NAVAJA

v. Cuchillo
Num 6:5; Jdg 13:5; 1Sa 1:11 no pasará n sobre
Psa 52:2 lengua; como n afilada hace engaño
Isa 7:20 el Señor raerá con n alquilada, con los
Eze 5:1 toma una n de barbero, y hazla pasar


Navaja (heb. taar y môrâh). Hoja filosa para cortar la barba o el cabello (Num 6:5; 8:7; Jdg 13:5; etc.). En la antigüedad se la solí­a hacer de bronce (fig 373). A veces se trataba de un mero raspador para afinar las plumas de escribir. Véase Cortaplumas. 373. Antigua navaja de bronce. Nave, Gran. Véase Barco/a. Navegación. Como los hebreos vivieron la mayor parte de su historia en el interior de Palestina, no fue un pueblo navegante, aunque a veces se ocuparon de empresas marí­timas. En el perí­odo de los jueces, Dan y Aser fueron reprendidos por realizar proyectos de pesca o navegación cuando se necesitaba su ayuda para salvar a las tribus de la opresión (Jdg 5:17). Salomón construyó naves para enviar expediciones a Ofir y a Tarsis, pero contrató constructores de barcos y marineros fenicios (2Ch 8:17, 18; 9:21). El rey Josafat intentó imitar las empresas marí­timas de Salomón, pero sus barcos se rompieron en el Golfo de Aqaba (1Ki 22:48). También es posible que el rey Uzí­as (Azarí­as) realizara operaciones marí­timas partiendo desde Ezión-geber o Elat (2Ki 14:22; 2Ch 26:2, BJ; cf Isa 2:6, 16). Los autores bí­blicos con frecuencia se refieren a barcos de otras naciones y su comercio internacional (Pro 31:14; Eze 27:4-9; Act 28:11; etc.). Cuando Jonás intentó huir de Palestina a la distante Tarsis, se embarcó en Jope, pero en un barco extranjero (Jon 1:3, 5, 6). Los barcos usados por Jesús y los discí­pulos sobre el Mar de Galilea eran botes comunes de pescadores, quizá similares a los que se encuentran allí­ hoy, que generalmente tení­an un mástil para la vela pero también remos, que siempre llevaban consigo (Mat 8:23, 24; 9:1; 13:2; etc.). El apóstol Pablo sin duda empleó naves de muchas nacionalidades en sus extensos viajes. En 2Co 11:25 y 26 nos cuenta de 3 naufragios y de frecuentes “peligros de rí­os” y “peligros en el mar “. Lucas, que lo acompañó en su viaje a Roma, nos ofrece un informe detallado y revelador de ese viaje y sus desgracias (Act_27). De su descripción se hace evidente que Pablo era un experimentado viajero de mar, alguien que podí­a dar consejos valiosos, los cuales desafortunadamente no siempre se tuvieron en cuenta (Act 27:9-11, 30-34). 828 374. Nave mercante fenicia grabada sobre un antiguo sacófago de piedra. Aunque la Biblia no dice prácticamente nada acerca de la apariencia y los detalles de construcción de los barcos que menciona, hay mucha información disponible en otras fuentes antiguas. Se han encontrado dibujos de naves en las paredes de las tumbas egipcias, esculpidos sobre piedra en los templos, sobre sarcófagos (fig 374) o en monumentos y, en tiempos posteriores, grabados en monedas. El clima seco de Egipto también conservó antiguos modelos de embarcaciones fluviales y marí­timas (fig 66), y recientemente se han descubierto en Gizeh barcos ceremoniales de tamaño real, como los que serví­an para adorar al sol, pertenecientes al rey Kufu. Desde tiempos muy antiguos, los rí­os fueron arterias principales de tráfico marí­timo intenso: el Nilo en Eaipto, y los 2 rí­os de la Mesopotamia. En Egipto, las embarcaciones de rí­o fueron construidas con paquetes de juncos o trozos de madera “cosidos” con cuero. Algunas de ellas eran lo suficientemente grandes como para transportar grandes cantidades de carga, aun voluminosos bloques de piedra para los monumentos o diversos edificios. Los barcos para pasajeros tení­an camarotes y cubiertas planas. Otros fueron armados como barcos-cocinas, o barcos-carnicerí­as, que acompañaban a los funcionarios del estado en