Ya saben que me gusta investigar Santos poco comunes en mi tiempo libre (y cuando ando de viaje)

Siempre me imagino que al entrar a una iglesia lejana encontraré en algún retablo un santo con el nombre de San Cuilmas, aquel santo al que mi abuela le hablaba cuando llegábamos a visitar sin aviso.

San Cuilmas el petatero-_ gritaba la abuela desde la cocina, lugar donde se pasaba la mayor parte del tiempo, eso cuando no se encontraba lavando en aquel baño metálico que hervía las guayaberas blancas de mi abuelo, las cuales lavaba con jabón de mariposa, mismo que les dejaba un brillo que pareciera tener luz propia.

_-San Cuilmas el petatudo-_ decía cuando seguían llegando visitas en aquellos tiempos en los que no existía la telefonía celular y mucho menos los grupos de whatsapp y se visitaba por el gusto de charlar y no de tomarse la _”selfie”_

Conforme he ido investigando y con la ayuda de algunas herramientas de nuestro amigo Google, he podido descubrir qué hay algunos pueblos llamados Cuilmas, y en algunos países (en Costa Rica) la palabra “Cuilmas” significa “no tiene caso” , es decir, “ya ni pa que”, una frase de desamparo que indica desaliento y desesperanza, algo que no tiene salida o bien, algo que de verdad sería muy poco común.

Es decir, que la abuela expresaba, seguramente con sentido del humor, que “ya ni llorar es bueno, ya llegaron las visitas”, tal vez en tiempos modernos en el norte del país se hubiera dicho “ya valió m…”

Por otro lado, está “elpetatero” aquel que hace los petates, esas mantas de fibra natural que servían de cama a los indígenas mexicanos, también usada para describir a quienes “estiraban la pata”, “colgaban los huaraches”, se morían, es decir “se petateaban” quedándose acostados en el petate por siempre.

También en algunos escritos de la famosa caricatura Memin Pinguin, se menciona la frase frecuentemente, sin saber si fue creada por el personaje o bien tomada del lingo popular de la época.

Con esto puedo inferir, que el santo tal vez no existe, sino que se trata de una expresión compuesta para expresar un ruego a lo más alto, del cual se tiene poca esperanza de salir, algo inminente tal y como lo es la muerte. De alguna forma podría decirse que San Cuilmas el Petatero sería el equivalente a decir: “Vaya sorpresa imprevista, nada podemos hacer, así de inminente como la muerte”

Seguramente seguiré investigando el origen de la frase, pero hay dos cosas que quiero conservar celosamente sin importar el resultado.

Una de ellas es la esperanza de entrar a una de esas iglesias a las que mis viajes me llevan y encontrar una imagen de San Cuilmas y por otro lado la sonrisa que me embarga el saber que cada vez que llegábamos a visitar a los abuelos, mi abuela gritaba desde el fondo de la casa “San Cuilmas el petatero….” y todos nos reíamos, nos reíamos pero seguíamos visitando, sin meditar entonces que la abuela gritaba que ya ni que hacer, ya llegaron las visitas.

Como bien dice mi papá: “Dos alegrías las visitas nos dan, una cuando llegan pero mas cuando se van”, tal vez después de todo las visitas son bienvenidas, pero con boleto redondo.

Todo este viaje me lleva a pensar que al final de la vida, solo quedan recuerdos, unos cuantos momentos que servirán para recordar otros y así conformar la imagen de quienes fuimos en este mundo.

La pregunta es: ¿como serás recordado tú? ¿cómo seré recordado yo?, ¿que estamos haciendo al respecto? … si me conoces en persona te invito a compartirme una frase que recuerdes de mi….

Jaime Leal