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Si te vuelve loco la albahaca, secándola por ti mismo podrás disponer de sus aromáticas hojas en cualquier época del año. La albahaca debe cosecharse justo antes de florecer para obtener un sabor óptimo. Secar albahaca es fácil; sólo tienes que colgarla boca abajo en un lugar cálido y seco. Si tienes prisa, también puedes utilizar el horno o un deshidratador de alimentos. Aprende a secar esta hierba como un auténtico chef para tenerla a mano siempre que quieras usarla en alguna receta.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Cosechar y cortar la albahaca

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  1. La albahaca florecerá cuando todas las hojas de un tallo hayan terminado de crecer. Después de que esto ocurra, la hierba perderá parte de su sabor. Las flores aparecen entre los ramos de hojas dispuestas en forma de pirámide. Ten en cuenta que deberás preparar y secar la albahaca una vez que todas sus hojas hayan brotado, pero antes de que la planta comience a florecer.
    • Las hojas de albahaca contienen su máxima cantidad de aceite justo antes de que la planta florezca, así que cosechándolas en ese momento te asegurarás de obtener el la mayor intensidad posible de sabor una vez que las hayas secado.[1]
    • Coséchalas a media mañana. Esta es la mejor hora para cosechar las hojas, ya que la planta habrá sido regada pero las hojas se habrán secado con el sol.
  2. Separa los ramos de albahaca y corta las hojas individualmente, desde el tallo principal. Separándolas te resultará más fácil aplanarlas y limpiarlas adecuadamente. Deja una parte de tallo, de 2.5 cm (1 pulgada) de longitud como máximo, en la base de cada hoja para juntarlas y atarlas en un manojo.
  3. Enjuaga las hojas de albahaca ya cortadas con agua fría antes de secarlas. De esta forma eliminarás cualquier resto de suciedad, sustancias químicos y otros desechos que se hayan acumulado sobre las hojas durante el crecimiento de la planta o durante la manipulación del producto si has comprado la albahaca en una tienda.
  4. Extiende las hojas recién enjuagadas sobre un trozo de papel de cocina y sécalas con cuidado utilizando un segundo trozo de papel. Al eliminar el exceso de humedad de la albahaca, evitarás que se forme moho durante el proceso de secado.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Cuelga la albahaca para que se seque

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  1. Junta las hojas ya preparadas en un manojo y átalas por los tallos con una goma elástica o con una atadura de alambre. Forma más de un manojo si tienes muchas hojas de albahaca.
  2. Cuelga los manojos de albahaca de un gancho o de un clavo en la pared para que se sequen. No tienes que colgarlas en la cocina, pero asegúrate de elegir un sitio ventilado y a donde llegue algo de luz solar para favorecer el proceso de secado. Elige un lugar donde haya alguna ventana que puedas abrir para dejar que entre el aire y la luz natural. Es preferible que no haya bichos que puedan estropear las hojas de albahaca.
  3. La albahaca estará seca y lista para ser utilizada en unas dos semanas o cuando las hojas estén secas, hayan adquirido un color verde oscuro y resulten quebradizas al tacto. Si notas que las hojas o los tallos aún conservan cierta flexibilidad, déjalos colgados para que se sequen durante una semana más.
    • Quita la goma elástica o la atadura de alambre, separa las hojas secas del manojo y desmenúzalas con los dedos. Guarda la albahaca en un tarro u otro recipiente con su correspondiente etiqueta.
  4. Ya puedes utilizarla en tus recetas.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Utilizar métodos de secado rápido

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  1. Si quieres secar las hojas con mayor rapidez, puedes cortarlas separándolas de los tallos. Desecha los tallos con hojas estropeadas o rotas.
  2. Enjuaga las hojas con agua y extiéndelas sobre papel de cocina para secarlas con cuidado.
  3. Puedes secar perfectamente las hojas de albahaca tanto en el horno a temperatura moderada como en un deshidratador de alimentos.
    • Si utilizas el horno, prográmalo a la temperatura más baja (a 93.5 ºC como máximo, que equivalen a unos 200 grados Fahrenheit).[2]
    • Si utilizas un deshidratador de alimentos, prepáralo de acuerdo al manual de instrucciones.
  4. Distribuye las hojas en una bandeja de hornear o en la bandeja del deshidratador de alimentos. Asegúrate de que las hojas no se superpongan entre sí; deben quedar dispuestas en una sola capa fina y uniforme.
  5. Debes secar las hojas en uno o dos días, hasta que hayan perdido toda la humedad; una vez secadas deben resultar quebradizas al pellizcarlas con los dedos.
    • Si utilizas el horno, coloca la bandeja de hojas dentro del aparato ya precalentado y deja que se asen durante 20 minutos. Apaga el horno y deja las hojas dentro durante toda la noche. Por la mañana deberían estar suficientemente secas.[3]
    • Si utilizas el deshidratador de alimentos, coloca la bandeja de hojas dentro del aparato, ponlo en marcha y deja que se sequen durante uno o dos días.
  6. Puedes almacenarlas enteras en bolsas de plástico para alimentos u otros recipientes, o machacarlas y guardarlas en frascos para especias.
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Cosas que necesitarás

  • Agua fría
  • Tijeras corrientes o de podar
  • Papel de cocina o papel absorbente
  • Gomas elásticas o ataduras de alambre
  • Un gancho o un clavo en la pared

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Resumen del artículoX

Para poder secar albahaca, primero hay que cosecharla cuando todas las hojas hayan brotado, pero antes de que haya flores en los tallos. Corta las hojas de los tallos más largos y enjuágalas bien. Luego, precalienta el horno a 90 °C y distribuye las hojas de albahaca formando una capa fina sobre una bandeja. Coloca la bandeja 20 minutos en el horno precalentado. Posteriormente apaga el horno y deja las hojas de albahaca en el horno toda la noche. Al día siguiente, las hojas deberán estar quebradizas al apretarlas con los dedos.

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