sus viajes de inspección. Los egipcios también construyeron barcos de alta mar, con los que hací­an viajes a lo largo de la costa a Gaza en Palestina, a Biblos en Fenicia, y a las islas de Chipre y de Creta. Los armados sobre el Mar Rojo se enviaban a Punt (quizá la Somalí­a del ífrica oriental). Eran de madera, con mástiles de abetos del Lí­bano, y sus proa y popa se curvaban hacia arriba. Esteras a lo largo de los costados añadí­an comodidad para los viajeros y protegí­an la carga de la fuerza del viento y de las salpicaduras. También se usaron como medios de transporte, tanto de cargas como de gente, plataforrnas de vigas apoyadas sobre cueros inflados, que todaví­a se usan. Las tí­picas embarcaciones fluviales de la Mesopotamia tení­an la forma de canastas circulares, y estaban impermeabilizadas con asfalto, como las actuales guffahs, sus descendientes directas (fig 256). También se usaban barcos de madera como los de otros paí­ses. Asimismo, los pueblos mesopotámicos construyeron naves marinas de proa y popa altas, con los que se relacionaban con lugares costeros de Persia, la India, el sur de Arabia, y con Egipto, ví­a Mar Rojo, como lo muestran antiguas figuras egipcias. Sin embargo, los armadores de barcos más experimentados en tiempos prerromanos habrí­an sido los fenicios; sus embarcaciones amarraban en todos los puertos del Mediterráneo. Mantení­an conexiones entre el este y el oeste, cambiando materias primas de España, Anatolia, Italia y otros paí­ses por papiro y lino de Egipto, productos metálicos o tejidos de lana de Mesopotamia, y aceite y vino de Palestina y Siria. Eran, según las normas de la antigüedad, grandes barcos de carga, aunque parecerí­an pequeños en comparación con los modernos. Eze 27:5-9 describe una nave mercante tiria hecha de tablones de madera calafateados, con mástil, toldo, velas de lino y remos de encina; la descripción también incluye remeros y pilotos. Antes se creí­a que “naves de Tarsis”* (1Ki 10:22; Isa 2:16; etc.) era el nombre de un tipo de barco marí­timo que podí­a viajar hasta Tartesos, en España. Sin embargo, Albright ha sugerido que el término significa “barcos cargados de minerales”, o “barcos de refinerí­as”, que llevaban cargas de minerales de cobre o hierro desde los paí­ses que los producí­an hasta las ciudades donde se los fundí­a. En tiempos romanos la industria naviera podí­a suministrar barcos de tamaño formidable para las flotas mercante o militar. La nave que llevó a Pablo a Roma transportaba 276 personas, además de una carga de trigo (Act 27:37, 38). Cierta vez Josefo viajó en una que embarcó a 600 personas. Luciano describe una embarcación alejandrina para cereales, el Isis, que tení­a unos 55 m de largo y unos 14 829 m de ancho. Probablemente desplazaba no más de 1.000 toneladas, pero esa nave era excepcionalmente grande. De acuerdo con la descripción de Lucas, la que llevaba a Pablo tení­a una vela delantera que podí­a ser izada o arriada (Act 27:40). Esto implica que tení­a por lo menos 2 mástiles: uno delantero y uno principal. Era gobernado por un timón -por lo general 2 remos grandes-, y llevaba 4 anclas en la popa. Arrastraba un bote que podí­a ser izado a cubierta mediante cuerdas o pescantes (vs 30-32). También estaba equipado para hacer sondeos (v 28), y tení­a una tripulación que trabajaba bajo la dirección de un capitán y del dueño (v 11). Para asegurar la nave en medio de una tempestad y evitar que se desarmara, se la rodeaba con sogas o cadenas para reforzarla (v 17; gr. skéuos, “cosa [objeto]”, cuya naturaleza especí­fica está determinada por el contexto o por el agregado de una frase: en este caso especí­fico, a las velas y otros equipos o implementos que podí­an ser tirados o removidos en caso de tormenta). Un barco generalmente tení­a un estandarte o sí­mbolo de algún dios por el que se lo conocí­a, pintado o esculpido en los lados de la proa (28:11). En la Biblia no se mencionan las galeras romanas -largas, esbeltas y livianas- que eran propulsadas por numerosos remos y tení­an agudos arietes en la proa para romper los barcos enemigos. Bib.: FJ-L 3; S. Yeivin, “Did the Kingdom’s of Israel have a Maritime Policy?” [¿Tuvo polí­tica marí­tima el Reino de Israel’?], JQR 3 (Enero de 1960):193-228.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

