la coordinación de una acción motora (Savelsbergh y col., 2014).

CAPACIDAD DE ACELERAR

La aceleración es denominada, según Lentz y Hardyk (2007), como la frecuencia en el cambio de velocidad, dicho en otras palabras, la aceleración se mide por el cambio de velocidad en unidad de tiempo. La velocidad máxima es relevante en algunos deportes o disciplinas de pista, pero la capacidad de acelerar y desacelerar puede ser determinante en el rendimiento de los deportes de equipo, debido a que requieren de acciones como saltos seguidos de sprint, aceleraciones en múltiples direcciones y cambios constantes de velocidad, pudiendo incluir cambios de dirección para perseguir o evadir un oponente (Hick et al., 2019).


La capacidad de acelerar depende de factores neuromusculares y factores mecánicos. Para acelerar la capacidad de aplicar fuerza horizontalmente ha demostrado ser uno de los factores determinantes para el rendimiento (Hick et al., 2019), para ello posicionar el cuerpo en una posición inclinada en relación al suelo hace posible lograr una fuerza reactiva (GRF) resultante más propulsiva (Kugler & Janshen, 2010).

CAPACIDAD DE DESACELERAR

La desaceleración se refiere a la habilidad de disminuir la velocidad o detenerse desde una velocidad máxima o casi máxima (Graham & Ferrigno, 2007). La desaceleración rápida se ve en una amplia variedad de deportes para frenar o como precursor a un cambio de dirección (Hewit et. al., 2019) Este cambio de velocidad generalmente se realizan en distancias y tiempos escasos y a menudos respondiendo a estímulos externos como un oponente, el balón o las líneas limitantes del campo.


La desaceleración necesita de una buena interacción entre componentes musculo - esqueléticos, neuronales y componentes técnicos. Es necesario considerar el entrenamiento de la estabilidad dinámica para mantener el centro estable a pesar de las perturbaciones exógenas, permitiendo utilizar con éxito la suma de fuerzas de los segmentos a través de la cadena cinética (Kovacs et al., 2008), la fuerza excéntrica, la cual es clave para la desaceleración, es la capacidad de activar los frenos (Boyle, 2017, p.86). Las fuerzas aplicadas en el momento de la desaceleración pueden ser grandes en magnitud sobre todo cuando el tiempo para desacelerar es escaso y una técnica apropiada para disminuir el riesgo de lesiones y también para controlar y transferir efectivamente la energía a movimientos posteriores. Es por ello que la eficiencia de los ángulos articulares y la posición del centro de masa es determinante al momento de desacelerar.

HABILIDAD DE CAMBIO DE DIRECCIÓN

En gran cantidad de deportes los cambios de dirección (“change of direction” en inglés, abreviado como COD) son una habilidad sumamente importante. Producidos generalmente en respuesta a un estímulo (adversario, compañero y/ o móvil) su aprendizaje y entrenamiento termina siendo sustancial a la hora de la mejora del rendimiento deportivo multidireccional (Brughelli, Cronin, Levin y Chaouachi, 2008; Dos Santos et al., 2018).

Desde nuestra óptica, diferenciándonos con el concepto de “capacidad”, consideramos al COD, una habilidad y/ o destreza. La misma, es una construcción aprendida que involucra un sinfín de capacidades (fuerza y movilidad, entre otras). Como toda habilidad, el componente coordinativo es vital. Lograr sinergias intra e inter musculares resulta de suma importancia para lograr la eficiencia y eficacia deseadas.

En resumen, cuando nos referimos a un COD, estamos haciendo mención a una habilidad, que se aprende y entrena, en la cual se redirecciona la carrera en consecuencia de un estímulo determinado.


Podemos afirmar que el éxito de un COD, se encuentra influenciado por numerosos factores interrelacionados (Dos Santos et al. 2016; Dos Santo et al., 2018):

  • Técnica (postura, ubicación de los pies, ajuste zancada)
  • Sprint lineal (carrera de aproximación)
  • Velocidad y fuerza de extremidades inferiores
  • Ángulo
  • Componentes antropométricos

En cuanto a los determinantes mecánicos exclusivos del COD, Dos Santos y colaboradores (2016), identificaron al frenado, a la propulsión y al tiempo de contacto en el suelo (GCT = “ground contact times”). GCT más cortos (r = 0.701-0.757) y mayor fuerza de propulsión horizontal (r = -0.572 a -0.611) se asociaron con CODs más rápidos. GCT más cortos en el paso final explica entre el 49.1–57.3% de varianza. Por otro lado, la fuerza de propulsión horizontal (HPF = “horizontal propulsive force”) explica entre el 32,7–37,3% de la velocidad de los CODs. El estudio contó con un N de 20, en donde se clasificaron entre los más rápidos y los más lentos, evaluándolos en test Mod 5-0-5.

Para poder aprender la técnica, es necesario entender los factores biomecánicos generales que van a determinar el rendimiento en un COD. Saber sobre las técnicas, reduce las probabilidades de riesgos lesión. Es por ello, que hay que tener en cuenta tres fases, las cuales, como ya vimos, se adaptan contextualmente a cada situación en particular. La primera es la aproximación, entrada o paso de desaceleración, que abarca lo previo a la siguiente fase (puntualizado en el penúltimo paso). La segunda es el paso planta, que contempla el contacto con el pie para redirigir el centro de masa (COM). La última, es la re- aceleración, salida o paso de propulsión, donde se orienta la carrera hacia la nueva dirección (Clarke, Aspe, Sargent y Hughes, 2018).


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