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¿Defecar en el campo afecta al medio ambiente?

En muchas regiones del mundo no existen sistemas de alcantarillado y los desechos humanos van directamente al medio ambiente. En otras ocasiones, un apretón en el campo nos hace imitar a nuestras mascotas en el arte de la defecación.  Un solo  perro genera más de 1000 kilos de excrementos a lo largo de su vida y 2000 litros de orina. ¿Cómo afecta toda esta mierda al medio ambiente?

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Los excrementos y orines, tanto humanos como de nuestras mascotas,  pueden tener un impacto significativo en el medio ambiente si no se manejan adecuadamente. Desde cambios en la calidad del suelo y la vegetación hasta riesgos para la salud humana, la calidad del agua y la vida acuática. Por sus efectos, muchos campings y parques naturales prohíben esta práctica o indican que los excrementos deben ser recogidos inmediatamente.

Un problema de cantidad

¿Qué pasa con los excrementos de animales silvestres? Los excrementos de origen animal también pueden presentar agentes biológicos contaminantes. Sin embargo, su presencia no suele estar tan concentrada ni proceden de lugares ajenos, estando, en principio, en armonía con lo que el sistema puede alojar. 

¿Tanta gente evacúa en el campo?

Creemos que poca gente evacúa en el campo y que es una cuestión puntual cuando salimos de paseo por el campo, en algunas ocasiones no queda más remedio que aliviarse sobre el terreno. 

Sin embargo, existen muchos lugares en el mundo donde no hay un sistema de alcantarillado y también un exceso de personas acumuladas en algunos lugares sin baños disponibles, como ciertas áreas turísticas, campings, festivales, etc. que producen un incremento de heces en el medio natural. Y aunque las heces humanas están constituidas mayormente por materia orgánica y agua, su presencia no es positiva para el medio ambiente por diversos motivos. 

Son un manjar para los perros

Bien saben las personas que pasean con sus perros por el campo, el suculento manjar que supone la caca humana para los cánidos. Esta afición, de comer caca, tan afianzada en los perros, y que se remonta a tiempos prehistóricos, es en la actualidad un momento más que desagradable para el responsable del perro. Además, cuando un perro ingiere excrementos, está poniendo en peligro su salud, ya que estos pueden contener patógenos de diversa índole.

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Perro de raza beagle comiendo un excremento en el parque

Impacto de los excrementos en el campo

  • Suciedad: en primer lugar, dichos "regalos" ensucian los caminos para los siguientes visitantes. Las heces quedan feas. No solo las humanas, también las del ganado.
  • Contaminación:  el material fecal elimina compuestos al medio ambiente, como nitrógeno y fósforo, que en ciertas cantidades pueden contaminar acuíferos y empobrecer suelos. Además algunos elementos pueden tardar un año en descomponerse, incluso recientemente se han encontrado microplásticos.
  • Enfermedades: por otro lado, a veces contienen virus, bacterias y parásitos causantes de enfermedades. Los niños que juegan con el suelo e inmediatamente se llevan la mano a la boca, son los más vulnerables.

Aborrecemos el olor a caca como medio de superviviencia

El hecho de que las heces sean un foco de infecciones es lo que ha provocado, tras siglos de evolución, que el cerebro humano acabe detestando el olor a caca, una reacción visceral, que es compartida por todas las culturas, y forma parte de nuestro sistema inmune conductual. Toda la caca nos huele mal, excepto la propia, a esta la toleramos unos minutos, después nos desagrada igualmente.

Inodoro, un gran invento

Inodoro, un gran invento — Svitlana Hulko/iStockSvitlana Hulko/iStock

Se hace de vientre más y mejor en Oriente que en Occidente

El sistema de alcantarillado y el inodoro es uno de los inventos que más ha mejorado la calidad de vida de la población y la salubridad de las sociedades humanas. Dejando atrás el famoso grito de "agua va", el primer inodoro fue diseñado en 1556 por el poeta e inventor inglés, John Harington

El retrete, aunque revolucionó las ciudades y los hogares, presenta algún inconveniente: el ángulo de colocación del cuerpo al defecar en el inodoro, 90 º, no es el óptimo, pues puede provocar problemas de estreñimiento. En este sentido, defecar en el campo con la postura agachada sería peor para el medio ambiente, pero mejor para nuestra salud. Como consecuencia de la manera de defecar de los váteres occidentales, las tasas de  obesidad son mucho mayores en estos países que en los asiáticos, en los que está más extendida la tradición de acuclillarse, con lo que en Oriente se expulsan al día más heces que en Occidente.

Recogiendo la caca del perro

Recogiendo la caca del perro — Little City Lifestyle Photo / iStockLittle City Lifestyle Photo / iStock

¿Debo recoger los excrementos en el campo?

Somos muchos. Convivimos cada vez con más mascotas. Por esta razón si deberíamos recoger las deposiciones propias y de nuestro animal, especialmente si lo hacen en zonas muy concurridas por otras personas, aunque estás sean zonas de campo.

La legislación actual obliga a recoger de forma inmediata los excrementos de nuestras mascotas, hacer un nudo a la bolsa y tirarla en un contenedor de desechos urbano para su posterior gestión. En cuanto al pis, debido a que constituye un mecanismo importante de comunicación de la especie, retirarlo es desaconsejable e inviable. Si bien, a partir de septiembre, será obligatorio, como ya es en algunas autonomías, diluir y limpiar con agua (sin más añadidos) la superficie donde el animal orine. Esto quiere decir, que debes salir de casa con bolsas, preferiblemente biodegradables para recoger la caca de tu perro y una botella de agua para diluir sus micciones.

¿Podría emplearse como abono la caca de nuestras mascotas?

La caca de mascotas no es tan rica en nutrientes como otros tipos de abono. Por ejemplo, como el compost generado a partir de residuos de cocina y materiales vegetales o incluso los excrementos de otros animales herbívoros. 

Además, el olor de la caca de perros y gatos es bastante desagradable y puede también contener patógenos y parásitos peligrosos para la salud humana.

Referencias:

  • Yavor, K. M.  et al. 2020. Environmental impacts of a pet dog: an LCA case study. Sustainability, 12(8), 3394.
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