(heb., taar, morah, navaja). José se afeitó antes de ser liberado de la prisión para estar delante del faraón (Gen 41:14), probablemente por respeto hacia la costumbre egipcia, en vista de que los sacerdotes de Egipto se afeitaban diariamente. El corte de la barba por un sacerdote de Israel estaba prohibido, presumiblemente por causa de su afinidad con prácticas paganas (Lev 21:5). Al nazareo le era prohibido también el uso de una navaja en tanto que su votos eran válidos (Num 6:5).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Cuchillo pequeño muy afilado que se utilizaba para afeitar. Usualmente eran hechos de bronce o de hierro, con un mango de madera. El rey y las personas importantes solí­an usar mangos de marfil o de hueso. Los sacerdotes usaban una n. para los afeitados rituales (Num 8:7). Un †¢nazareo no debí­a pasar †œ n. sobre su cabeza† (Num 6:5). Isaí­as, hablando de la invasión asiria, predijo que el Señor usarí­a a los asirios como †œ n. alquilada† (Isa 7:20). La misma figura usó Ezequiel refiriéndose a la destrucción de Jerusalén por los caldeos (Eze 5:1).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Cuchillo de filo agudí­simo que se emplea para rasurar. Las dos palabras hebreas para navaja se derivan de una raí­z que significa †˜dejar descubierto†™. (Isa 3:17.) Las navajas halladas en Egipto son de bronce. Estos hallazgos concuerdan con el registro bí­blico, que indica que se usaron navajas desde tiempos muy antiguos. (Gé 41:14.)
Aunque los hombres de Israel se dejaban barba y llevaban el cabello un poco largo, parece que se lo cortaban a navaja; además, en Hechos 18:18 las distintas versiones muestran que Pablo se †˜rasuró†™, †˜afeitó†™, †˜trasquiló†™, †˜rapó†™ o †˜cortó al rape el cabello†™ (BR; CI; Val, 1909; VHA; NM; véanse también 2Sa 19:24; Eze 44:20). Cuando los levitas entraron en el servicio de la tienda de reunión en el desierto, tuvieron que †œhacer pasar una navaja por toda su carne†. (Nú 8:7.) Los que estaban bajo un voto de nazareo no debí­an pasar una navaja sobre su cabeza hasta que terminase el perí­odo de su voto. (Nú 6:5, 18; Jue 13:5; 16:17; Hch 21:23, 24.) La madre del levita Samuel lo dedicó al servicio en la tienda de reunión desde antes de su nacimiento y prometió que †˜no vendrí­a navaja sobre la cabeza de este†™. (1Sa 1:11.)
Jehová advirtió a Judá que se valdrí­a de los asirios como †œnavaja† para †œ[afeitar] la cabeza y el pelo de los pies† y para †œ[barrer] hasta la barba misma†, representando con ello la devastación de gran parte de la tierra de Judá y el exilio de la población capturada. (Isa 7:20.)
Dios mandó a Ezequiel que usara una espada como navaja de afeitar para rasurarse el cabello y la barba, y que luego hiriera una tercera parte del pelo con esta espada, ilustración gráfica de que una parte de los habitantes de Jerusalén serí­an aniquilados por la espada. Esta ilustración indica que las espadas podí­an utilizarse a modo de navajas afiladas. (Eze 5:1, 2, 12.) Además revela que el oficio de barbero se conocí­a desde la antigüedad.
Debido al cortante daño que una lengua engañosa puede causar, en la Biblia se la asemeja a una navaja. (Sl 52:2.)

Fuente: Diccionario de la Biblia